Educación cristiana alternativa

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Razonemos … acerca de la economía

Para entender lo que sucede en el mundo, hay que entender también algo de economía. Eso se considera generalmente un campo complejo. Pero existen algunos principios fundamentales que aun los niños pueden entender. Por eso propongo seguir los siguientes razonamientos, que darán una perspectiva adicional acerca de la situación actual. Converse también con sus niños acerca de aquellos aspectos que ellos ya pueden entender, y hágalos razonar. Es muy importante en estos tiempos, recuperar nuestra capacidad de razonar.


¿Cuánto vale el dinero?

Estamos acostumbrados a decir que el dinero representa un «valor». Pero mira un billete, por ejemplo de 100 dólares: Es sólo papel y tinta, y quizás unos otros ingredientes. El papel, la tinta, y el proceso de impresión, juntos valen solamente unos pocos centavos. ¿Por qué entonces decimos que el billete tiene «valor»?

– Es solamente porque con el dinero puedo comprar bienes: alimentos, herramientas, máquinas, etc. ¿Y por qué puedo hacer esas compras? – Es que hay otras personas que atribuyen valor al dinero, y lo reciben como un medio de pago.

En otras palabras, este sistema de hacer compras con dinero funciona a base de un acuerdo generalizado entre las personas de aceptar el dinero como pago. Una vez que este acuerdo se quebranta, el dinero pierde su valor. El dinero no tiene valor en sí. Solamente vale lo que puedes comprar con él.

Originalmente se usaban monedas de oro, de plata y de cobre. Esos metales representan un valor real.
Cuando se introdujo el dinero de papel, se hizo primero en forma de «notas bancarias», donde el banco se comprometía a pagar al portador de la nota un monto determinado de oro o de plata. Por tanto, los bancos no podían emitir más «notas» que el monto total de oro y plata que almacenaban. Así, las «notas» representaban un valor en metales preciosos que realmente existía. Y por tanto, por ejemplo, «un dólar de oro» era siempre la misma cantidad de oro.
Pero más tarde, se permitió a los bancos emitir la cantidad de dinero que querían, independientemente de la cantidad de oro que tenían o no tenían. Desde entonces, el dinero ya no representa ningún valor real. Por eso, el dinero que usamos actualmente es «volátil»: En tiempos de crisis puede perder su valor muy rápidamente.

Para seguir pensando:
– Si el dinero es un valor tan inseguro, ¿por qué seguimos usándolo?
– ¿Conoces ejemplos del pasado o presente donde la moneda de un país efectivamente perdió su valor?
– ¿Quién(es) se beneficia(n) de una economía con dinero «volátil»?
– ¿Por qué dijo Jesús que no nos hagamos tesoros en la tierra (Mateo 6:19-21)?
– ¿Por qué dijo Pablo que el amor al dinero es una raíz de todos los males (1 Timoteo 6:8-10 y 17-19)?
– ¿Qué otras formas de intercambiar bienes y servicios puedes imaginarte, que no requieren usar dinero?


Cómo se devalúa el dinero

Representemos la entera economía de un país «en miniatura». En la siguiente imagen, las monedas significan todo el dinero que existe en el país, y los panes significan todos los bienes que existen en el país.

5 monedas, 5 panes

Hay un total de cinco monedas, y cinco panes. Haciendo una correspondencia sencilla, lo más lógico es que un pan vale una moneda; o sea con una moneda se puede comprar un pan.

Los dos años pasados hemos vivido una situación donde se restringía la producción. Muchas áreas de la economía no podían trabajar como normal. En parte, esas restricciones todavía continúan. ¿Cuál fue el resultado? – Obviamente, la cantidad total de los bienes disponibles disminuye.

Al mismo tiempo aumentó la cantidad de dinero. Los gobiernos han dado ayudas financieras a muchos negocios y personas individuales. La gente recibió esas ayudas con alegría: «¡El gobierno nos está regalando dinero!»
Detengámonos unos momentos para reflexionar: ¿Cuánto dinero tiene el gobierno? ¿De dónde lo tiene? ¿Cómo lo gana?

Si lo pensamos bien, en realidad el gobierno no tiene dinero. El gobierno no produce ni vende nada; por tanto no recibe dinero por ventas ni por trabajos hechos. Básicamente hay sólo dos formas cómo el gobierno puede conseguir dinero:
– Cobrando impuestos; o sea, nos quita una parte de lo que todos nosotros hemos producido.
– Prestándose dinero de los grandes bancos. Eso significa que el gobierno incentiva a los bancos a «crear» más dinero, y el gobierno recibe ese dinero en calidad de préstamo. Para devolver el préstamo, el gobierno nuevamente tendrá que cobrar impuestos; y además tiene que pagar intereses.

Entonces, si el gobierno regala dinero de los impuestos, eso significa que una parte de la población tiene que empobrecerse para enriquecer a otros.
Si el gobierno regala dinero que crearon los bancos, eso significa que la cantidad total de dinero es ahora mayor que antes. Entonces, la situación se ve más o menos así:

8 monedas, 4 panes

Tenemos ahora más dinero, pero menos bienes. ¿Cuánto vale ahora un pan? – En la imagen hay un total de 8 monedas, y hay 4 panes. Entonces, para poder comprar un pan, necesitamos ahora dos monedas.

¿Nos damos cuenta de lo que sucedió? Mucha gente tiene ahora más dinero; pero lo que pueden comprar con él, es menos que antes. Al fin de cuentas, nadie se ha vuelto «más rico»; al contrario. El dinero se ha devaluado.

Eso es lo que se llama inflación. La cantidad del dinero se «infla», o sea aumenta, pero sin que aumenten los bienes disponibles. En consecuencia, todo cuesta más.

Para seguir pensando:
– Si el gobierno regala dinero, ¿eso ayuda a recuperar la economía? ¿Por qué sí, o por qué no? ¿Puedes pensar en una forma más eficaz de recuperar la economía?
– ¿La inflación es algo como un desastre natural, que sucede sin que alguien pudiera preverlo? ¿o es el resultado de las acciones deliberadas de ciertas personas e instituciones?
– Si el gobierno aumenta el monto del sueldo mínimo, ¿qué consecuencias tiene eso para la inflación? ¿y para la situación económica en general?
– En tiempos de inflación, ¿es mejor ahorrar dinero, o ahorrar bienes, o no ahorrar nada en absoluto?
– ¿Quiénes sufren más de la inflación?
– ¿Quiénes se benefician de la inflación?


Inversión y producción

Hemos visto que en una crisis económica, el problema normalmente no es la escasez de dinero. El problema es la escasez de bienes. Lo mismo aplica a las situaciones de pobreza. Por tanto, la solución no consiste en aumentar la cantidad de dinero. El dinero no se puede comer. Lo único que ayudará a largo plazo, es crear condiciones donde se pueden producir e intercambiar más bienes.

La única manera de combatir la pobreza consiste en producir bienes.

Algunos modelos de educación activa, por ejemplo la Fórmula Moore, recomiendan que los niños creen y administren un pequeño negocio propio: que produzcan algún producto que pueden vender a sus vecinos y conocidos; que ofrezcan algún servicio pagado; etc. Y que en vez de darles propinas, los niños puedan disfrutar de las ganancias de su negocio.
Esta es la mejor educación económica para principiantes: Los niños aprenden por experiencia propia acerca de una buena administración y el valor del trabajo; acerca de las inversiones y el rendimiento; acerca de oferta y demanda; y aprenden a hacer un presupuesto y a llevar una contabilidad sencilla.
Eso se puede complementar con la experiencia de un negocio «adulto», si los niños tienen la oportunidad de ayudar en el negocio de sus padres o de unos parientes o conocidos, y al mismo tiempo enterarse de cómo funciona ese negocio.
Si los niños tienen esta base de experiencia propia, también entenderán mejor los razonamientos que siguen.

Para producir algo, tenemos que pagar lo que necesitamos para la producción. Eso es la inversión:
– Los materiales o ingredientes necesarios;
– Dependiendo de las circunstancias, podemos necesitar también: electricidad; herramientas o máquinas; un ambiente adecuado (p.ej. taller); etc.
– Si otras personas trabajan por nosotros, tenemos que pagar sus sueldos.
– ¿Qué otras cosas podríamos necesitar para producir algo? Piensa en unos ejemplos concretos: hornear pan; construir una casa; diseñar e imprimir una revista; etc.
– ¿Y qué necesitamos para dar a conocer y vender nuestro producto?

Cuando vendemos nuestro producto o realizamos un servicio, recibimos ingresos. La diferencia entre los ingresos y la inversión es la ganancia.

Pensemos además en la inversión de tiempo: Tenemos solamente una cantidad limitada de horas que podemos trabajar cada día. El tiempo también es valioso.
Calcula la ganancia que obtienes de tu negocio, y divídela entre el número de horas que tienes que invertir para producir y vender tu producto o servicio. El resultado te dice cuánto vale una hora de tu trabajo en tu negocio. (En el caso de un empleado, se haría el mismo cálculo usando su sueldo en vez de la ganancia.)

Si toda la inversión sirve para producir, tenemos condiciones óptimas para la producción. Se puede entonces producir la mayor cantidad de bienes con un mínimo de inversión en dinero y tiempo.

Pero en nuestros tiempos actuales, eso no es así. Averigua con una persona que tiene un negocio formal:
– ¿Qué cantidad de sus ganancias tiene que pagar en impuestos? ¿Qué porcentaje de las ganancias es eso?
– ¿Cuánto dinero y tiempo tiene que invertir en los trámites burocráticos para que el gobierno permita a su negocio seguir funcionando?
– ¿Qué otros gastos tiene su negocio (en dinero y en tiempo), que no son relacionados ni con la producción ni con la venta?

Todo lo mencionado son gastos improductivos: No contribuyen a aumentar la cantidad de bienes disponibles. Si, por ejemplo, el 40% de los gastos de un negocio son gastos improductivos, entonces se producen 40% menos bienes de lo que se podría producir en condiciones óptimas. Por tanto, al fin de cuentas, esos son gastos que aumentan la pobreza general.

No olvidemos que el tiempo que invertimos, también es un gasto. Pongamos como ejemplo a un padre de familia que tiene un negocio pequeño, y su hora de trabajo vale 4 dólares. Para renovar el permiso de funcionamiento de su negocio, ese padre tiene que pasar dos veces cinco horas en una oficina – haciendo cola, llenando formularios, discutiendo con los funcionarios … Eso significa una pérdida de 40 dólares, además del dinero que le cobran por el trámite.

En la actualidad, a los gastos improductivos se ha añadido todo lo que el gobierno exigió respecto a la «bioseguridad», incluso obligando a muchos negocios a realizar toda clase de controles a sus clientes. (Consideremos, además, que hasta hoy no existe evidencia científica de que alguna de esas medidas haya efectivamente mejorado la salud de la población en general. La experiencia peruana del año 2020 sugiere mas bien lo contrario.) No extraña entonces que con todo eso la pobreza haya aumentado.

Para seguir pensando:
– ¿Qué se podría hacer para disminuir los gastos improductivos?
– ¿Existen también maneras de disminuir los gastos necesarios para la producción?
– Algunas personas no pueden mantenerse a sí mismos mediante un trabajo productivo: niños, ancianos, enfermos, discapacitados, … Piensen en unas posibilidades de cómo ayudar y mantener a esas personas, sin que eso cause gastos improductivos a todos los demás. Consideren también lo que dice la Biblia al respecto.


El trabajo improductivo aumenta la pobreza.

En el apartado anterior hemos considerado el tema de la productividad, desde la perspectiva del productor. Hemos visto que diversas políticas del estado causan gastos improductivos. Pero eso todavía no es todo: El gobierno también tiene que pagar a los funcionarios que implementan esas políticas. Esas personas no producen nada. Y el gobierno tiene que construir y mantener las oficinas donde trabajan esos funcionarios. Así que también el gobierno tiene muchos gastos improductivos. Aumentar los puestos de trabajo improductivos, también aumenta la pobreza.

Para pensar:
– ¿Es «improductivo» todo trabajo que no resulta en un producto o servicio material? Por ejemplo, ¿son «improductivos» los músicos, los profesores, los predicadores del evangelio, los psicólogos?
– ¿Es «productivo» todo trabajo que resulta en un producto material? Por ejemplo, ¿son «productivos» los productores de drogas dañinas, de películas pornográficas, de armas de guerra, de juguetes de mala calidad que se rompen en el primer uso?
– ¿Cómo podríamos definir más claramente lo que es un trabajo «productivo», en el sentido de que contribuye al bienestar general?
– ¿Qué tendría que pasar para que haya menos necesidad de policías y agentes de seguridad; de abogados y jueces; de funcionarios del gobierno; de profesores; … ? ¿Qué otros trabajos serían menos necesarios, si hubiera ciertos cambios en la sociedad y en la forma de gobierno?
– ¿Cuáles productos alimenticios implican más gastos improductivos: los productos procesados que se venden en los supermercados, o los productos agrícolas que vienen directamente del productor?
– ¿Necesito que el estado controle la salubridad de los restaurantes? ¿O puedo yo mismo, si como en un restaurante, darme cuenta de que es insalubre, y en este caso decidir ya no comer allí?
– Como padre de familia, ¿necesito que el estado decida cuáles escuelas o servicios educativos pueden funcionar y cuáles no? ¿o puedo yo mismo darme cuenta si mis hijos no reciben una buena educación, y en este caso buscar una alternativa?
– Tomando en cuenta que muchos funcionarios del estado son corruptos, ¿puedo confiar en que el estado me protegerá de productos y servicios de mala calidad? ¿o es preferible ejercer mi juicio propio y decidir de quién comprar?

(Vea también: «Conciencia consumidora«.)


La economía es interconectada.

¿Conoces el juego «Yengha»? (Quizás en otros lugares se conoce con otro nombre.) Consiste en unas piezas de madera que se ponen unos sobre otros para formar una torre alta. Después, sucesivamente, se sacan piezas de abajo y se colocan encima de la torre … hasta que la torre pierde el equilibrio y cae.

Podemos comparar la economía con una torre de yengha. Cada pieza se apoya sobre otras piezas, y ésas a su vez sobre otras piezas, y así sucesivamente. Cada productor depende de ciertos insumos, herramientas, medios de transporte, etc; y ésos a su vez dependen de otros productores; y así sucesivamente.

Imagínate ahora que tenemos una torre de yengha como en la imagen, con piezas de diferentes colores. Alguien decide arbitrariamente que, por ejemplo, las piezas rojas y anaranjadas se consideran «no esenciales», y deben quitarse. ¿Qué va a pasar?

Lo más probable es que la torre entera se vendrá abajo. En un juego de yengha siempre vamos a notar que son relativamente pocas piezas que podemos quitar sin que la torre se caiga.Y hay que probar cuidadosamente cada pieza, para saber si se puede quitar con seguridad o no. No podemos quitar arbitrariamente todas las piezas de un color determinado.

Así también en la economía, no se pueden arbitrariamente cerrar ciertas ramas, y pensar que lo demás seguiría funcionando como antes. Toda interferencia estatal causa un desequilibrio que al fin de cuentas afecta a la economía entera. No se puede hacer una distinción arbitraria entre negocios «esenciales» y «no esenciales». O como dijo alguien: «Todo trabajo es esencial para la persona que gana su vida con él.»

Por ejemplo, en el año 2020 diversos gobiernos decidieron que los hospitales eran «esenciales», pero que las ferreterías eran «no esenciales». Entonces, ¿qué pasa si en un hospital se rompe un tubo de agua y se inunda un piso entero? Hay que llamar a un gasfitero, pero el gasfitero no tiene permiso para trabajar, porque su trabajo se considera «no esencial». Supongamos que con mucha perseverancia y suerte, el gasfitero consigue un permiso especial para trabajar, ya que es para un hospital. Pero no puede conseguir un tubo de repuesto, porque las ferreterías están cerradas. Entonces el hospital ya no puede funcionar normalmente porque no hay ferreterías.
O ¿qué pasa si un camión que transporta medicamentos se malogra en el camino, y no hay mecánico para arreglarlo, porque el gobierno prohibió a los mecánicos trabajar? Al hospital le faltarán medicamentos, y quizás hasta mueren pacientes por eso.

Lo mismo sucede ahora, que varios gobiernos prohíben trabajar a ciertos grupos de personas, por ejemplo a los que no están dispuestos a participar en cierto experimento médico riesgoso. Eso tiene las mismas consecuencias: se desestabiliza la economía entera. (Por no mencionar que por supuesto, todas esas medidas son violaciones flagrantes de los derechos humanos.) No se pueden quitar arbitrariamente a ciertas «piezas» del juego, solamente por no cumplir con ciertos criterios, o por no estar de acuerdo con la política del gobierno. Eso hace caer al sistema entero.

Hay innumerables interdependencias entre las diferentes ramas de la economía, algunas muy complejas. Algunas de las restricciones que se impusieron hace dos años, empiezan recién ahora a mostrar sus consecuencias, en forma de interrupciones de la cadena de suministros. Cuanto más complejo es un producto, más insumos diferentes necesita para su fabricación. Si uno solo de esos insumos no puede llegar a la fábrica, la producción ya no puede continuar.

Para seguir pensando:
– ¿Qué partes se necesitan para fabricar un automóvil? ¿De dónde vienen esas diferentes partes? ¿Cómo llegan esas partes a la fábrica de autos?
– Si se dejan de fabricar automóviles y camiones, ¿qué consecuencias tendrá eso para el transporte de todos los otros bienes?
– Si se dejan de fabricar fertilizantes, ¿qué ramas de la economía se afectan? ¿Con qué consecuencias?
– Muchos dicen que «por causa de la pandemia» se cerraron fábricas, entraron empresas en quiebra, etc. ¿De verdad tiene un virus el poder de cerrar una fábrica? ¿o quiénes fueron en realidad los que cerraron las empresas? – ¿Y cuán alto era realmente el riesgo de los obreros a quienes se les prohibió trabajar, de morir por el virus? (Toma en cuenta que ese riesgo es mucho mayor para personas ancianas que para personas en edad de trabajar; y que es mucho mayor para personas que ya están enfermas, que para personas sanas. Toma en cuenta también que muchos de los que murieron, eran personas que se quedaron en casa, y eso aparentemente no los protegió.)
– Busca unos ejemplos históricos y actuales de gobiernos que intentaron controlar y planificar la economía de sus países a lo máximo. Busca ejemplos de gobiernos que dieron mayor libertad. Compara lo que sucedió en los unos y en los otros.

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Aviso: Libro de Matemática Activa, Secundaria I, está disponible

En la serie "Matemática Activa" acaba de publicarse el libro de Secundaria I, para alumnos de 12 a 15 años aproximadamente. El libro abarca 3 años escolares.

Este libro usa métodos de enseñanza distintos del sistema escolar, más adecuados a las necesidades de los niños y adolescentes: Ponen más énfasis en el manejo de materiales concretos, en el razonamiento propio, y en el aprendizaje independiente. Y permiten avanzar a cada alumno según su propio ritmo. El libro de Secundaria se recomienda especialmente para aquellos alumnos que en su etapa de primaria ya trabajaron con los métodos de la Matemática Activa.

Más informaciones acerca de los libros de esta serie aquí.

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En el interior del Perú está disponible una edición de pre-impresión a un precio reducido. Personas interesadas por favor comuníquense mediante el formulario de comentarios al final de este artículo. Asegúrese de tipear su dirección de e-mail correctamente. Su comunicación no será publicada; la respuesta le llegará por e-mail.

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E-libro: Evaluación y documentación de aprendizajes en una educación desescolarizada

Este documento explora la situación de familias que educan a sus hijos en casa, con una pedagogía libre, sin someterlos a un currículo normado. ¿Cómo se pueden documentar esos aprendizajes? ¿Cómo pueden esas familias llegar a un acuerdo con una escuela que certifica los aprendizajes de sus hijos?

El documento explora cómo hacer un «puente» entre una educación desescolarizada, y las competencias y capacidades que el currículo oficial exige.

Más información aquí.

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Acción «Comparte tu educación»

¿Aplicas en tu familia unos métodos educativos libres, activos, respetuosos de las necesidades y del desarrollo natural de tus hijos? ¿O eres parte de una institución educativa que usa tales métodos, y los comparte con las familias?

¿Hiciste experiencias positivas con ello? – ¿Hicieron tus hijos (o alumnos) unas experiencias de aprendizaje motivadoras, vivenciales, quizás incluso surgidas de su propia iniciativa y creatividad?

¿Por qué no lo compartes con otras familias?

En la situación actual, muchos padres y madres se ven obligados a acompañar los procesos de aprendizaje de sus hijos en casa. La mayoría de ellos, y la mayoría de los profesores, no conocen otra cosa que la rutina tediosa del sistema escolar convencional. Por eso, aplican los mismos métodos también en su educación a distancia. Pero en las familias se hace ahora más visible el sufrimiento de los niños bajo una sobrecarga de tareas rutinarias. Algunas familias empiezan a preguntarse si ese sistema es realmente adecuado para generar aprendizajes.

En esta situación, algunos padres y madres en tu alrededor podrían estar agradecidos por tu apoyo y amistad. Y sus hijos podrían estar agradecidos por la amistad de tus hijos.

Por tanto, te hago las siguientes sugerencias:

Comienza a preguntar a las familias en tu alrededor, acerca de sus experiencias en la educación de sus hijos. Señala tu interés en su situación, y tu disposición de ayudarles. Comparte unas experiencias positivas de tu propia familia. – Posiblemente escucharás de bastante frustración, sobrecarga, conflictos familiares… Trata de descubrir cuáles de esas familias estarían interesadas en probar una alternativa.

Recomiendo concentrarse en familias realmente cercanas: que viven en el mismo vecindario; parientes; colegas de trabajo, clientes, proveedores, … Así será posible mantener un contacto personal aun cuando hay restricciones de movilidad.

Cuando una o dos familias muestran mayor interés y disposición, considera «adoptarlas» para que les sirvas de mentor(a): Tengan contactos más seguidos; compartan experiencias; ayúdales a desprenderse de los hábitos acostumbrados del sistema escolar convencional. Aun mejor: invítales a tu casa para que presencien personalmente tu vida familiar y las actividades de tus hijos. Pero hazles entender también que no necesitan copiar «al pie de la letra» lo que tú haces. Se trata de que ellos encuentren su propio camino educativo, adaptado a las necesidades particulares de sus hijos.
Para eso no necesitas conocimientos especializados. Para el inicio, tus propias experiencias y el ejemplo de tu familia son suficientes. Más adelante, siempre puedes contactar tus familias «adoptadas» con otras familias o grupos que tienen mayor experiencia. Y puedes señalarles fuentes de información (en internet; libros) acerca de los métodos que tú aplicas.

Ayuda a tus familias «adoptadas» a introducir cambios en pasos pequeños. No pasarán de una educación convencional a una educación libre de un día al otro. (Recuerda tu propia historia. Si tú fuiste acostumbrado(a) al sistema convencional, ¿cuánto tiempo te tomó convencerte de una alternativa mejor?) Si las familias se encuentran actualmente en un programa a distancia del sistema convencional, lo siguiente ya puede ser de gran ayuda:

  • Limitar la cantidad de tareas que los niños tienen que hacer. Por ejemplo decirles: «Haremos tareas desde las 10 hasta las 12 de la mañana; después estás libre. Tú decide cuáles tareas quieres hacer en ese tiempo.»
  • Animar a los niños a que usen su tiempo libre para descubrir sus propios intereses y talentos. Eso puede ser cualquier cosa, desde practicar un deporte, jugar, o hacer trabajos manuales, hasta hacer experimentos científicos, cultivar un huerto, comenzar un pequeño negocio propio, o elaborar una documentación acerca de las naves espaciales.
  • Evaluar cuál es el verdadero nivel de comprensión de los niños en las diversas materias, y permitirles hacer tareas al nivel que les corresponde. Por ejemplo, un niño está en 5to grado, pero encontramos que su comprensión de matemática corresponde a lo que se hace en 3er grado, entonces permitirle que en matemática haga tareas del 3er grado.
  • Si el programa de la escuela contiene temas que aburren a los niños, permitirles que los sustituyan por otros que les interesan más.

En la situación actual, medidas como éstas son posibles sin salirse del sistema. Muchos de estos pasos permiten seguir usando los materiales que la escuela o el estado ofrece, pero adaptándolos a las necesidades de los niños. Eso es importante para familias que vienen desde el trasfondo del sistema convencional, y que todavía no se atreven a diseñar actividades o proyectos propios.

Igual de importante es ayudarles a cambiar la actitud hacia los niños: Despojarse de la idea de que «los niños no hacen nada si no los presionamos». Ayudarles a ver que los niños por naturaleza son activos y curiosos, deseosos de explorar y de saber. Que aprenderán mejor si comenzamos con estas inclinaciones naturales, y les ayudamos a encauzarlas hacia fines buenos y útiles. Ayudarles a ver que los niños no son nuestros enemigos; que padres e hijos estamos «jugando en el mismo equipo».

Una vez que una familia se siente cómoda con esta nueva flexibilidad y con tomar en serio las necesidades de sus hijos, podremos ayudarles a usar métodos más «alternativos»: Proyectos prácticos y manejo de objetos concretos en vez de tareas con libros y cuadernos; uso de medios creativos para presentar sus conocimientos; etc. – según lo que tú mismo(a) ya pudiste aplicar en tu propia familia.

Sigue manteniendo contactos esporádicos también con las otras familias que no «adoptaste». Quizás puedes ayudarles en algún problema momentáneo. Quizás más tarde despierte su interés en hacer cambios.

Si eres representante de una institución educativa que usa una pedagogía alternativa, puedes animar a las familias asociadas a tu institución, a que pongan en práctica las sugerencias arriba mencionadas.

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PS: El Ministerio de Educación del Perú incentiva el uso de métodos adaptados a las necesidades de los niños.

Vea el artículo anterior. La situación actual brinda una oportunidad única para que las familias puedan hacer experiencias con pedagogías alternativas durante este año, sin tener que sacar a sus hijos del sistema escolar, y de una manera completamente legal. Si un profesor objeta, es suficiente con señalarle las disposiciones de las resoluciones.

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A las familias peruanas: ¡El ministerio de educación no quiere que la escuela sobrecargue a sus hijos!

Estoy escuchando de familias peruanas cuyos hijos están todo el día encerrados con libros y cuadernos, o ante la pantalla de una computadora siguiendo los dictados de sus profesores. Veo que muchos profesores no saben hacer otra cosa que reproducir en video lo que suelen hacer en el aula: Exponer contenidos abstractos, exigir que los niños copien todo literalmente, y dar a todos las mismas tareas rutinarias. Me sorprendí al descubrir que nada de eso es la intención del ministerio de educación. Al contrario, las normas del ministerio de educación plantean una pedagogía bastante favorable a un desarrollo sano de los niños. Por ejemplo:

  • No se debe sobrecargar a los niños con tareas, ni con muchas horas ante la pantalla. Para la primaria, no más que dos horas al día.
  • Se debe fomentar el aprendizaje por proyectos (prácticos), más que con libros y cuadernos.
  • El programa debe adaptarse a las necesidades y los intereses de cada estudiante. O sea, no se debe exigir que todos hagan lo mismo. Los niños son diferentes, y aprenden de maneras diferentes.
  • El aprendizaje sucede también en los quehaceres cotidianos de la familia. (El ministerio de educación lo llama «transmisión intergeneracional de saberes».)

Es posible que en otros países exista una situación similar. Si usted tiene hijos en el sistema escolar, o si usted es profesor(a), averigüe lo que dice el gobierno acerca de una buena estrategia educativa.

Padres, madres, y profesores(as), que siempre deseaban explorar métodos educativos más adecuados a las necesidades de los niños, ¡ahora tienen una oportunidad única de hacerlo! Cuando hayan adquirido un poco de experiencia con ello, y vean los resultados, es probable que no querrán volver al sistema convencional.

Padres y madres, si sus hijos están sufriendo bajo un programa inadecuado o demasiado exigente de parte de su escuela, ¡libérenlos de ello! Las normas del ministerio de educación les darán la razón. (Más detalles abajo.)

Aquí hay una pequeña selección de artículos acerca de métodos alternativos de aprendizaje:

En detalle: Lo que dice el ministerio de educación

A continuación citaré unos detalles de la Resolución Viceministerial N° 00093-2020-MINEDU, del 25 de abril de 2020, con el título «ORIENTACIONES PEDAGÓGICAS PARA EL SERVICIO EDUCATIVO DE EDUCACIÓN BÁSICA DURANTE EL AÑO 2020 EN EL MARCO DE LA EMERGENCIA SANITARIA POR EL CORONAVIRUS». El documento completo se puede descargar desde la página web del ministerio de educación del Perú. – Enlace directo al documento 

5.2.1 EL SERVICIO EDUCATIVO EN LA EMERGENCIA SANITARIA

La atención educativa en el estado de emergencia sanitaria no puede adoptar la misma forma de los períodos regulares. (…) No se pretende reproducir los modos del trabajo educativo presencial. (…)

No se espera desarrollar todas las competencias previstas para el año, por lo cual es importante recordar la noción de ciclo que establece el currrículo nacional, lo que permite seguir desarrollando el año siguiente las competencias que este año no se hayan consolidado.
(…)
Las tareas y los horarios necesitan replantearse. No es saludable mantener a los estudiantes muchas horas frente a la computadora, viendo televisión o haciendo tareas. El horario de estudio se organiza en períodos más cortos, de acuerdo con las edades, garantizando que no se agobie a los estudiantes con muchas tareas.

6.2.2 PLANIFICACIÓN DE LAS ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

(…) Dado que el enfoque por competencias se desarrolla idealmente mediante proyectos, se promoverá el empleo de este tipo de metodologías, y otras coherentes con el enfoque (estudios de casos, ABP [Aprendizaje basado en proyectos]) para que los estudiantes integren, vinculen, movilicen diversas competencias.

6.2.3 MONITOREO, SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN

(…) Las actividades planteadas a los estudiantes deben ser retadoras pero posibles de realizar por ellos mismos sin sobrecargar a los estudiantes, considerando como prioridad su bienestar emocional.

Fomentar el uso de estrategias flexibles y personalizadas. Siempre hay diferencias individuales, pero en situaciones de crisis estas diferencias se profundizan aún más. Los docentes, junto con las familias, deben mostrar más que nunca flexibilidad y creatividad en las estrategias para llegar a cada uno de sus estudiantes de la mejor manera.

7.1.3 PLANIFICACIÓN DE LAS ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

(…) b. Alertas importantes
Considerar que durante las etapas de aislamiento social no se debe saturar a los estudiantes con tareas y obligaciones, ni planificar actividades en las que se les fuerce a desarrollar las acciones previstas para un año regular. (…) Los padres de familia deben acordar con sus hijos cómo realizarán las actividades, si lo harán siguiendo el orden propuesto u otro, de acuerdo a sus características, intereses y las posibilidades de la familia.
(…) Se debe considerar que el tiempo adecuado para un niño de inicial a 2º grado de primaria frente a la pantalla no debe ser mayor a 1 hora, para niños de 3º a 6º grado de primaria no más de 2 horas y, en secundaria (…) puede ser de 2 bloques de 2 horas cada uno.

(…) Tener en cuenta que la planificación que realicen debe ser considerada siempre como una hipótesis de trabajo y por tanto es flexible adaptándose a las necesidades de los estudiantes. El contexto actual exige considerar el impacto que genera la situación de aislamiento en todas las personas, en particular de nuestros estudiantes.

(…) c. Recomendaciones
(…) Fomentar que al interior de las familias se desarrollen actividades de transmisión intergeneracional de saberes de su cultura, costumbres, relatos y otros que construyan la identidad cultural de los estudiantes. En consecuencia, las acciones de aprendizaje deben desarrollarse también en otros espacios como la chacra, con una actividad como el tejido, la realización de cerámica, y todas aquellas que la comunidad posee.

7.1.4 MONITOREO, EVALUACIÓN Y RETROALIMENTACIÓN AL PROCESO DE APRENDIZAJE

Durante la modalidad a distancia, se espera que cada docente realice las siguientes acciones: (…)
– Fomentar entre los estudiantes el uso del portafolio como fuente de evidencia de sus aprendizajes. En el portafolio los estudiantes deben registrar actividades, guardar productos o trabajos, colocar ideas y todo aquello que les parezca importante para el aprendizaje. Ello será evidencia de los aprendizajes que luego se analizará con ellos en la etapa presencial y se retroalimentará. (…)
Escuchar, evaluar y retroalimentar de manera formativa a los estudiantes, garantizando el diálogo sobre sus avances y dificultades, para ajustar oportunamente las estrategias de apoyo y para que los estudiantes puedan reflexionar sobre sus aprendizajes.

7.3. ORIENTACIONES PARA ATENDER LA DIVERSIDAD (…)

Actualmente existen estudiantes que no logran desarrollar sus aprendizajes por la falta de una mirada de atención a la diversidad, por lo que se requiere de respuestas pedagógicas que provean oportunidades de aprendizaje diversas, pero de igual calidad para todos los estudiantes, independientemente de sus características personales, atendiendo a la variabilidad de talentos, necesidades especiales y ritmos de aprendizaje. (…)

9. ORIENTACIONES PARA LAS FAMILIAS

(…) Es importante respetar que cada uno de los estudiantes aprende de forma diferente.
(…)
5. El horario diario debe considerarse que para niños de educación inicial y primaria 2 horas diarias es un tiempo adecuado y en secundaria pueden ser 2 bloques diarios de 2 horas cada uno.
(…)
8. Animarlos, felicitarlos, abrazarlos y decirles que están orgullosos de ver cómo hacen sus trabajos.
9. Generar un buen clima para el aprendizaje, ayudarlos a resolver dudas y preguntas que podamos resolver. Evitar actitudes de maltrato como regaños, gritos, amenazas, palabras despectivas, entre otros.


Unas consideraciones adicionales para familias

Las normas del ministerio de educación se dirigen a los profesores. Pero algunos profesores, acostumbrados a la manera tradicional de «dictar clases», no serán capaces de ponerlas en práctica. En esos casos nos corresponde a nosotros como padres, crear en casa un ambiente de aprendizaje agradable.
Los padres somos los responsables por el bienestar y la educación de nuestros hijos. (Declaración Universal de los Derechos Humanos, Art.26.3; Constitución Política del Perú, Art.6 y 13.)
Entonces, también nos corresponde a los padres, proteger a nuestros hijos contra exigencias inadecuadas y exageradas.

Si un(a) docente o una escuela exige más horas de clases o de tareas que lo normado (2 horas para primaria), libere a sus hijos de la carga excesiva: «Ya has trabajado lo suficiente. Si estás cansado(a) de eso, puedes descansar o jugar.»

Si los contenidos son demasiado difíciles o demasiado fáciles para un(a) niño(a), permítale estudiar otros temas que corresponden a su nivel. Por ejemplo, puede escoger materiales de un grado anterior, resp. de uno más avanzado.

Si un(a) niño(a) se aburre con los contenidos, permítale estudiar en su lugar algún otro tema que lo interesa más. (Vea los puntos 7.1.3 y 7.3. en las citas arriba.)

Respecto al portafolio que los estudiantes elaboran, dice también en las «Orientaciones generales para docentes», en la página web del programa oficial «Aprendo en casa«: «Los productos revisados no se utilizarán para fines calificativos.» O sea, un(a) profesor(a) no puede rebajar notas a un(a) alumno(a) por entregar un portafolio con trabajos distintos a los que pidió el profesor. Los profesores deben respetar la diversidad de talentos, necesidades e intereses de los alumnos.

Lo mismo está estipulado en la Resolución Viceministerial 088-2020-MINEDU, en el Anexo 1, «Aprendo en casa – Orientaciones para profesores de educación básica», III. «Orientaciones para escenarios con conectividad».

Si los padres deben «evitar actitudes de maltrato como regaños, gritos, amenazas, palabras despectivas» (9.9), entonces hay que exigir lo mismo de los docentes. Si observamos «actitudes de maltrato» en un(a) docente, debemos defender a nuestros hijos.

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Niños encerrados en casa – ¿qué hacer?

En la actual cuarentena, millones de niños en todo el mundo tienen que pasar sus días encerrados en casa. Es urgente tomar medidas para satisfacer las necesidades de los niños de moverse, de estar al aire libre, de tener contacto con la naturaleza. Si esas necesidades no son satisfechas, los niños pueden sufrir daños serios en su desarrollo y en su salud.

Las ventajas de tener un jardín

Si usted pertenece a las familias felices que tienen un jardín, o por lo menos un patio, entonces puede ofrecer a sus niños las tres cosas de una vez: ejercicio físico, aire libre, y naturaleza. Provea oportunidades de pasar tiempo en el jardín, con tanta frecuencia como sea posible. Puede ser para ayudar en los trabajos normales de un jardín (voltear tierra, siembra, riego, cosecha, etc), o para jugar, o para hacer ejercicios juntos, o para observar plantas y animales … incluso para observar las estrellas de noche, si no hay demasiadas luces alrededor que interfieren. Dependiendo de las circunstancias, quizás pueden incluso armar un espacio en el patio con una mesa y sillas, y una sombrilla, para comer o hacer tareas escolares allí.
Si no tienen esta posibilidad, ¿quizás tienen algún vecino que todavía no se contagió con el pánico generalizado, y que estuviera dispuesto a «prestarles» su jardín o patio por unas horas a la semana? (Respecto a los riesgos de contagio, vea más abajo.)

Otras formas de conseguir aire libre

Quizás su casa tiene un balcón o una azotea. Piensen en unas actividades que pueden hacer con los niños en esos espacios: Saltar soga. Ayudar a lavar y extender la ropa. O incluso trasladar la mesa familiar a uno de esos espacios, algunas veces.
Todos tenemos que hacer compras. Encargue a los niños con eso, de vez en cuando. Así tienen la oportunidad de salir temporalmente de su encierro.
Ventile su casa con frecuencia: Abra todas las ventanas, aun las puertas si es posible, durante unos minutos cada día, o incluso varias veces al día. Contrario a lo que algunos noticieros nos hacen creer, las enfermedades respiratorias se propagan mayormente en ambientes cerrados. La mejor prevención es salir al aire libre – o si eso no es posible, por lo menos hacer que el aire entre a nuestra casa.

Ejercicio físico

Muchos ejercicios de gimnasia pueden realizarse aun en espacios reducidos. En internet se pueden encontrar muchas ideas para ejercicios. Establezca su rutina de gimnasia familiar o individual, por lo menos 20 minutos al día. Aquí también recuerde: Ventile su «gimnasio» con mucha frecuencia.
También algunos trabajos del hogar, o trabajos manuales, proveen un buen ejercicio físico. Involucre a los niños en ello, según sus capacidades. Por ejemplo: Barrer y trapear el piso; lavar los servicios; lavar ropa; trabajos de carpintería; etc. – Quizás les gustaría variar la ubicación de los muebles de la sala, o del dormitorio. Aparte del esfuerzo físico que requiere, combate el aburrimiento, y provee una oportunidad para una limpieza más detenida.
Si su casa tiene varios pisos, a los niños les gustará subir y bajar las gradas de diferentes maneras: caminando, corriendo, subiendo dos gradas a la vez, saltando con los dos pies juntos, saltando con un solo pie … (Por razones de seguridad, se recomienda practicar las variaciones «saltando» solamente de subida, no de bajada.) – Si viven en un bloque, quizás los vecinos se pueden quejar de la bulla. Enseñe a los niños cómo hacerlo con un mínimo de bulla. Y al mismo tiempo, hable respetuosamente con sus vecinos acerca de las necesidades de los niños, y pídales un poco de tolerancia. No solamente los niños deben ser educados respecto a las necesidades (o preferencias) de los adultos; también los adultos necesitamos ser educados respecto a las necesidades de los niños.

Un parque de juegos en la casa

¡Esto es para los valientes! Pero con un poco de iniciativa, destreza y creatividad, los niños podrán tener hasta su pequeño parque de juegos. Por ejemplo:
Una tabla puesta sobre dos ladrillos, puede servir de subibaja.
Una tabla ancha y lisa puede colocarse de manera inclinada de la cama al piso, para que sirva de rodadero. (No debe tener astillas.)
En el marco de una puerta se puede fijar horizontalmente un tubo fuerte de metal, a una altura suficiente para que los niños puedan colgarse con las manos, columpiarse, y hacer otras acrobacias. El tubo tiene que fijarse con suficiente seguridad para que aguante el peso; y al usarlo se recomienda poner una colchoneta debajo para amortiguar caídas.
Si la casa tiene vigas de madera, en una de ellas se pueden fijar dos ganchos fuertes para colgar un columpio. – Se puede hacer lo mismo con una viga de cemento, pero requiere mayores cuidados para que los ganchos aguanten el peso.
Una vez que empiecen, seguramente tendrán más ideas. Solamente tomen siempre las precauciones de seguridad necesarias.

Traiga la naturaleza a la casa.

Si no tienen jardín, pueden cultivar unas plantas en maceteros en la casa. Para los niños es una buena lección de biología (¡y de paciencia!), observar el crecimiento de las plantas. En vez de comprar plantitas, pueden también sembrar cualquier clase de semillas que encuentran en su alimento diario: arvejitas, habas, granos de maíz, pepas de frutas, de tomates, etc…
Algunas mascotas se pueden criar aun en un departamento pequeño: hámster, canario, peces en un acuario, y otros. A algunos niños incluso les gusta tener orugas, hormigas o caracoles como «mascotas». Solamente hay que prepararles un ambiente adecuado: con suficiente aire, alimento, tierra, y bien cerrado para que no puedan escapar.

En este contexto deseo señalar una vez más que el pánico por la pandemia es en gran parte injustificado. En los medios de comunicación y en las redes sociales circulan muchas noticias sesgadas y sensacionalistas. En el siguiente enlace se encuentran muchas informaciones bien documentadas que ayudan a mantener el equilibrio:
http://piensachile.com/2020/03/un-medico-suizo-analiza-la-informacion-que-circula-sobre-el-covid-19/
En particular, como se documenta en esta página, diversos epidemiólogos han señalado que es contraproducente, mantener a los niños encerrados. Eso solamente debilita la salud de ellos, y demora el proceso de alcanzar la inmunidad generalizada de la población, lo cual es lo único que puede detener una pandemia. Para los niños mismos, el riesgo de desarrollar una enfermedad seria en consecuencia de un contagio con coronavirus es prácticamente nulo. El único verdadero riesgo consiste en que los niños a su vez pueden contagiar a otras personas, quienes sí están en riesgo. Entonces, desde el punto de vista de la salud no hay ningún problema con que los niños salgan afuera; solamente hay que cuidar que no estén en contacto cercano con personas que pertenecen a un grupo en riesgo.

Limite los tiempos de pantalla.

Es una gran tentación que los niños (¡y adultos!) estén compensando su aburrimiento con mayores actividades de «pantalla»: mirar tele, jugar juegos de computadora o en el celular, chatear, etc. Eso se agrava ahora con la educación a distancia que transmite la mayor parte de sus contenidos por medios de «pantalla». Particularmente para los niños, eso conlleva un riesgo elevado para su salud física y mental, como documenta este artículo: http://drupal6.allianceforchildhood.org/fools_gold_spanish

Tenemos que encontrar alternativas a las actividades de pantalla. Por ejemplo, en vez de jugar juegos de computadora, juegue juegos de mesa con sus niños. Aprendan nuevas manualidades. Lean libros. Hagan experimentos. Inventen cuentos.

Si buscamos en internet ideas para tales actividades, es preferible que los padres hagamos la mayor parte de la búsqueda, y no los niños. Los niños son más vulnerables, porque sus ojos y cerebros están todavía en pleno desarrollo. Los adultos aguantamos más horas de pantalla con menos efectos dañinos para nuestra salud.
Lo mismo aplica a la educación a distancia. Por lo menos durante la etapa de la primaria, es mejor que los padres recibamos las informaciones y las ideas para actividades educativas, y después las transmitamos a los niños en persona. Asi evitamos una sobrecarga de tiempo de pantalla para los niños, y al mismo tiempo les proveemos el contacto personal que ellos necesitan. – Algunos ejercicios vienen por internet, pero requieren solamente leer y escribir o dibujar. En este caso, si tenemos la posibilidad, los podemos dar a los niños como hoja de trabajo impresa, para que no necesiten mirar la pantalla para resolverlos. Así podemos reducir las horas de pantalla a aquellas actividades que realmente requieren que los niños interactúen ellos mismos con un programa de computadora; y quizás una o dos actividades «divertidas» que los niños mismos escogen. Por lo demás, es mejor que se ocupen con personas y objetos reales, concretos.

Respecto al tema de la educación, vea también «Aprender en casa – ¡pero bonito!».

Encuentre un equilibrio entre estar juntos y estar a solas.

Muchas familias tienen actualmente más tiempo juntos. ¡Eso es una gran oportunidad! Aprovéchela para conocer mejor a sus niños, para compartir experiencias, para resolver conflictos. Haga un esfuerzo para comprenderlos mejor.
Pero eso puede ser también una gran carga. Especialmente si en la familia existen ciertos patrones de comportamiento conflictivo que se repiten con frecuencia. Eso se puede agravar cuando la familia pasa mucho tiempo juntos, y puede requerir la ayuda de una persona de afuera para resolverlo.
Es una buena idea, reservar ciertos tiempos para reuniones familiares. Podemos tener reuniones para charlar y jugar; para comer juntos un postre rico; para hacer juntos alguna reparación en la casa que hace tiempo ya se debía hacer; etc. También necesitamos de vez en cuando una reunión de «consejo familiar», donde cada miembro puede plantear asuntos que se deben solucionar, y juntos llegar a acuerdos y soluciones.

Por el otro lado, todos – adultos y niños – tenemos también la necesidad de estar solos. Esa necesidad difiere según el temperamento individual: las personas introvertidas necesitan más tiempo a solas. Respetemos también esta necesidad. Hay que conceder a cada miembro de la familia un «lugar de retiro» donde puede aislarse cuando siente esa necesidad – sea para reflexionar a solas, para orar, para llorar, para superar una crisis emocional, o simplemente para descansar. Si cada miembro de la familia tiene su propia habitación, es lógico que su habitación sea también su lugar de retiro. Si varias personas comparten una habitación, hay que encontrar otra solución. Algunos ya pueden estar contentos si se pueden esconder en su cama debajo de la frazada, y si pueden saber que los demás respetarán su privacidad y no los molestarán en ese lugar. A algunos les gusta retirarse al baño – solamente que eso causa problemas si otra persona necesita urgentemente usar ese lugar. Para los niños se pueden también construir unas casitas de cartones grandes, y colocarlas en unos rincones libres. Estas casitas pueden servir tanto para jugar como para lugares de retiro.

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Aprendizaje en casa en la etapa de la secundaria

Aprendizaje en casa en la etapa de la secundaria

Al pasar a la etapa de la educación secundaria, varias cosas están cambiando, tanto en las características de los alumnos como en las exigencias académicas. Eso a su vez va a requerir unos cambios en la forma de educar en casa.

Tengamos siempre presente que cada niña y niño tiene su propio ritmo de desarrollo. Entonces no podemos decir: «Ahora mi hijo(a) ha alcanzado la edad de la secundaria, ahora es tiempo para esos cambios.» Los métodos que son apropiados para un alumno, pueden no serlo para otro. Observe el desarrollo de sus hijos; observe cómo cambia su manera de aprender, y provea un entorno adecuado a sus características personales. Algunos alumnos demoran hasta los 14 ó 15 años, hasta que muestren algunas de las características que se describen a continuación. Otros pueden mostrarlos tan temprano como a los 11 ó 12 años. Algunos otros se desarrollan de una manera tan distinta que nunca pasan por una adolescencia «típica», o solamente en la edad adulta.


Crece el deseo de independencia personal.

Los adolescentes suelen tener un deseo de hacer sus decisiones propias en áreas cada vez más amplias de su vida personal: cómo vestirse y peinarse; cómo adornar su habitación; cómo pasar su tiempo libre; a qué hora acostarse y levantarse; tener cierto monto de dinero a su disposición libre; etc.
Eso puede causar conflictos con los padres. Pero los deseos de mayor autonomía son una parte normal y necesaria de la preparación para una vida adulta responsable. Como padres sabios, no vamos a suprimir esos deseos, imponiendo nuestra voluntad. Con eso solamente impediríamos la maduración de nuestros hijos. – Pero tampoco vamos a dejar que hagan todo lo que quieren, porque todavía no tienen la madurez de adultos. Tenemos que acompañarlos como «mentores», con una actitud positiva, durante esta transición difícil de la niñez a la edad adulta.

En este camino será muy importante, practicar constantemente el diálogo respetuoso. Recordemos que el respeto verdadero es mutuo: Solamente si yo doy el ejemplo, y me dirijo a mis hijos de una manera respetuosa, puedo exigir que ellos muestren el mismo respeto hacia mi persona. Entonces, las «leyes de la casa» tendrán que establecerse en acuerdo mutuo – excepto donde se trata de reglas absolutas definidas por los mandamientos de Dios, tales como la honestidad, la veracidad, etc.
Si vemos la necesidad de imponer alguna regla más allá de eso, tenemos que fundamentarlo bien. Por ejemplo, si lo vemos necesario imponer una hora cuando tienen que estar en casa después de salir por la noche, podemos fundamentarlo 1) que es para su propia seguridad, ya que existen riesgos que ellos todavía no pueden reconocer plenamente; y 2) que ellos todavía están dependientes de nosotros, viviendo en nuestra casa, y por tanto tenemos el derecho de imponer ciertas condiciones a las personas que tienen el privilegio de vivir en nuestra casa.

Como regla general, las libertades y la independencia deben crecer en la misma medida como crece la capacidad de asumir responsabilidades. Por ejemplo respecto al dinero, es recomendable no darles propinas, pero que puedan disponer libremente del dinero que ganan con su propio trabajo. Si un adolescente gana dinero con su trabajo, es una muestra de responsabilidad y capacidad, y por tanto merece su medida correspondiente de independencia. Es también un principio bíblico que «el trabajador merece su sueldo».

Respecto al aprendizaje, debe crecer la libertad de los alumnos de elegir ellos mismos los contenidos que desean estudiar, sus métodos de estudio, y las metas que desean alcanzar.

Todo eso funcionará mejor si se ha practicado ya durante la primaria. Si se ha forjado una buena relación de confianza entre padres e hijos, si se ha involucrado a los niños en las decisiones que toma la familia (respecto a la vida diaria y también respecto a los aprendizajes), si se han acostumbrado a asumir sus pequeñas responsabilidades en la casa durante la niñez, entonces la transición hacia responsabilidades mayores no debería ser demasiado problemática.


Crece la capacidad para el aprendizaje independiente.

Este es el lado positivo: A medida que los adolescentes se vuelven más independientes, necesitarán menos de nuestra ayuda y supervisión para aprender. Eso es también la solución para aquellos padres que temen no poder continuar con la educación en casa durante la secundaria, porque les faltan los conocimientos académicos: No es necesario que nosotros sepamos todo lo que nuestros hijos van a aprender. Ellos mismos pueden encontrar las informaciones que necesitan, y estudiarlas por su cuenta. Hoy en día, con la internet, ¡la información está por todas partes! Como ejemplo, uno de mis hijos comenzó a los 15 años a aprender el idioma japonés, con materiales que encontró en internet. Ahora traduce libros japoneses. Nadie en nuestra familia ni en nuestro entorno habla japonés; él lo hizo sin ninguna ayuda «presencial».
Por si en algún tema especializado persistirían unas dificultades, siempre se puede buscar contacto con algun(a) amigo(a) mayor que entiende el tema, o un(a) profesor(a) particular.

Entonces, algunas de las siguientes opciones tendrán mayor importancia a partir de la adolescencia:

Aprendizaje autogestionado: Los alumnos buscan y procesan por sí mismos las informaciones que necesitan para entender un tema. Deciden ellos mismos acerca de los contenidos que desean estudiar, y diseñan sus propios proyectos de aprendizaje, de investigación, o de práctica. Hasta pueden ellos mismos ver unas formas de presentar sus aprendizajes: sea en forma de una pequeña exposición en familia; una exposición ante un grupo mayor de interesados; una publicación en internet (blog, foro de discusión, video, etc); la participación en algún concurso público; etc.

Participación en grupos de interés: En la adolescencia es normal que ciertos campos de interés adquieran una mayor intensidad. Entonces, según ese interés, un adolescente puede beneficiar por ejemplo de participar en un club de ajedrez, un equipo deportivo, un grupo de computación o robótica, un círculo de lectura, un grupo de scouts, de experimentación científica, de excursiones geográficas y botánicas, etc. Si en su entorno no existe ningún grupo que corresponde a su interés, aun puede tomar la iniciativa de fundar uno. – En el caso de no tener ninguna de esas posibilidades, se pueden también buscar grupos virtuales por internet. Pero si existen oportunidades para la experiencia vivencial, normalmente eso es mejor que el mundo virtual.

Educación a distancia: Ésta puede ser formal (matricularse y participar en el programa de una escuela a distancia), o informal (participación en cursos a distancia que se ofrecen por internet). Se diferencia del aprendizaje autogestionado en que la secuencia del aprendizaje, y los métodos a usar, son preprogramados por la entidad que ofrece los materiales de estudio.

La primera variante, la escuela a distancia, es en realidad una educación dentro del sistema escolar, solamente que éste se traslada a la casa. Por tanto, no recomiendo esa opción: No respeta los procesos naturales de aprendizaje. La mayoría de esos programas, igual como el sistema escolar, sobrecargan a los alumnos con un montón de tareas repetitivas que ahogan la creatividad, y con conocimientos innecesarios y alejados de la vida real. Además socavan la idea fundamental de la educación en casa, que es la autonomía de cada familia; porque no dejan a las familias en la libertad de diseñar su propio programa educativo. El asunto sería diferente si existieran escuelas a distancia que ofrezcan a las familias participantes esa libertad. Pero hasta la fecha todavía no tengo conocimiento de una tal escuela oficialmente reconocida en el mundo hispanohablante.

Por el otro lado, pueden ser muy útiles los cursos a distancia que un(a) alumno(a) elige por interés propio. Hoy en día se ofrece una amplia gama de tales cursos, muchos de ellos incluso gratuitos. Solamente que allí también habrá que fijarse en la metodología que usan. Un curso que solamente presenta contenidos para memorizar, y exámenes para reproducir lo memorizado, no es de mucha utilidad educativa. Un buen curso a distancia involucra elementos como los siguientes:

  • Tareas que requieren formular ideas propias y presentarlas en forma de ensayo, presentación digital, video, etc; con la oportunidad de recibir retroalimentación de otros participantes y/o del instructor.
  • Proyectos prácticos que los participantes pueden realizar en su propio entorno.
  • Oportunidades para la interacción entre participantes del curso (p.ej. foro de discusión).

Deseo acotar aquí que para alumnos de primaria esas modalidades a distancia no me parecen aconsejables, porque generalmente requieren que los alumnos pasen muchas horas al día ante la pantalla, y eso es dañino para el desarrollo de su vista y de su cerebro. Por eso, mi curso de Matemática Activa se dirige en primer lugar a los padres, y les da ideas para proyectos prácticos que ellos pueden llevar a cabo con sus hijos.

– Incluso, algunos alumnos educados en casa podrían en la edad de la secundaria decidir que desean asistir a un colegio. Si ellos hacen esa decisión por cuenta propia, como expresión de su capacidad de decidir independientemente acerca de su educación, opino que a esa edad hay que respetarla. Solamente que en lo posible se deberá elegir un colegio que corresponde a los valores y convicciones de la familia.

El aprendizaje independiente provee el potencial de ser mucho mejor preparado para los desafíos cambiantes de la vida. El sistema escolar produce aprendedores dependientes: se acostumbran a aprender solamente lo que el profesor les pone delante, bajo obligación. Así también en la edad adulta, sabrán apoyarse solamente en lo que se les ha enseñado y mandado en la escuela; pero no sabrán pensar por sí mismos ni buscar recursos adecuados, cuando se encuentran ante una situación improvista. Es por eso que, por ejemplo, los profesores del sistema escolar dificultan tanto en adaptarse a los retos de una sociedad tecnologizada y digitalizada; porque ese es un campo donde los cambios y las innovaciones suceden muy rápidamente.
Un aprendedor independiente, en cambio, sabe que siempre puede seguir aprendiendo, aun si nadie le enseña. Así encontrará por sí mismo las informaciones y las soluciones que necesita en una situación nueva.

Por el otro lado, estemos conscientes que el aprendizaje independiente no es la última meta. Alcanzamos nuestro potencial completo cuando somos aprendedores dependientes de Dios. Acostumbremos a nuestros hijos a preguntar a Dios: ¿Cuál es tu plan para mi vida? ¿Cuáles son los dones y talentos particulares que me has dado? ¿y cómo puedo con esos dones y talentos servirte a tí y a mis prójimos? ¿Qué cosas necesito aprender para poder cumplir ese plan de mi vida? Es la seguridad en Dios la que nos hace independientes frente a los hombres, sus opiniones y sus críticas.

Aquí también aplica: Estas capacidades se desarrollarán mejor, si los alumnos ya en la edad de la primaria se han encontrado ante el desafío de buscar ellos mismos una información que necesitan; de decidir entre varios aprendizajes posibles; o de expresar razonamientos y opiniones propias.


Las fases de aprendizaje se vuelven más irregulares.

Ya en la primaria, el aprendizaje de los niños no sucede de manera constante. Hay períodos de unas horas, días, o incluso semanas, donde están entusiasmados y absorbidos en un tema que los interesa, y hacen progresos fenomenales. Y hay otros períodos donde solamente quieren volver a jugar los mismos juegos como siempre, o «no hacer nada». Por eso no sirven los currículos cronogramados que exigen que los niños cumplan cada día su misma ración prescrita de lenguaje, de matemática, y de otros contenidos. El cerebro infantil no funciona de esta manera programada como si fuera una computadora.

En la adolescencia, esas fases pueden volverse aun más pronunciadas e irregulares. Eso es debido a los fuertes cambios físicos, hormonales y emocionales que suceden en esa etapa de la vida. Los adolescentes pueden por más tiempo sentirse sin fuerzas, apáticos, y con una mayor necesidad de descanso. Pero pueden también descubrir nuevos campos de interés que los incentivarán a aprender y producir a un ritmo más intenso que antes.

Es un reto para los padres, mantener un equilibrio sano en estas circunstancias. Por un lado, no podemos insistir en un horario demasiado rígido, porque los adolescentes realmente no podrán cumplirlo cuando están en una fase de apatía o depresión. Por el otro lado, ellos tendrán que aprender también a no dejarse vencer por las emociones cambiantes, y a desarrollar el dominio propio de cumplir con las cosas necesarias (quehaceres de la casa, horas de comida, etc.) aun en una fase depresiva. Este es otro tema que se debe tratar y resolver en el diálogo mutuo.


Despierta la capacidad del pensamiento abstracto.

Entre los 12 y los 15 años de edad, aproximadamente, la mayoría de los adolescentes empiezan a adquirir la capacidad de pensar de manera abstracta. Con eso se entiende la capacidad de razonar acerca de algo que uno solamente se imagina en la mente, sin haberlo visto o experimentado antes, y sin que esté relacionado con algún objeto concreto del mundo real. Por ejemplo, los siguientes temas requieren razonamiento abstracto: Gramática; álgebra; lógica; filosofía; programación de computadoras; y otros.

La adolescencia es entonces la etapa donde tiene sentido, confrontar a los alumnos con temas como éstos. Como en las etapas anteriores, es necesario observarlos para entender cuándo están listos para el razonamiento abstracto; y no cargarlos con esos temas antes del tiempo. Muchas veces, los alumnos empezarán de manera natural interesarse por algunos de esos temas cuando llega su tiempo.

En general, la secundaria es la etapa donde podemos empezar a introducir «teoría», mientras que en la primaria debería predominar la experiencia práctica. Por ejemplo, en la primaria se pueden hacer diversos experimentos de física y de química, y los niños disfrutarán de observar los resultados, y se asombrarán de resultados inesperados. Pero la teoría subyacente, p.ej. los principios relacionados con fuerzas y energías, o con átomos y elementos químicos, no la podrán entender hasta que su pensamiento abstracto haya despertado. – Por el otro lado, si en la primaria tuvieron la oportunidad de hacer las experiencias prácticas, ésas les ayudarán a entender mejor la teoría cuando estén en la secundaria.


La necesidad de una orientación vocacional.

Los últimos años de la secundaria son también la etapa de decidir acerca de la ocupación o vocación futura. Para poder decidir bien, un joven necesita sobre todo dos cosas:

  • Conocer de manera realista sus dones, talentos y capacidades.
  • Experiencia práctica en aquellos campos ocupacionales que le interesan.

Por tanto es importante que los jóvenes tengan suficientes oportunidades de «experimentar» con diversos dones y talentos, para llegar a una evaluación realista de sí mismos. Necesitan experimentar cuáles son las cosas que saben hacer bien, y las que no saben hacer bien. Entre éstos deben figurar no solamente temas «académicos», sino también capacidades artísticas, manuales y prácticas (dibujar; tejer; cocinar; hacer trabajos de carpintería o de mecánica; etc), y de relaciones interpersonales (tener comprensión por otros; trabajar en equipo; liderar; dar ánimo; solucionar conflictos; etc.)
El sistema escolar exige que los alumnos pasen mucho tiempo «reforzando» aquellas áreas que no saben bien; quiere «nivelarlos» para que todos estén «al mismo nivel». Pero esa no es una buena preparación para la vida, porque en la vida real no se necesita mucha gente que sabe todo «al mismo nivel». Mas bien se necesitan personas que saben hacer bien lo que es su especialidad. Por tanto, es mucho mejor que los adolescentes descubran cuáles pueden ser sus «especialidades», y que inviertan tiempo en reforzar esas habilidades que saben hacer bien.

También es importante el contacto con el mundo adulto del trabajo. En algunos países es usual que los alumnos de los últimos años de secundaria hagan varias prácticas o voluntariados, de dos a tres semanas, en empresas o instituciones de acuerdo a sus intereses. Eso es una muy buena preparación para esa decisión tan importante: los jóvenes pueden hacer su decisión, sabiendo ya cómo es la realidad de su futuro trabajo.
Esa clase de orientación no debe limitarse a las carreras universitarias. Hoy en día mucha gente desprecia los trabajos no universitarios. Pero el trabajo de un panadero, un chofer, un mecánico, merece el mismo aprecio y la misma preparación cuidadosa como el trabajo de un ingeniero, un abogado, o un administrador de empresas. En realidad, la sociedad no podría funcionar si la mayoría de la gente ejercería una carrera universitaria.


Desescolarización en la secundaria

Algunas familias empiezan a interesarse por la educación en casa recién cuando sus hijos ya están en la edad de la secundaria. (O se ven obligadas a ocuparse del tema por causa de las circunstancias, ahora que en muchos países se han cerrado las escuelas.)

Para algunos alumnos puede ser beneficioso, salir de la escuela. Algunos, al finalizar la primaria ya están tan agotados que difícilmente aguantarían más años escolares sin sufrir unos daños serios en su salud emocional y física. Algunos, desde el inicio no encajaron bien en el sistema escolar, y necesitan urgentemente una forma diferente de aprender. Eso aplica sobre todo a aquellos que se alejan mucho del promedio – o sea, los alumnos con problemas de aprendizaje por un lado, y los superdotados por el otro lado.

El problema es, que después de tantos años de haberse acostumbrado al sistema escolar convencional, puede ser difícil acostumbrarse a métodos diferentes. Eso vale tanto para los alumnos como para los padres. En esta situación es aun más importante, «desescolarizarnos» a nosotros mismos primero. Sobre todo si queremos realmente ofrecer a nuestros hijos la forma de educación que necesitan, y no solamente trasladar la escuela a la casa.

Primeramente, se plantearán unos asuntos prácticos:

Cambios en la rutina diaria: Será un alivio, ya no tener que estresarse en las mañanas para estar listos a tiempo para ir a la escuela. Pero en su lugar, habrá que dar otra estructura a nuestra vida diaria. Una estructura que no sea tan rígida como el horario de una escuela, pero que sí defina unos hitos importantes: Horas de comer; tiempos de estudiar, de hacer los trabajos de la casa, de realizar proyectos prácticos, tiempos libres, etc.

Cambios en la estructura social: Con los niños que anteriormente asistieron a una escuela, cuando se comienza a educar en casa, un problema frecuente es que dicen que extrañan a sus amigos de la escuela. Allí tendremos que hacerles ver en qué consiste una verdadera amistad. No es que simplemente nos metan juntos en un salón de clases, y por eso ahora somos «amigos». La amistad se basa en que he elegido ser amigo(a) de alguien. Esa elección no depende de si estamos juntos en un salón de clases o no. Entonces si alguien es realmente mi amigo(a), seguiremos comunicándonos, visitándonos, haciendo cosas juntos, aunque no estemos en la misma escuela durante las mañanas. Si después de salir de la escuela, la otra persona ya no está interesada en tener contacto conmigo, entonces no fue una verdadera amistad.
Por el otro lado, estamos libres de hacer amistad con personas de cualquier edad y de cualquier trasfondo. La escuela nos limita a «amistades» entre personas de exactamente la misma edad, y a menudo también de la misma clase social. Enseñemos a nuestros hijos a no rechazar la amistad de nadie, solamente porque es una persona mayor, o menor, o de circunstancias de vida diferentes.
También tendrán que aprender que hacer amistad requiere cierto esfuerzo. Por ejemplo, hay que ir a tocar la puerta de alguien y preguntar: «¿Quieres jugar conmigo?» – O también: «¿Necesitas alguna ayuda?»
Seguramente habrá unos cambios en las amistades de nuestros hijos. Pero esperamos que sus contactos sociales se vuelvan más variados y más interesantes.

Cambios en el aprendizaje: Los alumnos tendrán que acostumbrarse a métodos como los antes descritos. (A menos que quieran seguir un programa completamente escolarizado a distancia.) Para lograr eso, primero tendrán que «desaprender» ciertos hábitos de estudio que adquirieron en el sistema escolar, y que no ayudan realmente a aprender. Al mismo tiempo, habrá que adquirir unas destrezas nuevas. Lo siguiente son algunas destrezas importantes para el aprendizaje, pero que raras veces se adquieren en la escuela:

Plantear preguntas propias. La escuela nos acostumbra a que el profesor es quien hace las preguntas, y quien dicta también las respuestas. Pero para un aprendizaje activo y exitoso es necesario hacer nuestras propias preguntas. Estas preguntas señalarán la ruta de nuestro aprendizaje.
Una forma de practicar eso es la siguiente: Estudien juntos la Biblia (o alguna otra lectura) con el siguiente método: Todos leen juntos el mismo pasaje. Después, cada uno hace una pregunta acerca de lo que leyeron, y algunos de los demás responden. Si son pocas personas, pueden hacerlo todos juntos; si son muchas, repártanse en grupos de a tres o cuatro. – No se limiten a meras preguntas de comprensión; hagan preguntas que incentivan a razonar y opinar: ¿Qué opinan de lo que hizo …? – ¿Qué hubiera pasado si …? – ¿Por qué … dijo eso? – ¿Qué hubieras hecho tú en esa situación? – Etc. – O preguntas que incentivan a averiguar algo que todavía no sabían, y entonces investiguen juntos. Por ejemplo: ¿Dónde queda Macedonia? – ¿Cuál es la causa de la lepra? – ¿Cuánta gente vivía en Jerusalén en aquel tiempo? – Etc.

Curiosidad investigadora. Los niños por naturaleza son curiosos y desean saber muchas cosas. Pero si han pasado muchos años en el sistema escolar, es probable que esa curiosidad se haya apagado. Hay que despertarla de nuevo.
Por ejemplo: Descubra cuáles son los temas que más interesan a sus hijos. Busque unos datos sorprendentes o extraordinarios acerca de esos temas, o unos experimentos con resultados inesperados. Confronte a sus hijos con esos datos, y anímelos a hacer sus propias averiguaciones.

Creatividad. Una buena manera de practicar creatividad es con un proyecto de arte abierto, o sea sin esperar un resultado predeterminado. Si los niños han perdido su creatividad, no funcionará decir: «Dibuja cualquier cosa.» Pero podemos imponer unas limitaciones, y sin embargo plantear un desafío abierto. Por ejemplo, podemos darles un poco de lana y una hoja de un periódico, y decir: «Fabrica un animal con esto.»
(Vea también esta serie de artículos.)

Aprendizaje colaborativo. El sistema escolar acostumbra a los niños a hacerse la competencia todos contra todos, en vez de ayudarse unos a otros. Necesitamos crear un ambiente donde ellos se sienten en la seguridad de que nadie se va a reír de ellos si cometen un error; que están en la libertad de pedir ayuda si la necesitan; que sus ideas y opiniones son bienvenidas y valoradas. Eso lo tenemos que demostrar primero nosotros mismos en nuestro trato con ellos; y entonces ellos también lo practicarán entre ellos.

Razonar. Muchos alumnos del sistema escolar se acostumbran a que aprueban los exámenes si han memorizado las respuestas correctas, entendiendo o no. Eso es particularmente dañino en aquellas áreas que requieren razonar, como matemática, ciencias, composición literaria, etc. A eso se suma el problema de que muchos alumnos se ven obligados a aprender contenidos mucho antes de que son capaces de entenderlos. En consecuencia, muchos de ellos terminan la primaria con un cerebro mal organizado, incapaces de razonar lógicamente.
Esta es una situación muy difícil de arreglar. Algunos de esos alumnos no logran acostumbrarse a aprender activamente, y quieren ser alimentados con cucharita por el resto de su vida. Otros, con los cambios que trae la adolescencia, pueden todavía lograr una recuperación parcial.

Un tiempo de desintoxicación

Con todo, la desescolarización todavía es posible en los primeros años de la secundaria, si tanto padres como hijos están de acuerdo con ello, y saben adónde quieren llegar. Se recomienda comenzar con un tiempo de «desintoxicación», durante el cual no exigimos ninguna actividad «escolar» de nuestros hijos, excepto lo que ellos desean hacer por iniciativa propia. Como regla general, se dice que se necesita aproximadamente un mes de «desintoxicación» por cada año que uno pasó dentro de un sistema tóxico. Por tanto, los alumnos que pasaron toda su primaria en el sistema convencional, pueden necesitar más de medio año hasta que puedan asimilar los métodos de un aprendizaje activo en casa. (Y nosotros los adultos … ¡más de un año!)
Los alumnos pueden aprovechar este tiempo para hacer cosas que les gustan y que en el sistema convencional no se valoran mucho, tales como trabajos manuales y artísticos, deportes, aprender nuevos juegos, actividades que fomentan el compañerismo con otros jóvenes, hacer viajes, acompañar a personas adultas en sus trabajos, etc. Así recuperarán su desarrollo en algunas áreas que se descuidaron anteriormente. También pueden durante ese tiempo comenzar a descubrir cuáles son sus verdaderos talentos e intereses. Después podrán poco a poco comenzar a estudiar de una manera más activa y más independiente, tomando en cuenta sus campos de interés.
En cuanto a los contenidos académicos, probablemente tendrán que volver a varios temas que ya aprendieron (supuestamente) en la primaria, pero sin entenderlos. Lo ideal es si eso puede suceder en el marco del estudio de un tema de su interés. De otro modo, también puede ayudar si estudian esos temas con métodos diferentes de los convencionales. Por ejemplo, muchos alumnos lograron entender temas de matemática que antes no entendieron, cuando los experimentaron de nuevo con métodos de la matemática activa, manejando objetos concretos y haciendo investigaciones propias.

– Todo eso puede dar buenos resultados, si sucede al inicio de la secundaria. Pero cuando faltan solamente uno o dos años para terminar, ya no es aconsejable hacer todos esos cambios de sistema. El tiempo de transición será más largo y más difícil, y los cambios requeridos pueden interferir con una buena conclusión de la etapa escolar. Por eso, opino que en los últimos años de la secundaria, una desescolarización es indicada solamente en casos graves, donde la salud emocional y/o física del alumno corre peligro por una situación insoportable en la escuela (estrés excesivo, bullying, pandillaje, etc.); o si el alumno mismo está desesperado por salir del ambiente escolar, y suficientemente motivado para emprender un aprendizaje independiente.

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Aprender en casa … ¡pero bonito!

Por causa de la epidemia del coronavirus, en diversos países se están lanzando experimentos para que los alumnos estudien en casa. También aquí en el Perú, el Minedu (Ministerio de educación) empezó a propagar la idea de que los alumnos aprendan en casa. Sería bueno que en esta oportunidad se empiecen a valorar las experiencias de aquellas familias que venimos haciendo eso exitosamente desde hace muchos años, no por obligación sino por convicción, como una alternativa educativa completamente válida. O sea, las familias que practicamos la educación en casa o «homeschooling»; y que podemos testificar que funciona.

Así que me atrevo, desde mi posición como padre de dos hijos adultos educados en casa, dar unos consejos a los padres y familias que piensan en enseñar a sus hijos en casa, o a facilitarles oportunidades para aprender en casa.

(Consulte también los otros artículos de este blog en las categorías Educación en el hogar, Escuela activa, Experiencias y testimonios, y Matemática.)

Empiece con una actitud positiva.

No piense: «¡Tanta carga! Con todos los problemas que ya tengo, ahora todavía tengo que enseñar a mis hijos.» En su lugar, piense: «Ahora tengo una oportunidad de pasar más tiempo con mis hijos. Tengo una oportunidad de proveerles unas experiencias de aprendizaje más divertidas que en la escuela. Voy a poder conversar con ellos y jugar con ellos, y así profundizar nuestra relación mutua» (¿algo que quizás Ud. no hizo mucho durante los años pasados?)

No traiga el sistema escolar a la casa.

Este punto resume todo lo que deseo decir en este artículo. Los métodos del sistema escolar producen muchas experiencias negativas en los niños, y así causan problemas psicológicos y de aprendizaje. (Vea los artículos en la categoría El sistema escolar y sus problemas.) ¡Usted no necesita ser un(a) profesor(a) para sus hijos! Eso solamente causaría tensiones y conflictos en su relación personal con ellos. Incluso, si usted es profesor(a) de profesión, haga un esfuerzo consciente de dejar atrás ese rol en la relación con sus hijos.

Aun unas familias que hacen «homeschooling», piensan que tengan que tener una «escuela en casa» y hacer todo como se hace en la escuela. Pero con eso se pierden las mayores ventajas de una educación en casa. Al no estar bajo las presiones del sistema escolar, ¡tenemos la oportunidad de hacerlo mucho mejor que la escuela!

Quizás usted no puede imaginarse otra forma de «aprender», que la que usted mismo(a) experimentó en la escuela. Infórmese acerca de las alternativas que existen, y comience a desescolarizar su mente. En los siguientes puntos esbozaré lo que eso puede significar.

Permita a los niños aprender lo que ellos pueden entender.

Quizás usted piensa que sus hijos necesariamente tengan que resolver las tareas «que corresponden a su grado», o «que están en su libro escolar». Pero en muchos casos, esas tareas son demasiado exigentes para el nivel de entendimiento del niño. Muchas investigaciones científicas demuestran que los niños necesitan pasar primero por unos procesos naturales de maduración del cerebro, antes que puedan entender ciertos temas que se les enseña en la escuela. Cuando intentamos acelerar este proceso artificialmente, solamente hacemos que los niños se desanimen y se confundan.

Entonces, no se deje presionar a que sus hijos «avancen en el libro escolar donde se han quedado», ni que se sometan a un programa rígido de tareas. Y si usted es funcionario(a) del sistema escolar, director(a) o profesor(a) de una escuela, ¡por favor no intente imponer un tal programa rígido sobre las familias de sus alumnos! La imposición de currículos cronogramados y normados por edades obedece únicamente a razones administrativas, pero no pedagógicas. Ya es muy problemático hacer eso en la escuela. Pero si los padres en sus familias empiezan a imponer esa clase de presiones directamente sobre sus hijos, pueden malograr irreparablemente su relación personal con sus hijos. La relación entre padres e hijos debe ser una relación de confianza, no una relación como entre amo y esclavo.

Junto con sus hijos, intente descubrir dónde se encuentra cada uno de ellos, respecto a su nivel de entendimiento. Si los niños han mantenido una autoestima sana, usted puede presentarles unos temas o tareas de distintos niveles de dificultad, y dejar que elijan. Normalmente elegirán por sí mismos un tema que es de acuerdo a su nivel natural.

Algunos niños no son capaces de «sentir» acertadamente lo que entienden y lo que no entienden – por ejemplo porque el sistema escolar los obligó a aparentar que saben muchas cosas que en realidad no saben. En esos casos hay que hacer unas pruebas. No como «exámenes»; pero simplemente observando cómo resuelven diferentes tareas.
Por ejemplo, hágalo leer unos textos cortos, y pídale que le cuente con sus propias palabras lo que leyó. Si no lo puede, o si entiende mal el texto, entonces inténtelo con otro más sencillo. Así se dará cuenta hasta dónde alcanza el entendimiento del niño, respecto al vocabulario y la estructura de las oraciones. (Y a la vez será una oportunidad de explicarle el significado de unas palabras nuevas.)
O dele unas tareas de matemática para resolver. Observe si puede hacerlo rápidamente, o demora mucho. Observe si comete muchos errores o pocos. (¡Pero no lo riña por los errores!) Observe si el niño se siente a gusto o si se estresa, al resolver la tarea. Si demora mucho, se estresa mucho, o comete muchos errores, entonces dele una tarea más fácil; hasta que llegue a un tema que el niño domina. Es desde allí donde debe continuar ahora.

Quizás encontrará que el nivel verdadero de los niños está bastante por debajo de lo que sus libros escolares exigen. ¡Eso es normal! (Lo que no es normal, son las exigencias exageradas de los libros escolares actuales.) Déjelos trabajar de acuerdo a ese nivel, aun si eso significa volver a los libros de años pasados. Sus niños estarán mucho más contentos, menos estresados, y podrán rellenar muchos vacíos que quedaron en sus conocimientos durante los años anteriores.

Pero quizás encontrará también que tiene unos niños superdotados que se aburren con las tareas porque ya lo saben todo. Entonces, permítales trabajar en temas más exigentes, y «adelantar» unos contenidos. En resumen: Permita a cada niño estudiar al nivel que le corresponde, no según su «grado» o su edad, pero según su nivel de entendimiento natural. Así evitará mucha frustración, tanto para usted mismo(a) como para sus hijos.

Los problemas de aprendizaje no merecen castigo.

Desde sus propias experiencias escolares, quizás usted está acostumbrado(a) a que los errores se castigan, el no poder terminar la tarea se castiga, el no entender se castiga. Pero así usted solamente va a desanimar y amedrentar a sus hijos; no va a aumentar su aprendizaje.
Detengámonos unos momentos para recapacitar: Es correcto que la maldad debe llevar a un castigo. Pero las cosas que acabamos de enumerar, ¿son maldades? – No, es normal que esas cosas suceden cuando sobrecargamos al niño. El niño comete errores porque no puede entender todavía la manera correcta de hacerlo. Demora en hacer su tarea porque es difícil, y no puede hacerla más rápido. No entiende, porque las explicaciones eran demasiado complicadas.
Entonces, en todos estos casos somos nosotros como educadores, quienes tenemos que cambiar. Primero pregúntese si el tema o la tarea es adecuado para el nivel de entendimiento del niño. Quizás el tema en sí ya es una sobrecarga; entonces sustitúyalo por otro. O quizás tiene que explicárselo de una manera más entendible.

Intente mantener siempre un tono positivo en su trato con los niños. El aprendizaje funciona mucho mejor cuando se asocia con impresiones y recuerdos agradables.

Limite las horas académicas; aprenda con actividades prácticas.

Para desarrollar su mente de una manera sana, los niños necesitan, entre otras cosas:

  • Movimiento físico.
  • Impresiones sensoriales (cosas para ver, escuchar, tocar, etc.).
  • Oportunidades para ejercer su creatividad.
  • Oportunidades para hacer algo útil con sus manos.
  • Jugar.
  • Suficiente descanso.

Las «clases» académicas satisfacen muy pocas de estas necesidades. Entonces no pensemos que el trabajo con libros y cuadernos sea la única manera de aprender. Al contrario, es un método bastante ineficaz cuando se trata de niños.

En nuestra experiencia con nuestros propios hijos, encontramos que durante los años de primaria, una sola hora académica al día era suficiente. El resto del tiempo se dedicaba a proyectos prácticos, trabajos manuales, colaboración con los quehaceres del hogar, tiempos de jugar y tiempo libre.

Quizás usted no se atreve todavía a implementar un método como el aprendizaje por proyectos, o similar. Pero comience con cosas sencillas. Hoy en día, varios libros escolares contienen de vez en cuando unas sugerencias para un experimento, un trabajito manual, un juego … No pase por alto esas sugerencias. ¡Póngalas en práctica con sus hijos!
Y busque más sugerencias de actividades interesantes con niños:

  • Juegos que hacen razonar,
  • origami,
  • trabajos manuales,
  • experimentos sencillos,
  • técnicas de dibujo y pintura,
  • nuevas recetas de comidas y postres,
  • etc.

Puede encontrar libros con temas como éstos. También puede encontrar muchas ideas en internet. Todas estas actividades son educativas; y satisfacen diversas necesidades de los niños que las clases escolares no pueden cumplir.

No tome exámenes.

Los exámenes son una fuente de miedo y frustración para muchos alumnos. En alumnos inseguros, el aprendizaje de un tema nuevo se frena desde el principio por el miedo de que tendrá que dar un examen sobre eso. Hay maneras más amables de evaluar si un alumno domina un tema.

En primer lugar, deje que el alumno decida el momento cuando está listo para ser evaluado.
Por ejemplo, Carina está practicando la tabla de multiplicación por 6. Cuando termina de practicar, usted la pregunta: «¿Crees que ya la sabes de memoria? ¿O necesitas más tiempo?» Si Carina dice que necesita más tiempo, dejamos que siga practicando el día siguiente. Si dice que ya está lista, entonces hacemos una prueba y le preguntamos las multiplicaciones por 6: primero en orden, después en desorden, después en «inverso» («¿6 por cuánto es 24?»). Si lo sabe bien, todos estamos contentos. Si Carina comete todavía muchos errores, no ha «desaprobado». Simplemente le decimos: «Parece que necesitas practicar un poco más. Hazlo otra vez mañana, y avísame cuando piensas que estás lista.»

Otros aprendizajes se demuestran simplemente al ponerlos en práctica. Por ejemplo, ¿cómo sabemos si Alfredo ha aprendido a preparar arroz con leche? – Sencillo: cuando su arroz con leche sabe bien y lo podemos comer alegremente. No necesitamos tomarle un examen sobre eso.
Lo mismo se puede aplicar a unos aprendizajes más «escolares»: orientarse con un plano de la ciudad; calcular con dinero; contar un cuento; …

Confíe en el poder de la curiosidad natural de los niños.

Para aprender a caminar o a hablar, un niño no necesita ningún profesor y ninguna escuela. De la misma manera natural, los niños pueden también aprender a leer, escribir, calcular, y muchas otras cosas. Un niño sano tiene un gran curiosidad: observa todas las cosas en su alrededor, prueba qué se puede hacer con ellas, y hace muchas preguntas. Eso demuestra que los niños tienen un deseo innato de aprender. ¡No es cierto que los tengamos que obligar a aprender!

En el sistema escolar tenemos el problema de que el currículo nos obliga a tratar los temas que están en el libro, sin importar si eso les interesa a los niños o no. Así, los profesores tienen que suprimir todo el tiempo la curiosidad y el interés de los niños, para obligarlos a prestar atención a otras cosas que no les interesan.
En casa no necesitamos hacer eso. Observe a los niños: ¿Qué temas les interesan? ¿Hacia qué actividades los dirige su curiosidad? Haga de eso los temas de su aprendizaje.
Quizás usted encuentra a uno de sus hijos mirando concentradamente unas hormigas que caminan por la pared. Únase a él en sus observaciones; ¡eso es un proyecto científico! Anímelo a hacer observaciones más exactas: ¿De dónde vienen las hormigas? ¿Adónde van? ¿Cómo encuentran su camino? ¿Dónde tienen su nido? ¿De qué se alimentan? Etc. – Después busquen más informaciones acerca de las hormigas: en internet, en libros … quizás hasta encontrarán un tema sobre hormigas en los libros escolares de los niños. Los niños pueden dibujar y escribir sus observaciones acerca de las hormigas. Usted puede animarlos a ampliar el tema. Por ejemplo, podrían estudiar insectos en general; podrían estudiar el lugar de las hormigas en la cadena alimenticia; etc.

Hágase un(a) aliado(a) de la curiosidad de sus hijos. Verá que pronto ellos se convertirán en los aprendedores más motivados. Y con una buena motivación, ellos seguirán con sus proyectos por su cuenta, sin que usted tenga que vigilarlos todo el tiempo.

Deles opciones para elegir.

No hay ninguna necesidad pedagógica de que todos los niños hagan lo mismo al mismo tiempo, en el mismo lugar. El aprendizaje es mucho más agradable cuando cada niño puede aprender de una manera que le «cae bien». Así podemos ofrecer opciones, por ejemplo, acerca de métodos y materiales: «¿Cómo quieres practicar las tablas de multiplicación? ¿Con las cadenitas, con el ábaco, o solamente en la mente?»
También podemos ofrecer opciones acerca de los contenidos: «¿Sobre qué animal quieres leer?» – «¿Qué tema de historia te gustaría estudiar?»
Y acerca de los modos de presentación de los resultados: «¿Quieres hacer un dibujo sobre esto, o escribir un ensayo, o preparar una presentación en PowerPoint?»

Involucre a los niños en sus quehaceres diarios.

Puede ser difícil educar a los niños, si al mismo tiempo usted tiene un trabajo que hacer, o un negocio que atender. Pero en algunos de estos trabajos, usted puede involucrar a los niños. Por ejemplo, si tiene una tienda, los niños con suficiente edad podrán ayudar a ordenar las mercancías, o a atender a los clientes. Si elabora alimentos, artesanías, o productos similares en casa, los niños podrán aprender algunos pasos sencillos de la producción. ¡Todo eso son experiencias educativas!
A muchos niños les interesa participar en lo que hacen los adultos; o por lo menos mirar, si es un trabajo donde no pueden contribuir directamente. Por supuesto que eso depende de sus circunstancias particulares, hasta dónde puede involucrar a los niños. En un taller de mecánica o de carpintería, por ejemplo, habría que evaluar si un niño podría estar allí sin correr peligro. En algunos trabajos, simplemente no es posible.

Pero en todo caso, los niños pueden participar en los trabajos del hogar como limpieza, cocina, atender a animales domésticos, etc. Usted puede también llevar a los niños cuando va de compras, al banco, al correo, a la biblioteca, o a alguna otra institución; y al mismo tiempo puede explicarles qué lugar es ese y lo que usted va a hacer allí. Esa clase de aprendizaje vivencial es más duradera que aprender los mismos contenidos sólo con libros escolares.


Espero haberle mostrado que el aprendizaje en casa no necesita ser una carga pesada. Al contrario, es una oportunidad de proveer a los niños unas experiencias de aprendizaje que no pueden hacer en la escuela. Y al mismo tiempo, fortalecer los lazos familiares.

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¿Vacaciones por coronavirus? – ¡Aproveche para conocer una alternativa educativa!

¿Es usted padre, madre, o profesor(a)?

¿Se ha preguntado ya de qué tratan las «alternativas educativas» o «pedagogías alternativas», pero hasta ahora no tuvo la oportunidad de experimentarlo por usted mismo(a)?

Ahora que diversos países están decretando la suspensión de las clases escolares por la epidemia del coronavirus, usted puede aprovechar de este tiempo para experimentar con unos métodos distintos a lo acostumbrado. Por ejemplo con el

Curso por internet: Matemática activa

Este curso gratuito contiene pautas pedagógicas acerca de una alternativa educativa, la «Escuela Activa«, respecto al aprendizaje de la matemática. También contiene sugerencias para proyectos prácticos que usted puede llevar a cabo en familia o con un grupo de niños escolares. Así puede matar dos pájaros con un solo tiro: Usted como educador(a) aprende una nueva metodología; y al mismo tiempo tiene unas actividades que ofrecer a los niños mientras que no pueden ir a la escuela.
– Si usted es profesor(a) y no tiene hijos propios en edad escolar, puede visitar a unas familias de sus alumnos y realizar los proyectos con ellos.

Si usted envía reportes escritos acerca de sus proyectos realizados, incluso recibirá una retroalimentación personalizada por parte del instructor.

Nota: Las instrucciones en el curso se dirigen en primer lugar a los educadores, no a los niños. No es un curso de sentar a los niños ante la pantalla para que estén ocupados. Usted aprenderá cómo realizar proyectos prácticos, con material concreto, para facilitar el aprendizaje de los niños. Entonces usted llevará a cabo estos proyectos, junto con los niños. Así involucrará a los niños en unas actividades prácticas y divertidas, las que al mismo tiempo contribuyen al aprendizaje.


Si usted ya hizo las actividades del curso, o si no le interesa la matemática:

Busque en libros o en internet por otras actividades prácticas que pueden gustar a los niños:
Origami;
juegos de estrategia;
trabajos manuales sencillos con papel, cartón, tela, lana, madera, y otros materiales;
experimentos; etc.
Consigan unas semillas y siémbrenlas en su patio o en un macetero, y observen su crecimiento.
Deje que los niños jueguen con juegos de construcción, y otros materiales que incentivan su creatividad.
Deje que construyan su «casita» con sillas, bancas, frazadas, y lo que encuentren en la casa.
Busquen una nueva receta y cocinen juntos.
Permita a los niños realizar sus propias ideas, y déjese inspirar por ellos.
Etc. etc…
Todo eso es mucho más educativo para los niños que el trabajo escolar con libros y cuadernos. Les permite superar desafíos reales en el mundo real; y esta clase de experiencias son mucho más «nutritivas» que las del mundo artificial de los libros escolares.

No hay nada más triste que unos padres que no saben qué hacer con los niños cuando tienen vacaciones. Esta es la mejor oportunidad para fortalecer los lazos familiares. Pasen unas aventuras juntos; los niños se lo agradecerán por toda su vida.

Por favor comparta esta información con otros interesados.

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Que no gobierne la iniquidad en nuestras familias y escuelas

El apóstol Pablo nos advierte acerca de la venida de un «hombre del pecado», al que también llama «hombre de iniquidad» (2 Tesalonicenses 2:3-10). Dice que él «se sienta en el templo de Dios, como si fuera Dios».

No es solamente una predicción acerca del futuro, porque dice también: «El secreto de la iniquidad ya está obrando.» Esta advertencia tiene sus aplicaciones para el presente, en nuestra práctica educativa.

La palabra «iniquidad», en estas citas, es una traducción imperfecta de la palabra griega «anomía». Significa literalmente «sin ley». O sea, el apóstol nos está advirtiendo en contra de un gobierno sin ley.
Eso es algo cualitativamente diferente de la simple «maldad». No es simplemente hacer algo que la ley prohíbe. Es una actitud de rechazo fundamental contra la ley. Su objetivo es que ni siquiera exista una ley.

Tenemos que entender que en el contexto bíblico, «ley» se refiere al orden de Dios, no del hombre. La «ley» es la definición de lo que es bueno y lo que es malo. A esta ley tienen que someterse aun los gobernantes más poderosos. Por eso dice en Deuteronomio 17:18-20:

«Y cuando (el rey) se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley (…); y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer al Señor su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento por la derecha ni por la izquierda (…)»

Este es el principio fundamental del estado de derecho, que fue redescubierto recién en los tiempos de la Reforma. A consecuencia de las ideas de la Reforma, basadas en la Biblia, se formó en Inglaterra el primer estado de derecho constitucional moderno. En un estado de derecho, el poder del gobierno está limitado. La ley sirve para proteger al pueblo contra los excesos y abusos que podrían cometer los gobernantes.

Este mismo principio vale también para el «gobierno» de nuestros ambientes educativos: la familia y la escuela. Tienen que existir unas «leyes», unas reglas que nos dicen qué es permitido y qué no. Estas reglas no pueden ser arbitrarias: tienen que expresar adecuadamente lo que es bueno y lo que es malo. No pueden cambiarse según el capricho de los padres o profesores. Y tienen que valer para todos; no se puede hacer «acepción de personas».
Para que la convivencia funcione aun en momentos de conflictos, tienen que aplicarse unos principios fundamentales del derecho. Por ejemplo:
Nadie puede ser castigado por algo que la ley no prohíbe; y nadie puede ser obligado a hacer algo que la ley no manda. O sea, no se pueden aplicar medidas o incluso castigos de manera arbitraria; tienen que ser fundamentadas en la ley.
Toda persona acusada tiene derecho a un proceso justo. O sea, tiene derecho a defenderse, a explicar su punto de vista y sus razones, a exigir pruebas que justifican la acusación, y a presentar pruebas a su favor, si considera que la acusación no es justificada.

A algunos lectores les parecerá extraño, hablar de estos principios en el contexto de una familia o escuela. Si soy padre, madre, o profesor(a), ¿no puedo tratar a los niños como a mí me parece bien?

Pero en nuestro pequeño ambiente educativo, tenemos que encontrar soluciones a los mismos problemas como la sociedad en lo grande: ¿Cómo mantenemos la armonía y la justicia en la convivencia unos con otros? ¿Y cómo protegemos a los que no tienen poder, contra excesos y abusos de parte de quienes lo tienen?
Si en nuestro ambiente pequeño no sabemos solucionar adecuadamente estos asuntos, ¿cómo esperamos que nuestros hijos o alumnos los solucionen más adelante en la «sociedad grande»?

En el presente puedo observar dos formas de «anomía». Una de ellas es obvia: la actitud de que «todo es permitido». O sea, el libertinaje y la educación antiautoritaria, donde no se impone ningún límite, y cada uno puede hacer lo que le da la gana. – En realidad, ninguna sociedad puede vivir de esta manera, porque muy pronto se produciría una guerra de todos contra todos. Pero como actitud, esta forma de «anomía» existe en muchas personas.

La segunda forma de «anomía» es más difícil de detectar. A menudo pasa incluso por «disciplina» o «respeto». Me refiero a las formas de gobierno arbitrario, donde padres, profesores, o gobernantes dan órdenes arbitrarias, y esperan que se les obedezca inmediatamente y sin cuestionar. Por ejemplo, un niño pequeño derrama accidentalmente un montón de piezas diminutas de un juego sobre el piso, y aparentemente no puede o no quiere recogerlas. Entonces el padre o el profesor señala arbitrariamente a algún otro niño: «¡Levántaselo!» – Y si al niño se le ocurre preguntar: «¿Por qué yo?», se le acusa de «desobediente» o «irrespetuoso».

En realidad, las dos formas de «anomía» están estrechamente relacionadas entre sí. En ambas gobierna la arbitrariedad. Ambas producen una permanente inseguridad en las personas que están sujetas a un tal sistema. Nunca se puede saber qué consecuencias tendrá una acción. Desde la perspectiva de un niño: Si derramo mi leche, ¿qué va a pasar? Un día me pegan; el otro día llaman a mi hermana para que lo limpie; el tercer día nadie dice nada. – Si quiero salir a jugar en la tarde, ¿qué pasa? Un día me dicen que no, que tengo que ayudar a mamá. El otro día no dicen nada, y puedo quedarme afuera hasta tarde en la noche. Y el tercer día me dejan salir, pero después de media hora viene a buscarme papá y me dice enojado, por qué no he regresado antes.

Aunque algunas personas llamen a eso «disciplina», en realidad produce lo contrario de una vida disciplinada. Destruye todo sentir de orden y justicia. Produce desorientación y conflictos. Si la única norma de lo bueno y lo malo es «si me van a castigar o no», no puede desarrollarse una conciencia saludable. Aun menos, si los castigos son imprevisibles y no siguen reglas establecidas. (En un ambiente de libertinaje, oficialmente no existen «castigos». Pero las reacciones, a veces violentas, de los hermanos y compañeros serán percibidas como «castigos».)

Para tener un «buen gobierno», deben existir unas reglas claras acerca de la convivencia, acerca de lo que se permite y lo que no se permite, y acerca de los derechos y deberes de cada uno. Y las reglas deben aplicarse de manera consecuente y justa. Así creamos una «seguridad jurídica», lo cual es importante para una convivencia armoniosa y para desarrollar un sentido sano de lo que es bueno y de lo que es malo. Especialmente los niños necesitan un ambiente previsible, donde pueden entender cómo está estructurado el día, cómo se siguen los sucesos unos a otros, y cuáles serán los resultados (positivos o negativos) de sus actos.

Acerca de la implementación práctica de este principio, habría mucho que decir. Deseo añadir solamente unos cuantos pensamientos:

«La ley» no es igual a «legalismo». La idea no es que nuestras familias tengan que convertirse en «instituciones» donde cada detalle de la vida está reglamentado. La base siempre debe ser la relación de confianza entre todos. Cuánto más confianza hay, menos leyes se necesitan. Donde abunda la desconfianza, allí abundan las leyes y los reglamentos.
Pero cuando la confianza mutua está establecida, entonces las reglas nos dan un marco de seguridad que nos dice cómo proceder en casos de conflicto. Y a la vez podemos saber que dentro de este marco existe libertad. Por ejemplo, si hay reglas que establecen las obligaciones de los niños, ellos pueden también saber que nadie interrumpirá su tiempo de juego para imponerles algún deber que no figura entre sus obligaciones.

«La ley» es para proteger a los débiles contra los fuertes. Tristemente, este hecho se ha olvidado hoy en día, aun en la «sociedad grande», y especialmente en el contexto latinoamericano. Más común es la creencia de que la ley es un instrumento en las manos de los gobernantes, para asegurarles su poder sobre el pueblo. Como diagnostica el evangelista argentino Alberto Mottesi:

«En general el gobernante hispanoamericano no se sujeta a la ley, particularmente si es una ley de su propia hechura. Nuestra filosofía de gobierno es de corte maquiavélico: el gobernante es el que hace la ley. Se inspira en el iluminismo francés que cambia el absolutismo de la monarquia («l’Etat c’est moi», el Estado soy yo) por el de la rebelión contra el orden establecido. La Revolución Francesa no reconocía, según Bakunin, «ni Dieu ni maitre», ni Dios ni amo.
Aunque nuestros países usan la forma constitucional norteamericana, no se ha comprendido el espíritu que la anima. Por eso nuestras imitaciones no han funcionado. (…) Entre nosotros tanto los gobernantes como los gobernados suelen violar la ley si no hay una vigilancia y una amenaza de castigo de por medio. Es que creemos que la ley es de hechura humana, que el gobierno otorga derechos. No debe extrañar que veamos al gobernante como a un potentado que debe aprovecharse lo más posible de la oportunidad, mientras la tenga.»
(Alberto Mottesi, «América 500 años después»)

Quizás por eso dificultamos tanto en el «gobierno» de nuestras familias: porque aun la «sociedad grande» no nos da ningún ejemplo bueno. Estamos rodeados de arbitrariedades, de injusticias, y de apariencias falsas. Creo que la única salida consiste en adentrarnos en la palabra de Dios, especialmente el Nuevo Testamento. Observemos cómo se practicaron allí la sinceridad y transparencia, la imparcialidad, la protección de los débiles, etc. Observemos también las palabras fuertes con las que Jesús y los apóstoles denunciaron las prácticas de aplicar la ley según su forma, pero no según su espíritu; poniéndola al servicio de los intereses de los poderosos, en contra de su intención verdadera. Fijémonos en el contraste entre lo que enseñaron y practicaron los hombres de Dios, y lo que se considera «normal» en nuestras sociedades (inclusive en nuestras iglesias). Dejémonos capacitar por Dios para dejar atrás las «normalidades» de este mundo (aun de las iglesias), y para entender la clase de vida que él quiere darnos. Así podremos establecer una verdadera alternativa a esta sociedad.

No creamos que «la ley» pueda producir personas buenas. Con todos los beneficios que tiene una vida ordenada con reglas, no debemos pensar que ése sea el medio para que los niños lleguen a ser «personas buenas». «La ley» puede solamente ordenar nuestro ambiente externo, y nuestro comportamiento visible; pero no nuestras actitudes, no nuestro «corazón». Como dijo Heinz Etter: «Lo bueno se puede hacer sólo voluntariamente». Leyes y reglas pueden frenar la maldad; pero no pueden producir bondad. Eso lo puede hacer sólo Dios, cuando él mismo toca la conciencia y el corazón de una persona. (Eso se refiere no solamente a los niños. ¡Nosotros también necesitamos el toque de Dios para ser buenos educadores!)
Por eso no sirve establecer como «regla», por ejemplo, que hay que saludar amablemente, que hay que decir «gracias», o que hay que ayudar al hermanito pequeño a guardar sus juguetes. Con eso no produciremos ni amabilidad, ni gratitud, ni solidaridad; solamente la hipocresía de aparentarlo con actos externos.
Reglas útiles son las que nos ayudan a estructurar nuestra vida, y las que nos protegen contra los peligros que nosotros mismos podemos causar, y contra las maldades de otras personas. En cambio, los asuntos de las actitudes y del corazón se manejan mejor en el contexto de una relación personal de confianza mutua, y buscando juntos a Dios. Es la bondad de Dios, no la ley ni el castigo, que nos guía al arrepentimiento (Romanos 2:4).

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