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Cómo detectar si te están lavando el cerebro

Hace poco leí el testimonio de alguien que había viajado a Corea del Norte. Entre otras cosas, relató lo siguiente:
«Los oficiales de inmigración están muy diligentemente tipeando en sus computadoras. Pero las computadoras están inoperativas; no hay electricidad.
En las calles de Pyongyang (la capital), uno puede ver policías que están dirigiendo el tránsito. Pero no hay tránsito; no hay carros circulando en las calles.»

Parece de verdad un mundo irreal. Solamente después de un lavado de cerebro, una población entera se somete a tales prácticas irrazonables. – Pero ¿cuán diferentes somos nosotros?
Escuché de una universidad peruana – una bastante prestigiosa – que está incluyendo en sus currículos de pregrado unos cursos tan avanzados que los mismos profesores no son capaces de comprenderlos, ni mucho menos enseñarlos. Los estudiantes no tienen ningún beneficio de esos cursos. Entonces, ¿para qué están en el currículo? – Es solamente para dar la apariencia de que la universidad tiene un «alto nivel académico». Así se espera conseguir alguna acreditación internacional. ¿Acaso es eso menos «irreal» que las actuaciones de los oficiales norcoreanos?

Y eso ya empieza con los niños pequeños. En la actual «educación» a distancia – no es verdadera educación, eso ya es otra actuación irreal -, en la actual escolarización a distancia, bajo el lema engañoso de «Aprendo en casa», los profesores dan a los niños unas tareas tan difíciles que los niños no pueden entenderlas; y en cantidades tan excesivas que los niños no tienen tiempo ni fuerzas para resolverlas, ni siquiera trasnochándose. Es solamente para dar la apariencia de que los profesores estén «avanzando». Pero los niños no están en las condiciones de resolver sus tareas; entonces sus padres tienen que hacerlas, para dar la apariencia de que los niños han aprendido algo.
Y para añadir otra contradiccón: Las disposiciones del gobierno (por lo menos aquí en el Perú) dicen exactamente lo contrario. Dicen que las tareas deben adaptarse a la capacidad y el nivel de comprensión de los niños. Pero las escuelas y los profesores no permiten que se haga así. Exigen tareas excesivas, y hechas a la perfección – hechas por los padres, por supuesto.
Es difícil imaginarse una «educación» más irreal que eso.

¿Y qué decimos de la actual mania de ponerse mascarillas? Se han hecho comparaciones entre el tamaño de un virus, y el tamaño de las pequeñas aperturas en las mascarillas comunes que la gente suele usar. La conclusión fue, que el querer defenderse contra un virus con una mascarilla común, es como usar una malla de pescar en lugar de mosquitero. Pregunte a la gente que se infectó. La mayoría dirán que estaban usando mascarilla – pero igual se infectaron. ¿Por qué entonces la insistencia en esa actuación irreal, hasta el punto de imponer multas a quienes no cumplen?

Cada vez que vemos a la gente aceptar tales «irrealidades» como si fueran la realidad, tenemos que concluir que sufrieron un lavado de cerebro.

Antiguamente, los «lavados de cerebro» se hacían con métodos brutales: campamentos de concentración y de reeducación; exposición forzada a la propaganda las 24 horas al día; golpes y torturas. Eso todavía existe – y todo señala a que eso se volverá a introducir, aun en los países que hasta ahora disfrutaron de relativa libertad.
Pero por mientras, se han inventado métodos mucho más sutiles de lavar los cerebros de la entera población simultáneamente.

Después de la caída de la Unión Soviética, un ruso visitó los Estados Unidos. Le preguntaron: «¿Qué cosas le impresionan en el Occidente?» – El ruso respondió: «La propaganda política. En la Unión Soviética, la propaganda estatal era tan torpe y obvia, que la gente ya no la tomaba en serio. Pero vuestros gobiernos difunden su propaganda de una manera tan sutil que la gente ni siquiera se da cuenta de que es propaganda.»

La propaganda se da la apariencia de ser información. Pero es información seleccionada y editada de manera calculada, para inducir en nosotros ciertos cambios en nuestra percepción, en nuestra manera de pensar y de actuar. Y ahora ya no son solamente las instancias del gobierno que emiten su propaganda. Se han unido los medios de comunicación, y las grandes empresas internacionales que manejan la mayor parte de la internet, para inundarnos constantemente con propaganda.

He aquí unas señales para reconocer la propaganda:

Se mezcla información con opinión.

Antiguamente, el ideal periodístico era la objetividad. Cuando se reportaban hechos y sucesos, los periodistas se esforzaban por representarlos de manera imparcial. Si el periodista deseaba adicionalmente comunicar su propia opinión, lo hacía en un comentario aparte o en una columna de opinión. De esta manera se distinguía claramente entre información y opinión.
Pero durante las últimas décadas nos hemos acostumbrado a que nos sirvan cada información junta con su valoración oficial. En las secciones de noticias, ciertas personas y acciones reciben calificativos como «famoso», «reconocido», «respetado», «heroico», etc. Mientras que otros son tildados de «cuestionable», «controvertido», «irresponsable», «temerario», etc. Ahora los medios de comunicación nos dictan cómo debemos pensar, y cómo debemos sentirnos, respecto a las personas y sus actos. Ya no se nos permite evaluar los hechos por nosotros mismos.
Cuando leas tales noticias, reflexiona: «¿Cómo quieren que yo me sienta acerca de eso? ¿De verdad quiero sentirme así? ¿Existen puntos de vista alternativos para calificar este hecho?»

Todos los medios de comunicación dicen lo mismo.

Antiguamente, existía libertad de la prensa y de la opinión. Cada medio de comunicación podía representar los hechos desde su propia perspectiva. Existían medios «derechistas» e «izquierdistas»; medios que defendían la libertad, y otros que defendían el autoritarismo; medios favorables al cristianismo, y otros que se le oponían; medios dedicados a la política, otros dedicados a la cultura y el arte; etc. Cierto, se ejercía cierta «censura» dentro de cada medio, rechazando ciertas opiniones que se alejaban demasiado de la línea de la redacción. Pero si un periodista no estaba conforme con eso, podía irse a otro medio que tenía una línea distinta. O podía fundar su propio medio.
Ahora, en cambio, ya no se puede distinguir entre un diario y otro, entre un canal de televisión y otro. Todos tratan los mismos temas, desde la misma perspectiva y con la misma opinión. Y todos omiten los mismos temas. (¿Cuándo fue la última vez que Ud. vio o leyó una noticia acerca de la persecución de los cristianos en China? ¿O acerca del juicio contra Julian Assange? ¿O acerca de la corrupción entre los periodistas?)
Ya no existe ninguna discusión abierta entre opiniones divergentes. Aun las «redes (a)sociales» en internet restringen más y más los contenidos que contradicen el narrativo oficial. Con todo eso, es obvio que se está ejerciendo un control y una censura global. La prensa ya no está para informar; está para dirigirnos en la dirección trazada por los poderes en las sombras.
(Nota: En este sitio se encuentran informaciones médicas y estadísticas bien documentadas, que no suelen reportarse en los medios oficiales de comuncación.)

Se censuran y se desacreditan fuentes alternativas de información.

Una forma de censura consiste en limitar las fuentes de información a las «oficialmente aprobadas». En los tiempos de la Unión Soviética, eso se lograba de manera cruda: Simplemente se prohibía todo medio de comunicación que no estaba autorizado por el gobierno. Hoy en día se usan métodos más sutiles para asegurar que los periodistas colaboren con el narrativo oficial. Además, las «redes (a)sociales» han asumido prácticamente una función de gobierno sobre las comunicaciones personales. La censura directa en esos medios todavía no es tan fuerte, pero aumenta diariamente. Además, nos dicen que no confiemos en fuentes de información que no sean «oficiales» – o sea, del gobierno o de los medios de comunicación «respetados», lo que significa asociados con el gobierno. Como si los políticos fueran de la clase de personas conocidas por decir siempre la verdad…

Ya que últimamente bastantes personas se volvieron alertas al hecho de que los medios de comunicación no siempre dicen la verdad, se están propagando ahora los «verificadores» o «fact checkers», que supuestamente detectan noticias falsas. Pero esos «verificadores» a menudo son periodistas asociados al conjunto de medios que son los mismos culpables de difundir noticias falsas y propagandísticas. Seguramente ellos no van a destapar las mentiras de su propia tribu. Revisando esas supuestas «verificaciones», encontramos mayormente afirmaciones sin fundamento. Citan una noticia y dicen: «Esta noticia es falsa», pero no hacen referencia a ninguna fuente original que demostraría la falsedad de la noticia. Tengo que creer al verificador, por el mero hecho de que él mismo se atribuyó la función de «verificador».
– O refutan algún punto marginal de una noticia, sin siquiera hacer referencia al punto principal. «Una noticia pretende que 52 alumnos educados en casa, que participaron en una evaluación oficial de matemática, alcanzaron un promedio 17 puntos porcentuales por encima de los alumnos de las escuelas estatales. Esta noticia es falsa. La evaluación fue en aritmética, no en matemática.» – Este es un ejemplo ficticio, pero ilustra los métodos que se usan para desacreditar noticias políticamente incómodas.
Tenemos que verificar críticamente a los verificadores.

Mensajes sumamente emocionales.

Las emociones fuertes anulan la capacidad de analizar racionalmente. Por eso, la propaganda se esfuerza por incitar emociones:
– El pánico ante un peligro (sea real o imaginario). Se muestran las imágenes más horrorosas; se inflan desproporcionadamente unos casos anecdóticos de personas que sucumbieron a algún riesgo; se insinúa que todos vamos a morir (o sufrir un grave daño) si no nos sometemos bajo las órdenes que recibimos, no importa cuan irrazonables sean.
– El odio hacia un grupo que se percibe como enemigo. Una vez que se ha decidido desacreditar a cierto grupo de personas, los medios culpan a esas personas de todo mal. Se esfuerzan por encontrar casos de tales personas que cometieron crímenes, causaron la propagación de enfermedades, participaron en la corrupción, etc; y entonces dan mucha prominencia a las noticias acerca de esos casos. (Un ejemplo reciente es la manera como los medios de comunicación están pintando las iglesias y las familias como «focos infecciosos» – mientras que, por ejemplo, nadie se tomó la molestia de investigar cuántas personas se infectaron en hospitales.)
– Una adulación religiosa hacia aquellas personas o grupos que son claves en difundir el narrativo oficial y cumplir el plan oficial. Hasta se instituyen ritos de «adoración» hacia tales personas – como en algunos países recientemente el aplauso ritual para los médicos. (Pero obviamente, si un médico se atreve a publicar su experiencia clínica que contradice el narrativo oficial, inmediatamente cae en desgracia y pierde su trabajo. Los sacerdotes de la nueva religión médica no toleran a disidentes en sus filas.)

Un claro ejemplo histórico de estos mecanismos fue la propaganda nazi en la década de los 1930. Primero, los nazis se enfocaron en la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, y evocaron el miedo de que los países europeos estarían planeando una nueva destrucción de Alemania. Después difundieron supuestas evidencias de que los judíos estarían detrás de una tal conspiración internacional contra Alemania; y así incitaron el odio contra los judíos. Y se presentaron a sí mismos, el partido nazi, como el «salvador» que iba a liberar a Alemania de esos peligros. Instituyeron rituales de aclamación pública al «Fuhrer». Con todo eso lograron que los alemanes rindiesen voluntariamente todas sus libertades, y que aun el parlamento otorgase poderes dictatoriales al gobierno nazi. No hubo necesidad de ninguna revolución; la propaganda fue suficiente. Pero sabemos también que, apenas que ellos tuvieron el poder, comenzó el terror.

Uso de «palabras cargadas».

La propaganda repite ciertas palabras claves que comunican una obligación de cumplir con ciertas órdenes, o que sirven para desacreditar públicamente a los oponentes. Eso se logra, «cargando» la palabra con significados adicionales, más allá de su significado original.
Una de esas palabras es, por ejemplo, «salud pública». ¿Quién no querrá que el «público» esté sano? Y con eso, el «público» acepta muchos mensajes adicionales: Que la salud no sería un asunto personal, que sería un asunto de la política del estado. Que te pueden culpar por el estado de salud de tu vecino o de tus clientes. Que el estado tendría el derecho de discriminarte y hasta castigarte, en base a tu estado de salud. Que el estado tendría el derecho de imponer ciertos tratamientos médicos como obligatorios, y de prohibir otros. (En una sociedad libre, cada uno es libre de escoger de quién solicitar tratamiento médico; y el paciente y su médico deciden en mutuo acuerdo acerca del tratamiento. Incluso se sugiere que en caso de duda, el paciente busque una segunda opinión de otro médico. Pero en un país que aceptó el narrativo de la «salud pública», el estado decide sobre tu cuerpo.)
Últimamente surgieron algunas nuevas palabras cargadas para reforzar este narrativo, tales como «buena ciudadanía» y «bioseguridad». Dejo al lector la tarea de investigar cuál fue el significado original de esas palabras, y cuáles son las «cargas» que recientemente se han impuesto sobre ellas.

No importan los hechos, el narrativo oficial siempre gana.

Con un poco de retórica, casi cualquier noticia se puede interpretar a favor del narrativo oficial.

Si los niños aprenden algo en la actual educación a distancia, por supuesto que es porque el programa del gobierno funciona. (No puede ser el mérito de los padres que llevaron toda la carga…)
Si los niños no aprenden nada, es porque los padres no colaboraron lo suficiente.

Si el número de nuevos infectados se reduce, es porque las medidas represivas del gobierno tienen éxito; hay que continuar así.
Si el número de nuevos infectados aumenta, es por culpa de quienes desobedecen las medidas del gobierno; entonces hay que imponer aun más represión.

Nadie se detiene para analizar por qué es que el Perú, uno de los primeros países en imponer las más drásticas restricciones y castigos, recientemente saltó al puesto mundial número 1 en muertes, relativo a la población. No se permite que los hechos hablen; así o así se tiene que sostener el narrativo oficial.

Cambios repentinos del narrativo.

Hasta hace poco, los defensores de la escolarización total hablaban mucho de la «socialización.» «Los niños tienen que ir a la escuela para que se socialicen.» – «Los niños educados en familia crecen en una burbuja.»
¿Dónde están ahora todas esas voces? Se quedaron calladas. Al contrario, ahora exigen que los niños sean educados en una especie de burbuja tan extrema como ninguna familia educadora jamás lo propuso: aislados aun de sus amigos, vecinos y familiares más cercanos, sin conocer nada del mundo que los rodea, excepto lo que les llega de manera filtrada a través de un canal de internet o de televisión controlado por el gobierno. Los niños son ahora condenados a crecer en un mundo completamente virtual, irreal, que es cada vez menos coherente con el mundo real.

Hasta hace poco, hubo una gran histeria acerca del uso del plástico. «El plástico destruye el ecosistema»; «el plástico nos está envenenando». Se impusieron prohibiciones y nuevos impuestos sobre las bolsas de plástico.
Ahora, al contrario, la humanidad produce miles de toneladas de basura de mascarillas y guantes desechables, hechos de materiales dañinos para el medio ambiente, y por supuesto con sus bolsas de plástico correspondientes. Y las multitudes que antes vociferaban y entraban en pánico por la contaminación con el plástico, ahora al contrario propagan el uso de esos productos.

Parece que la mayor parte de la humanidad acepta sin cuestionar esos cambios irrazonables en los comunicados oficiales, y en los mensajes que transmiten los medios de comunicación. Mucha gente está ahora dispuesta a aceptar dichos tan irrazonables como este lema de un gobierno regional de Australia: «Staying apart keeps us together» («Distanciarnos nos mantiene juntos»). Eso es otro síntoma de que somos víctimas de una operación de propaganda de la máxima escala.

No aceptemos cualquier información que nos llega por los medios de comunicación, los políticos, o los currículos escolares. Investiguemos por cuenta propia. Apliquemos el principio bíblico: «Examinen todo, retengan lo bueno.» Gente que no razona, que no analiza, quedará reducida a esclavitud.

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Acción «Comparte tu educación»

¿Aplicas en tu familia unos métodos educativos libres, activos, respetuosos de las necesidades y del desarrollo natural de tus hijos? ¿O eres parte de una institución educativa que usa tales métodos, y los comparte con las familias?

¿Hiciste experiencias positivas con ello? – ¿Hicieron tus hijos (o alumnos) unas experiencias de aprendizaje motivadoras, vivenciales, quizás incluso surgidas de su propia iniciativa y creatividad?

¿Por qué no lo compartes con otras familias?

En la situación actual, muchos padres y madres se ven obligados a acompañar los procesos de aprendizaje de sus hijos en casa. La mayoría de ellos, y la mayoría de los profesores, no conocen otra cosa que la rutina tediosa del sistema escolar convencional. Por eso, aplican los mismos métodos también en su educación a distancia. Pero en las familias se hace ahora más visible el sufrimiento de los niños bajo una sobrecarga de tareas rutinarias. Algunas familias empiezan a preguntarse si ese sistema es realmente adecuado para generar aprendizajes.

En esta situación, algunos padres y madres en tu alrededor podrían estar agradecidos por tu apoyo y amistad. Y sus hijos podrían estar agradecidos por la amistad de tus hijos.

Por tanto, te hago las siguientes sugerencias:

Comienza a preguntar a las familias en tu alrededor, acerca de sus experiencias en la educación de sus hijos. Señala tu interés en su situación, y tu disposición de ayudarles. Comparte unas experiencias positivas de tu propia familia. – Posiblemente escucharás de bastante frustración, sobrecarga, conflictos familiares… Trata de descubrir cuáles de esas familias estarían interesadas en probar una alternativa.

Recomiendo concentrarse en familias realmente cercanas: que viven en el mismo vecindario; parientes; colegas de trabajo, clientes, proveedores, … Así será posible mantener un contacto personal aun cuando hay restricciones de movilidad.

Cuando una o dos familias muestran mayor interés y disposición, considera «adoptarlas» para que les sirvas de mentor(a): Tengan contactos más seguidos; compartan experiencias; ayúdales a desprenderse de los hábitos acostumbrados del sistema escolar convencional. Aun mejor: invítales a tu casa para que presencien personalmente tu vida familiar y las actividades de tus hijos. Pero hazles entender también que no necesitan copiar «al pie de la letra» lo que tú haces. Se trata de que ellos encuentren su propio camino educativo, adaptado a las necesidades particulares de sus hijos.
Para eso no necesitas conocimientos especializados. Para el inicio, tus propias experiencias y el ejemplo de tu familia son suficientes. Más adelante, siempre puedes contactar tus familias «adoptadas» con otras familias o grupos que tienen mayor experiencia. Y puedes señalarles fuentes de información (en internet; libros) acerca de los métodos que tú aplicas.

Ayuda a tus familias «adoptadas» a introducir cambios en pasos pequeños. No pasarán de una educación convencional a una educación libre de un día al otro. (Recuerda tu propia historia. Si tú fuiste acostumbrado(a) al sistema convencional, ¿cuánto tiempo te tomó convencerte de una alternativa mejor?) Si las familias se encuentran actualmente en un programa a distancia del sistema convencional, lo siguiente ya puede ser de gran ayuda:

  • Limitar la cantidad de tareas que los niños tienen que hacer. Por ejemplo decirles: «Haremos tareas desde las 10 hasta las 12 de la mañana; después estás libre. Tú decide cuáles tareas quieres hacer en ese tiempo.»
  • Animar a los niños a que usen su tiempo libre para descubrir sus propios intereses y talentos. Eso puede ser cualquier cosa, desde practicar un deporte, jugar, o hacer trabajos manuales, hasta hacer experimentos científicos, cultivar un huerto, comenzar un pequeño negocio propio, o elaborar una documentación acerca de las naves espaciales.
  • Evaluar cuál es el verdadero nivel de comprensión de los niños en las diversas materias, y permitirles hacer tareas al nivel que les corresponde. Por ejemplo, un niño está en 5to grado, pero encontramos que su comprensión de matemática corresponde a lo que se hace en 3er grado, entonces permitirle que en matemática haga tareas del 3er grado.
  • Si el programa de la escuela contiene temas que aburren a los niños, permitirles que los sustituyan por otros que les interesan más.

En la situación actual, medidas como éstas son posibles sin salirse del sistema. Muchos de estos pasos permiten seguir usando los materiales que la escuela o el estado ofrece, pero adaptándolos a las necesidades de los niños. Eso es importante para familias que vienen desde el trasfondo del sistema convencional, y que todavía no se atreven a diseñar actividades o proyectos propios.

Igual de importante es ayudarles a cambiar la actitud hacia los niños: Despojarse de la idea de que «los niños no hacen nada si no los presionamos». Ayudarles a ver que los niños por naturaleza son activos y curiosos, deseosos de explorar y de saber. Que aprenderán mejor si comenzamos con estas inclinaciones naturales, y les ayudamos a encauzarlas hacia fines buenos y útiles. Ayudarles a ver que los niños no son nuestros enemigos; que padres e hijos estamos «jugando en el mismo equipo».

Una vez que una familia se siente cómoda con esta nueva flexibilidad y con tomar en serio las necesidades de sus hijos, podremos ayudarles a usar métodos más «alternativos»: Proyectos prácticos y manejo de objetos concretos en vez de tareas con libros y cuadernos; uso de medios creativos para presentar sus conocimientos; etc. – según lo que tú mismo(a) ya pudiste aplicar en tu propia familia.

Sigue manteniendo contactos esporádicos también con las otras familias que no «adoptaste». Quizás puedes ayudarles en algún problema momentáneo. Quizás más tarde despierte su interés en hacer cambios.

Si eres representante de una institución educativa que usa una pedagogía alternativa, puedes animar a las familias asociadas a tu institución, a que pongan en práctica las sugerencias arriba mencionadas.

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PS: El Ministerio de Educación del Perú incentiva el uso de métodos adaptados a las necesidades de los niños.

Vea el artículo anterior. La situación actual brinda una oportunidad única para que las familias puedan hacer experiencias con pedagogías alternativas durante este año, sin tener que sacar a sus hijos del sistema escolar, y de una manera completamente legal. Si un profesor objeta, es suficiente con señalarle las disposiciones de las resoluciones.

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A las familias peruanas: ¡El ministerio de educación no quiere que la escuela sobrecargue a sus hijos!

Estoy escuchando de familias peruanas cuyos hijos están todo el día encerrados con libros y cuadernos, o ante la pantalla de una computadora siguiendo los dictados de sus profesores. Veo que muchos profesores no saben hacer otra cosa que reproducir en video lo que suelen hacer en el aula: Exponer contenidos abstractos, exigir que los niños copien todo literalmente, y dar a todos las mismas tareas rutinarias. Me sorprendí al descubrir que nada de eso es la intención del ministerio de educación. Al contrario, las normas del ministerio de educación plantean una pedagogía bastante favorable a un desarrollo sano de los niños. Por ejemplo:

  • No se debe sobrecargar a los niños con tareas, ni con muchas horas ante la pantalla. Para la primaria, no más que dos horas al día.
  • Se debe fomentar el aprendizaje por proyectos (prácticos), más que con libros y cuadernos.
  • El programa debe adaptarse a las necesidades y los intereses de cada estudiante. O sea, no se debe exigir que todos hagan lo mismo. Los niños son diferentes, y aprenden de maneras diferentes.
  • El aprendizaje sucede también en los quehaceres cotidianos de la familia. (El ministerio de educación lo llama «transmisión intergeneracional de saberes».)

Es posible que en otros países exista una situación similar. Si usted tiene hijos en el sistema escolar, o si usted es profesor(a), averigüe lo que dice el gobierno acerca de una buena estrategia educativa.

Padres, madres, y profesores(as), que siempre deseaban explorar métodos educativos más adecuados a las necesidades de los niños, ¡ahora tienen una oportunidad única de hacerlo! Cuando hayan adquirido un poco de experiencia con ello, y vean los resultados, es probable que no querrán volver al sistema convencional.

Padres y madres, si sus hijos están sufriendo bajo un programa inadecuado o demasiado exigente de parte de su escuela, ¡libérenlos de ello! Las normas del ministerio de educación les darán la razón. (Más detalles abajo.)

Aquí hay una pequeña selección de artículos acerca de métodos alternativos de aprendizaje:

En detalle: Lo que dice el ministerio de educación

A continuación citaré unos detalles de la Resolución Viceministerial N° 00093-2020-MINEDU, del 25 de abril de 2020, con el título «ORIENTACIONES PEDAGÓGICAS PARA EL SERVICIO EDUCATIVO DE EDUCACIÓN BÁSICA DURANTE EL AÑO 2020 EN EL MARCO DE LA EMERGENCIA SANITARIA POR EL CORONAVIRUS». El documento completo se puede descargar desde la página web del ministerio de educación del Perú. – Enlace directo al documento 

5.2.1 EL SERVICIO EDUCATIVO EN LA EMERGENCIA SANITARIA

La atención educativa en el estado de emergencia sanitaria no puede adoptar la misma forma de los períodos regulares. (…) No se pretende reproducir los modos del trabajo educativo presencial. (…)

No se espera desarrollar todas las competencias previstas para el año, por lo cual es importante recordar la noción de ciclo que establece el currrículo nacional, lo que permite seguir desarrollando el año siguiente las competencias que este año no se hayan consolidado.
(…)
Las tareas y los horarios necesitan replantearse. No es saludable mantener a los estudiantes muchas horas frente a la computadora, viendo televisión o haciendo tareas. El horario de estudio se organiza en períodos más cortos, de acuerdo con las edades, garantizando que no se agobie a los estudiantes con muchas tareas.

6.2.2 PLANIFICACIÓN DE LAS ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

(…) Dado que el enfoque por competencias se desarrolla idealmente mediante proyectos, se promoverá el empleo de este tipo de metodologías, y otras coherentes con el enfoque (estudios de casos, ABP [Aprendizaje basado en proyectos]) para que los estudiantes integren, vinculen, movilicen diversas competencias.

6.2.3 MONITOREO, SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN

(…) Las actividades planteadas a los estudiantes deben ser retadoras pero posibles de realizar por ellos mismos sin sobrecargar a los estudiantes, considerando como prioridad su bienestar emocional.

Fomentar el uso de estrategias flexibles y personalizadas. Siempre hay diferencias individuales, pero en situaciones de crisis estas diferencias se profundizan aún más. Los docentes, junto con las familias, deben mostrar más que nunca flexibilidad y creatividad en las estrategias para llegar a cada uno de sus estudiantes de la mejor manera.

7.1.3 PLANIFICACIÓN DE LAS ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

(…) b. Alertas importantes
Considerar que durante las etapas de aislamiento social no se debe saturar a los estudiantes con tareas y obligaciones, ni planificar actividades en las que se les fuerce a desarrollar las acciones previstas para un año regular. (…) Los padres de familia deben acordar con sus hijos cómo realizarán las actividades, si lo harán siguiendo el orden propuesto u otro, de acuerdo a sus características, intereses y las posibilidades de la familia.
(…) Se debe considerar que el tiempo adecuado para un niño de inicial a 2º grado de primaria frente a la pantalla no debe ser mayor a 1 hora, para niños de 3º a 6º grado de primaria no más de 2 horas y, en secundaria (…) puede ser de 2 bloques de 2 horas cada uno.

(…) Tener en cuenta que la planificación que realicen debe ser considerada siempre como una hipótesis de trabajo y por tanto es flexible adaptándose a las necesidades de los estudiantes. El contexto actual exige considerar el impacto que genera la situación de aislamiento en todas las personas, en particular de nuestros estudiantes.

(…) c. Recomendaciones
(…) Fomentar que al interior de las familias se desarrollen actividades de transmisión intergeneracional de saberes de su cultura, costumbres, relatos y otros que construyan la identidad cultural de los estudiantes. En consecuencia, las acciones de aprendizaje deben desarrollarse también en otros espacios como la chacra, con una actividad como el tejido, la realización de cerámica, y todas aquellas que la comunidad posee.

7.1.4 MONITOREO, EVALUACIÓN Y RETROALIMENTACIÓN AL PROCESO DE APRENDIZAJE

Durante la modalidad a distancia, se espera que cada docente realice las siguientes acciones: (…)
– Fomentar entre los estudiantes el uso del portafolio como fuente de evidencia de sus aprendizajes. En el portafolio los estudiantes deben registrar actividades, guardar productos o trabajos, colocar ideas y todo aquello que les parezca importante para el aprendizaje. Ello será evidencia de los aprendizajes que luego se analizará con ellos en la etapa presencial y se retroalimentará. (…)
Escuchar, evaluar y retroalimentar de manera formativa a los estudiantes, garantizando el diálogo sobre sus avances y dificultades, para ajustar oportunamente las estrategias de apoyo y para que los estudiantes puedan reflexionar sobre sus aprendizajes.

7.3. ORIENTACIONES PARA ATENDER LA DIVERSIDAD (…)

Actualmente existen estudiantes que no logran desarrollar sus aprendizajes por la falta de una mirada de atención a la diversidad, por lo que se requiere de respuestas pedagógicas que provean oportunidades de aprendizaje diversas, pero de igual calidad para todos los estudiantes, independientemente de sus características personales, atendiendo a la variabilidad de talentos, necesidades especiales y ritmos de aprendizaje. (…)

9. ORIENTACIONES PARA LAS FAMILIAS

(…) Es importante respetar que cada uno de los estudiantes aprende de forma diferente.
(…)
5. El horario diario debe considerarse que para niños de educación inicial y primaria 2 horas diarias es un tiempo adecuado y en secundaria pueden ser 2 bloques diarios de 2 horas cada uno.
(…)
8. Animarlos, felicitarlos, abrazarlos y decirles que están orgullosos de ver cómo hacen sus trabajos.
9. Generar un buen clima para el aprendizaje, ayudarlos a resolver dudas y preguntas que podamos resolver. Evitar actitudes de maltrato como regaños, gritos, amenazas, palabras despectivas, entre otros.


Unas consideraciones adicionales para familias

Las normas del ministerio de educación se dirigen a los profesores. Pero algunos profesores, acostumbrados a la manera tradicional de «dictar clases», no serán capaces de ponerlas en práctica. En esos casos nos corresponde a nosotros como padres, crear en casa un ambiente de aprendizaje agradable.
Los padres somos los responsables por el bienestar y la educación de nuestros hijos. (Declaración Universal de los Derechos Humanos, Art.26.3; Constitución Política del Perú, Art.6 y 13.)
Entonces, también nos corresponde a los padres, proteger a nuestros hijos contra exigencias inadecuadas y exageradas.

Si un(a) docente o una escuela exige más horas de clases o de tareas que lo normado (2 horas para primaria), libere a sus hijos de la carga excesiva: «Ya has trabajado lo suficiente. Si estás cansado(a) de eso, puedes descansar o jugar.»

Si los contenidos son demasiado difíciles o demasiado fáciles para un(a) niño(a), permítale estudiar otros temas que corresponden a su nivel. Por ejemplo, puede escoger materiales de un grado anterior, resp. de uno más avanzado.

Si un(a) niño(a) se aburre con los contenidos, permítale estudiar en su lugar algún otro tema que lo interesa más. (Vea los puntos 7.1.3 y 7.3. en las citas arriba.)

Respecto al portafolio que los estudiantes elaboran, dice también en las «Orientaciones generales para docentes», en la página web del programa oficial «Aprendo en casa«: «Los productos revisados no se utilizarán para fines calificativos.» O sea, un(a) profesor(a) no puede rebajar notas a un(a) alumno(a) por entregar un portafolio con trabajos distintos a los que pidió el profesor. Los profesores deben respetar la diversidad de talentos, necesidades e intereses de los alumnos.

Lo mismo está estipulado en la Resolución Viceministerial 088-2020-MINEDU, en el Anexo 1, «Aprendo en casa – Orientaciones para profesores de educación básica», III. «Orientaciones para escenarios con conectividad».

Si los padres deben «evitar actitudes de maltrato como regaños, gritos, amenazas, palabras despectivas» (9.9), entonces hay que exigir lo mismo de los docentes. Si observamos «actitudes de maltrato» en un(a) docente, debemos defender a nuestros hijos.

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Niños encerrados en casa – ¿qué hacer?

En la actual cuarentena, millones de niños en todo el mundo tienen que pasar sus días encerrados en casa. Es urgente tomar medidas para satisfacer las necesidades de los niños de moverse, de estar al aire libre, de tener contacto con la naturaleza. Si esas necesidades no son satisfechas, los niños pueden sufrir daños serios en su desarrollo y en su salud.

Las ventajas de tener un jardín

Si usted pertenece a las familias felices que tienen un jardín, o por lo menos un patio, entonces puede ofrecer a sus niños las tres cosas de una vez: ejercicio físico, aire libre, y naturaleza. Provea oportunidades de pasar tiempo en el jardín, con tanta frecuencia como sea posible. Puede ser para ayudar en los trabajos normales de un jardín (voltear tierra, siembra, riego, cosecha, etc), o para jugar, o para hacer ejercicios juntos, o para observar plantas y animales … incluso para observar las estrellas de noche, si no hay demasiadas luces alrededor que interfieren. Dependiendo de las circunstancias, quizás pueden incluso armar un espacio en el patio con una mesa y sillas, y una sombrilla, para comer o hacer tareas escolares allí.
Si no tienen esta posibilidad, ¿quizás tienen algún vecino que todavía no se contagió con el pánico generalizado, y que estuviera dispuesto a «prestarles» su jardín o patio por unas horas a la semana? (Respecto a los riesgos de contagio, vea más abajo.)

Otras formas de conseguir aire libre

Quizás su casa tiene un balcón o una azotea. Piensen en unas actividades que pueden hacer con los niños en esos espacios: Saltar soga. Ayudar a lavar y extender la ropa. O incluso trasladar la mesa familiar a uno de esos espacios, algunas veces.
Todos tenemos que hacer compras. Encargue a los niños con eso, de vez en cuando. Así tienen la oportunidad de salir temporalmente de su encierro.
Ventile su casa con frecuencia: Abra todas las ventanas, aun las puertas si es posible, durante unos minutos cada día, o incluso varias veces al día. Contrario a lo que algunos noticieros nos hacen creer, las enfermedades respiratorias se propagan mayormente en ambientes cerrados. La mejor prevención es salir al aire libre – o si eso no es posible, por lo menos hacer que el aire entre a nuestra casa.

Ejercicio físico

Muchos ejercicios de gimnasia pueden realizarse aun en espacios reducidos. En internet se pueden encontrar muchas ideas para ejercicios. Establezca su rutina de gimnasia familiar o individual, por lo menos 20 minutos al día. Aquí también recuerde: Ventile su «gimnasio» con mucha frecuencia.
También algunos trabajos del hogar, o trabajos manuales, proveen un buen ejercicio físico. Involucre a los niños en ello, según sus capacidades. Por ejemplo: Barrer y trapear el piso; lavar los servicios; lavar ropa; trabajos de carpintería; etc. – Quizás les gustaría variar la ubicación de los muebles de la sala, o del dormitorio. Aparte del esfuerzo físico que requiere, combate el aburrimiento, y provee una oportunidad para una limpieza más detenida.
Si su casa tiene varios pisos, a los niños les gustará subir y bajar las gradas de diferentes maneras: caminando, corriendo, subiendo dos gradas a la vez, saltando con los dos pies juntos, saltando con un solo pie … (Por razones de seguridad, se recomienda practicar las variaciones «saltando» solamente de subida, no de bajada.) – Si viven en un bloque, quizás los vecinos se pueden quejar de la bulla. Enseñe a los niños cómo hacerlo con un mínimo de bulla. Y al mismo tiempo, hable respetuosamente con sus vecinos acerca de las necesidades de los niños, y pídales un poco de tolerancia. No solamente los niños deben ser educados respecto a las necesidades (o preferencias) de los adultos; también los adultos necesitamos ser educados respecto a las necesidades de los niños.

Un parque de juegos en la casa

¡Esto es para los valientes! Pero con un poco de iniciativa, destreza y creatividad, los niños podrán tener hasta su pequeño parque de juegos. Por ejemplo:
Una tabla puesta sobre dos ladrillos, puede servir de subibaja.
Una tabla ancha y lisa puede colocarse de manera inclinada de la cama al piso, para que sirva de rodadero. (No debe tener astillas.)
En el marco de una puerta se puede fijar horizontalmente un tubo fuerte de metal, a una altura suficiente para que los niños puedan colgarse con las manos, columpiarse, y hacer otras acrobacias. El tubo tiene que fijarse con suficiente seguridad para que aguante el peso; y al usarlo se recomienda poner una colchoneta debajo para amortiguar caídas.
Si la casa tiene vigas de madera, en una de ellas se pueden fijar dos ganchos fuertes para colgar un columpio. – Se puede hacer lo mismo con una viga de cemento, pero requiere mayores cuidados para que los ganchos aguanten el peso.
Una vez que empiecen, seguramente tendrán más ideas. Solamente tomen siempre las precauciones de seguridad necesarias.

Traiga la naturaleza a la casa.

Si no tienen jardín, pueden cultivar unas plantas en maceteros en la casa. Para los niños es una buena lección de biología (¡y de paciencia!), observar el crecimiento de las plantas. En vez de comprar plantitas, pueden también sembrar cualquier clase de semillas que encuentran en su alimento diario: arvejitas, habas, granos de maíz, pepas de frutas, de tomates, etc…
Algunas mascotas se pueden criar aun en un departamento pequeño: hámster, canario, peces en un acuario, y otros. A algunos niños incluso les gusta tener orugas, hormigas o caracoles como «mascotas». Solamente hay que prepararles un ambiente adecuado: con suficiente aire, alimento, tierra, y bien cerrado para que no puedan escapar.

En este contexto deseo señalar una vez más que el pánico por la pandemia es en gran parte injustificado. En los medios de comunicación y en las redes sociales circulan muchas noticias sesgadas y sensacionalistas. En el siguiente enlace se encuentran muchas informaciones bien documentadas que ayudan a mantener el equilibrio:
http://piensachile.com/2020/03/un-medico-suizo-analiza-la-informacion-que-circula-sobre-el-covid-19/
En particular, como se documenta en esta página, diversos epidemiólogos han señalado que es contraproducente, mantener a los niños encerrados. Eso solamente debilita la salud de ellos, y demora el proceso de alcanzar la inmunidad generalizada de la población, lo cual es lo único que puede detener una pandemia. Para los niños mismos, el riesgo de desarrollar una enfermedad seria en consecuencia de un contagio con coronavirus es prácticamente nulo. El único verdadero riesgo consiste en que los niños a su vez pueden contagiar a otras personas, quienes sí están en riesgo. Entonces, desde el punto de vista de la salud no hay ningún problema con que los niños salgan afuera; solamente hay que cuidar que no estén en contacto cercano con personas que pertenecen a un grupo en riesgo.

Limite los tiempos de pantalla.

Es una gran tentación que los niños (¡y adultos!) estén compensando su aburrimiento con mayores actividades de «pantalla»: mirar tele, jugar juegos de computadora o en el celular, chatear, etc. Eso se agrava ahora con la educación a distancia que transmite la mayor parte de sus contenidos por medios de «pantalla». Particularmente para los niños, eso conlleva un riesgo elevado para su salud física y mental, como documenta este artículo: http://drupal6.allianceforchildhood.org/fools_gold_spanish

Tenemos que encontrar alternativas a las actividades de pantalla. Por ejemplo, en vez de jugar juegos de computadora, juegue juegos de mesa con sus niños. Aprendan nuevas manualidades. Lean libros. Hagan experimentos. Inventen cuentos.

Si buscamos en internet ideas para tales actividades, es preferible que los padres hagamos la mayor parte de la búsqueda, y no los niños. Los niños son más vulnerables, porque sus ojos y cerebros están todavía en pleno desarrollo. Los adultos aguantamos más horas de pantalla con menos efectos dañinos para nuestra salud.
Lo mismo aplica a la educación a distancia. Por lo menos durante la etapa de la primaria, es mejor que los padres recibamos las informaciones y las ideas para actividades educativas, y después las transmitamos a los niños en persona. Asi evitamos una sobrecarga de tiempo de pantalla para los niños, y al mismo tiempo les proveemos el contacto personal que ellos necesitan. – Algunos ejercicios vienen por internet, pero requieren solamente leer y escribir o dibujar. En este caso, si tenemos la posibilidad, los podemos dar a los niños como hoja de trabajo impresa, para que no necesiten mirar la pantalla para resolverlos. Así podemos reducir las horas de pantalla a aquellas actividades que realmente requieren que los niños interactúen ellos mismos con un programa de computadora; y quizás una o dos actividades «divertidas» que los niños mismos escogen. Por lo demás, es mejor que se ocupen con personas y objetos reales, concretos.

Respecto al tema de la educación, vea también «Aprender en casa – ¡pero bonito!».

Encuentre un equilibrio entre estar juntos y estar a solas.

Muchas familias tienen actualmente más tiempo juntos. ¡Eso es una gran oportunidad! Aprovéchela para conocer mejor a sus niños, para compartir experiencias, para resolver conflictos. Haga un esfuerzo para comprenderlos mejor.
Pero eso puede ser también una gran carga. Especialmente si en la familia existen ciertos patrones de comportamiento conflictivo que se repiten con frecuencia. Eso se puede agravar cuando la familia pasa mucho tiempo juntos, y puede requerir la ayuda de una persona de afuera para resolverlo.
Es una buena idea, reservar ciertos tiempos para reuniones familiares. Podemos tener reuniones para charlar y jugar; para comer juntos un postre rico; para hacer juntos alguna reparación en la casa que hace tiempo ya se debía hacer; etc. También necesitamos de vez en cuando una reunión de «consejo familiar», donde cada miembro puede plantear asuntos que se deben solucionar, y juntos llegar a acuerdos y soluciones.

Por el otro lado, todos – adultos y niños – tenemos también la necesidad de estar solos. Esa necesidad difiere según el temperamento individual: las personas introvertidas necesitan más tiempo a solas. Respetemos también esta necesidad. Hay que conceder a cada miembro de la familia un «lugar de retiro» donde puede aislarse cuando siente esa necesidad – sea para reflexionar a solas, para orar, para llorar, para superar una crisis emocional, o simplemente para descansar. Si cada miembro de la familia tiene su propia habitación, es lógico que su habitación sea también su lugar de retiro. Si varias personas comparten una habitación, hay que encontrar otra solución. Algunos ya pueden estar contentos si se pueden esconder en su cama debajo de la frazada, y si pueden saber que los demás respetarán su privacidad y no los molestarán en ese lugar. A algunos les gusta retirarse al baño – solamente que eso causa problemas si otra persona necesita urgentemente usar ese lugar. Para los niños se pueden también construir unas casitas de cartones grandes, y colocarlas en unos rincones libres. Estas casitas pueden servir tanto para jugar como para lugares de retiro.

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Aprendizaje en casa en la etapa de la secundaria

Aprendizaje en casa en la etapa de la secundaria

Al pasar a la etapa de la educación secundaria, varias cosas están cambiando, tanto en las características de los alumnos como en las exigencias académicas. Eso a su vez va a requerir unos cambios en la forma de educar en casa.

Tengamos siempre presente que cada niña y niño tiene su propio ritmo de desarrollo. Entonces no podemos decir: «Ahora mi hijo(a) ha alcanzado la edad de la secundaria, ahora es tiempo para esos cambios.» Los métodos que son apropiados para un alumno, pueden no serlo para otro. Observe el desarrollo de sus hijos; observe cómo cambia su manera de aprender, y provea un entorno adecuado a sus características personales. Algunos alumnos demoran hasta los 14 ó 15 años, hasta que muestren algunas de las características que se describen a continuación. Otros pueden mostrarlos tan temprano como a los 11 ó 12 años. Algunos otros se desarrollan de una manera tan distinta que nunca pasan por una adolescencia «típica», o solamente en la edad adulta.


Crece el deseo de independencia personal.

Los adolescentes suelen tener un deseo de hacer sus decisiones propias en áreas cada vez más amplias de su vida personal: cómo vestirse y peinarse; cómo adornar su habitación; cómo pasar su tiempo libre; a qué hora acostarse y levantarse; tener cierto monto de dinero a su disposición libre; etc.
Eso puede causar conflictos con los padres. Pero los deseos de mayor autonomía son una parte normal y necesaria de la preparación para una vida adulta responsable. Como padres sabios, no vamos a suprimir esos deseos, imponiendo nuestra voluntad. Con eso solamente impediríamos la maduración de nuestros hijos. – Pero tampoco vamos a dejar que hagan todo lo que quieren, porque todavía no tienen la madurez de adultos. Tenemos que acompañarlos como «mentores», con una actitud positiva, durante esta transición difícil de la niñez a la edad adulta.

En este camino será muy importante, practicar constantemente el diálogo respetuoso. Recordemos que el respeto verdadero es mutuo: Solamente si yo doy el ejemplo, y me dirijo a mis hijos de una manera respetuosa, puedo exigir que ellos muestren el mismo respeto hacia mi persona. Entonces, las «leyes de la casa» tendrán que establecerse en acuerdo mutuo – excepto donde se trata de reglas absolutas definidas por los mandamientos de Dios, tales como la honestidad, la veracidad, etc.
Si vemos la necesidad de imponer alguna regla más allá de eso, tenemos que fundamentarlo bien. Por ejemplo, si lo vemos necesario imponer una hora cuando tienen que estar en casa después de salir por la noche, podemos fundamentarlo 1) que es para su propia seguridad, ya que existen riesgos que ellos todavía no pueden reconocer plenamente; y 2) que ellos todavía están dependientes de nosotros, viviendo en nuestra casa, y por tanto tenemos el derecho de imponer ciertas condiciones a las personas que tienen el privilegio de vivir en nuestra casa.

Como regla general, las libertades y la independencia deben crecer en la misma medida como crece la capacidad de asumir responsabilidades. Por ejemplo respecto al dinero, es recomendable no darles propinas, pero que puedan disponer libremente del dinero que ganan con su propio trabajo. Si un adolescente gana dinero con su trabajo, es una muestra de responsabilidad y capacidad, y por tanto merece su medida correspondiente de independencia. Es también un principio bíblico que «el trabajador merece su sueldo».

Respecto al aprendizaje, debe crecer la libertad de los alumnos de elegir ellos mismos los contenidos que desean estudiar, sus métodos de estudio, y las metas que desean alcanzar.

Todo eso funcionará mejor si se ha practicado ya durante la primaria. Si se ha forjado una buena relación de confianza entre padres e hijos, si se ha involucrado a los niños en las decisiones que toma la familia (respecto a la vida diaria y también respecto a los aprendizajes), si se han acostumbrado a asumir sus pequeñas responsabilidades en la casa durante la niñez, entonces la transición hacia responsabilidades mayores no debería ser demasiado problemática.


Crece la capacidad para el aprendizaje independiente.

Este es el lado positivo: A medida que los adolescentes se vuelven más independientes, necesitarán menos de nuestra ayuda y supervisión para aprender. Eso es también la solución para aquellos padres que temen no poder continuar con la educación en casa durante la secundaria, porque les faltan los conocimientos académicos: No es necesario que nosotros sepamos todo lo que nuestros hijos van a aprender. Ellos mismos pueden encontrar las informaciones que necesitan, y estudiarlas por su cuenta. Hoy en día, con la internet, ¡la información está por todas partes! Como ejemplo, uno de mis hijos comenzó a los 15 años a aprender el idioma japonés, con materiales que encontró en internet. Ahora traduce libros japoneses. Nadie en nuestra familia ni en nuestro entorno habla japonés; él lo hizo sin ninguna ayuda «presencial».
Por si en algún tema especializado persistirían unas dificultades, siempre se puede buscar contacto con algun(a) amigo(a) mayor que entiende el tema, o un(a) profesor(a) particular.

Entonces, algunas de las siguientes opciones tendrán mayor importancia a partir de la adolescencia:

Aprendizaje autogestionado: Los alumnos buscan y procesan por sí mismos las informaciones que necesitan para entender un tema. Deciden ellos mismos acerca de los contenidos que desean estudiar, y diseñan sus propios proyectos de aprendizaje, de investigación, o de práctica. Hasta pueden ellos mismos ver unas formas de presentar sus aprendizajes: sea en forma de una pequeña exposición en familia; una exposición ante un grupo mayor de interesados; una publicación en internet (blog, foro de discusión, video, etc); la participación en algún concurso público; etc.

Participación en grupos de interés: En la adolescencia es normal que ciertos campos de interés adquieran una mayor intensidad. Entonces, según ese interés, un adolescente puede beneficiar por ejemplo de participar en un club de ajedrez, un equipo deportivo, un grupo de computación o robótica, un círculo de lectura, un grupo de scouts, de experimentación científica, de excursiones geográficas y botánicas, etc. Si en su entorno no existe ningún grupo que corresponde a su interés, aun puede tomar la iniciativa de fundar uno. – En el caso de no tener ninguna de esas posibilidades, se pueden también buscar grupos virtuales por internet. Pero si existen oportunidades para la experiencia vivencial, normalmente eso es mejor que el mundo virtual.

Educación a distancia: Ésta puede ser formal (matricularse y participar en el programa de una escuela a distancia), o informal (participación en cursos a distancia que se ofrecen por internet). Se diferencia del aprendizaje autogestionado en que la secuencia del aprendizaje, y los métodos a usar, son preprogramados por la entidad que ofrece los materiales de estudio.

La primera variante, la escuela a distancia, es en realidad una educación dentro del sistema escolar, solamente que éste se traslada a la casa. Por tanto, no recomiendo esa opción: No respeta los procesos naturales de aprendizaje. La mayoría de esos programas, igual como el sistema escolar, sobrecargan a los alumnos con un montón de tareas repetitivas que ahogan la creatividad, y con conocimientos innecesarios y alejados de la vida real. Además socavan la idea fundamental de la educación en casa, que es la autonomía de cada familia; porque no dejan a las familias en la libertad de diseñar su propio programa educativo. El asunto sería diferente si existieran escuelas a distancia que ofrezcan a las familias participantes esa libertad. Pero hasta la fecha todavía no tengo conocimiento de una tal escuela oficialmente reconocida en el mundo hispanohablante.

Por el otro lado, pueden ser muy útiles los cursos a distancia que un(a) alumno(a) elige por interés propio. Hoy en día se ofrece una amplia gama de tales cursos, muchos de ellos incluso gratuitos. Solamente que allí también habrá que fijarse en la metodología que usan. Un curso que solamente presenta contenidos para memorizar, y exámenes para reproducir lo memorizado, no es de mucha utilidad educativa. Un buen curso a distancia involucra elementos como los siguientes:

  • Tareas que requieren formular ideas propias y presentarlas en forma de ensayo, presentación digital, video, etc; con la oportunidad de recibir retroalimentación de otros participantes y/o del instructor.
  • Proyectos prácticos que los participantes pueden realizar en su propio entorno.
  • Oportunidades para la interacción entre participantes del curso (p.ej. foro de discusión).

Deseo acotar aquí que para alumnos de primaria esas modalidades a distancia no me parecen aconsejables, porque generalmente requieren que los alumnos pasen muchas horas al día ante la pantalla, y eso es dañino para el desarrollo de su vista y de su cerebro. Por eso, mi curso de Matemática Activa se dirige en primer lugar a los padres, y les da ideas para proyectos prácticos que ellos pueden llevar a cabo con sus hijos.

– Incluso, algunos alumnos educados en casa podrían en la edad de la secundaria decidir que desean asistir a un colegio. Si ellos hacen esa decisión por cuenta propia, como expresión de su capacidad de decidir independientemente acerca de su educación, opino que a esa edad hay que respetarla. Solamente que en lo posible se deberá elegir un colegio que corresponde a los valores y convicciones de la familia.

El aprendizaje independiente provee el potencial de ser mucho mejor preparado para los desafíos cambiantes de la vida. El sistema escolar produce aprendedores dependientes: se acostumbran a aprender solamente lo que el profesor les pone delante, bajo obligación. Así también en la edad adulta, sabrán apoyarse solamente en lo que se les ha enseñado y mandado en la escuela; pero no sabrán pensar por sí mismos ni buscar recursos adecuados, cuando se encuentran ante una situación improvista. Es por eso que, por ejemplo, los profesores del sistema escolar dificultan tanto en adaptarse a los retos de una sociedad tecnologizada y digitalizada; porque ese es un campo donde los cambios y las innovaciones suceden muy rápidamente.
Un aprendedor independiente, en cambio, sabe que siempre puede seguir aprendiendo, aun si nadie le enseña. Así encontrará por sí mismo las informaciones y las soluciones que necesita en una situación nueva.

Por el otro lado, estemos conscientes que el aprendizaje independiente no es la última meta. Alcanzamos nuestro potencial completo cuando somos aprendedores dependientes de Dios. Acostumbremos a nuestros hijos a preguntar a Dios: ¿Cuál es tu plan para mi vida? ¿Cuáles son los dones y talentos particulares que me has dado? ¿y cómo puedo con esos dones y talentos servirte a tí y a mis prójimos? ¿Qué cosas necesito aprender para poder cumplir ese plan de mi vida? Es la seguridad en Dios la que nos hace independientes frente a los hombres, sus opiniones y sus críticas.

Aquí también aplica: Estas capacidades se desarrollarán mejor, si los alumnos ya en la edad de la primaria se han encontrado ante el desafío de buscar ellos mismos una información que necesitan; de decidir entre varios aprendizajes posibles; o de expresar razonamientos y opiniones propias.


Las fases de aprendizaje se vuelven más irregulares.

Ya en la primaria, el aprendizaje de los niños no sucede de manera constante. Hay períodos de unas horas, días, o incluso semanas, donde están entusiasmados y absorbidos en un tema que los interesa, y hacen progresos fenomenales. Y hay otros períodos donde solamente quieren volver a jugar los mismos juegos como siempre, o «no hacer nada». Por eso no sirven los currículos cronogramados que exigen que los niños cumplan cada día su misma ración prescrita de lenguaje, de matemática, y de otros contenidos. El cerebro infantil no funciona de esta manera programada como si fuera una computadora.

En la adolescencia, esas fases pueden volverse aun más pronunciadas e irregulares. Eso es debido a los fuertes cambios físicos, hormonales y emocionales que suceden en esa etapa de la vida. Los adolescentes pueden por más tiempo sentirse sin fuerzas, apáticos, y con una mayor necesidad de descanso. Pero pueden también descubrir nuevos campos de interés que los incentivarán a aprender y producir a un ritmo más intenso que antes.

Es un reto para los padres, mantener un equilibrio sano en estas circunstancias. Por un lado, no podemos insistir en un horario demasiado rígido, porque los adolescentes realmente no podrán cumplirlo cuando están en una fase de apatía o depresión. Por el otro lado, ellos tendrán que aprender también a no dejarse vencer por las emociones cambiantes, y a desarrollar el dominio propio de cumplir con las cosas necesarias (quehaceres de la casa, horas de comida, etc.) aun en una fase depresiva. Este es otro tema que se debe tratar y resolver en el diálogo mutuo.


Despierta la capacidad del pensamiento abstracto.

Entre los 12 y los 15 años de edad, aproximadamente, la mayoría de los adolescentes empiezan a adquirir la capacidad de pensar de manera abstracta. Con eso se entiende la capacidad de razonar acerca de algo que uno solamente se imagina en la mente, sin haberlo visto o experimentado antes, y sin que esté relacionado con algún objeto concreto del mundo real. Por ejemplo, los siguientes temas requieren razonamiento abstracto: Gramática; álgebra; lógica; filosofía; programación de computadoras; y otros.

La adolescencia es entonces la etapa donde tiene sentido, confrontar a los alumnos con temas como éstos. Como en las etapas anteriores, es necesario observarlos para entender cuándo están listos para el razonamiento abstracto; y no cargarlos con esos temas antes del tiempo. Muchas veces, los alumnos empezarán de manera natural interesarse por algunos de esos temas cuando llega su tiempo.

En general, la secundaria es la etapa donde podemos empezar a introducir «teoría», mientras que en la primaria debería predominar la experiencia práctica. Por ejemplo, en la primaria se pueden hacer diversos experimentos de física y de química, y los niños disfrutarán de observar los resultados, y se asombrarán de resultados inesperados. Pero la teoría subyacente, p.ej. los principios relacionados con fuerzas y energías, o con átomos y elementos químicos, no la podrán entender hasta que su pensamiento abstracto haya despertado. – Por el otro lado, si en la primaria tuvieron la oportunidad de hacer las experiencias prácticas, ésas les ayudarán a entender mejor la teoría cuando estén en la secundaria.


La necesidad de una orientación vocacional.

Los últimos años de la secundaria son también la etapa de decidir acerca de la ocupación o vocación futura. Para poder decidir bien, un joven necesita sobre todo dos cosas:

  • Conocer de manera realista sus dones, talentos y capacidades.
  • Experiencia práctica en aquellos campos ocupacionales que le interesan.

Por tanto es importante que los jóvenes tengan suficientes oportunidades de «experimentar» con diversos dones y talentos, para llegar a una evaluación realista de sí mismos. Necesitan experimentar cuáles son las cosas que saben hacer bien, y las que no saben hacer bien. Entre éstos deben figurar no solamente temas «académicos», sino también capacidades artísticas, manuales y prácticas (dibujar; tejer; cocinar; hacer trabajos de carpintería o de mecánica; etc), y de relaciones interpersonales (tener comprensión por otros; trabajar en equipo; liderar; dar ánimo; solucionar conflictos; etc.)
El sistema escolar exige que los alumnos pasen mucho tiempo «reforzando» aquellas áreas que no saben bien; quiere «nivelarlos» para que todos estén «al mismo nivel». Pero esa no es una buena preparación para la vida, porque en la vida real no se necesita mucha gente que sabe todo «al mismo nivel». Mas bien se necesitan personas que saben hacer bien lo que es su especialidad. Por tanto, es mucho mejor que los adolescentes descubran cuáles pueden ser sus «especialidades», y que inviertan tiempo en reforzar esas habilidades que saben hacer bien.

También es importante el contacto con el mundo adulto del trabajo. En algunos países es usual que los alumnos de los últimos años de secundaria hagan varias prácticas o voluntariados, de dos a tres semanas, en empresas o instituciones de acuerdo a sus intereses. Eso es una muy buena preparación para esa decisión tan importante: los jóvenes pueden hacer su decisión, sabiendo ya cómo es la realidad de su futuro trabajo.
Esa clase de orientación no debe limitarse a las carreras universitarias. Hoy en día mucha gente desprecia los trabajos no universitarios. Pero el trabajo de un panadero, un chofer, un mecánico, merece el mismo aprecio y la misma preparación cuidadosa como el trabajo de un ingeniero, un abogado, o un administrador de empresas. En realidad, la sociedad no podría funcionar si la mayoría de la gente ejercería una carrera universitaria.


Desescolarización en la secundaria

Algunas familias empiezan a interesarse por la educación en casa recién cuando sus hijos ya están en la edad de la secundaria. (O se ven obligadas a ocuparse del tema por causa de las circunstancias, ahora que en muchos países se han cerrado las escuelas.)

Para algunos alumnos puede ser beneficioso, salir de la escuela. Algunos, al finalizar la primaria ya están tan agotados que difícilmente aguantarían más años escolares sin sufrir unos daños serios en su salud emocional y física. Algunos, desde el inicio no encajaron bien en el sistema escolar, y necesitan urgentemente una forma diferente de aprender. Eso aplica sobre todo a aquellos que se alejan mucho del promedio – o sea, los alumnos con problemas de aprendizaje por un lado, y los superdotados por el otro lado.

El problema es, que después de tantos años de haberse acostumbrado al sistema escolar convencional, puede ser difícil acostumbrarse a métodos diferentes. Eso vale tanto para los alumnos como para los padres. En esta situación es aun más importante, «desescolarizarnos» a nosotros mismos primero. Sobre todo si queremos realmente ofrecer a nuestros hijos la forma de educación que necesitan, y no solamente trasladar la escuela a la casa.

Primeramente, se plantearán unos asuntos prácticos:

Cambios en la rutina diaria: Será un alivio, ya no tener que estresarse en las mañanas para estar listos a tiempo para ir a la escuela. Pero en su lugar, habrá que dar otra estructura a nuestra vida diaria. Una estructura que no sea tan rígida como el horario de una escuela, pero que sí defina unos hitos importantes: Horas de comer; tiempos de estudiar, de hacer los trabajos de la casa, de realizar proyectos prácticos, tiempos libres, etc.

Cambios en la estructura social: Con los niños que anteriormente asistieron a una escuela, cuando se comienza a educar en casa, un problema frecuente es que dicen que extrañan a sus amigos de la escuela. Allí tendremos que hacerles ver en qué consiste una verdadera amistad. No es que simplemente nos metan juntos en un salón de clases, y por eso ahora somos «amigos». La amistad se basa en que he elegido ser amigo(a) de alguien. Esa elección no depende de si estamos juntos en un salón de clases o no. Entonces si alguien es realmente mi amigo(a), seguiremos comunicándonos, visitándonos, haciendo cosas juntos, aunque no estemos en la misma escuela durante las mañanas. Si después de salir de la escuela, la otra persona ya no está interesada en tener contacto conmigo, entonces no fue una verdadera amistad.
Por el otro lado, estamos libres de hacer amistad con personas de cualquier edad y de cualquier trasfondo. La escuela nos limita a «amistades» entre personas de exactamente la misma edad, y a menudo también de la misma clase social. Enseñemos a nuestros hijos a no rechazar la amistad de nadie, solamente porque es una persona mayor, o menor, o de circunstancias de vida diferentes.
También tendrán que aprender que hacer amistad requiere cierto esfuerzo. Por ejemplo, hay que ir a tocar la puerta de alguien y preguntar: «¿Quieres jugar conmigo?» – O también: «¿Necesitas alguna ayuda?»
Seguramente habrá unos cambios en las amistades de nuestros hijos. Pero esperamos que sus contactos sociales se vuelvan más variados y más interesantes.

Cambios en el aprendizaje: Los alumnos tendrán que acostumbrarse a métodos como los antes descritos. (A menos que quieran seguir un programa completamente escolarizado a distancia.) Para lograr eso, primero tendrán que «desaprender» ciertos hábitos de estudio que adquirieron en el sistema escolar, y que no ayudan realmente a aprender. Al mismo tiempo, habrá que adquirir unas destrezas nuevas. Lo siguiente son algunas destrezas importantes para el aprendizaje, pero que raras veces se adquieren en la escuela:

Plantear preguntas propias. La escuela nos acostumbra a que el profesor es quien hace las preguntas, y quien dicta también las respuestas. Pero para un aprendizaje activo y exitoso es necesario hacer nuestras propias preguntas. Estas preguntas señalarán la ruta de nuestro aprendizaje.
Una forma de practicar eso es la siguiente: Estudien juntos la Biblia (o alguna otra lectura) con el siguiente método: Todos leen juntos el mismo pasaje. Después, cada uno hace una pregunta acerca de lo que leyeron, y algunos de los demás responden. Si son pocas personas, pueden hacerlo todos juntos; si son muchas, repártanse en grupos de a tres o cuatro. – No se limiten a meras preguntas de comprensión; hagan preguntas que incentivan a razonar y opinar: ¿Qué opinan de lo que hizo …? – ¿Qué hubiera pasado si …? – ¿Por qué … dijo eso? – ¿Qué hubieras hecho tú en esa situación? – Etc. – O preguntas que incentivan a averiguar algo que todavía no sabían, y entonces investiguen juntos. Por ejemplo: ¿Dónde queda Macedonia? – ¿Cuál es la causa de la lepra? – ¿Cuánta gente vivía en Jerusalén en aquel tiempo? – Etc.

Curiosidad investigadora. Los niños por naturaleza son curiosos y desean saber muchas cosas. Pero si han pasado muchos años en el sistema escolar, es probable que esa curiosidad se haya apagado. Hay que despertarla de nuevo.
Por ejemplo: Descubra cuáles son los temas que más interesan a sus hijos. Busque unos datos sorprendentes o extraordinarios acerca de esos temas, o unos experimentos con resultados inesperados. Confronte a sus hijos con esos datos, y anímelos a hacer sus propias averiguaciones.

Creatividad. Una buena manera de practicar creatividad es con un proyecto de arte abierto, o sea sin esperar un resultado predeterminado. Si los niños han perdido su creatividad, no funcionará decir: «Dibuja cualquier cosa.» Pero podemos imponer unas limitaciones, y sin embargo plantear un desafío abierto. Por ejemplo, podemos darles un poco de lana y una hoja de un periódico, y decir: «Fabrica un animal con esto.»
(Vea también esta serie de artículos.)

Aprendizaje colaborativo. El sistema escolar acostumbra a los niños a hacerse la competencia todos contra todos, en vez de ayudarse unos a otros. Necesitamos crear un ambiente donde ellos se sienten en la seguridad de que nadie se va a reír de ellos si cometen un error; que están en la libertad de pedir ayuda si la necesitan; que sus ideas y opiniones son bienvenidas y valoradas. Eso lo tenemos que demostrar primero nosotros mismos en nuestro trato con ellos; y entonces ellos también lo practicarán entre ellos.

Razonar. Muchos alumnos del sistema escolar se acostumbran a que aprueban los exámenes si han memorizado las respuestas correctas, entendiendo o no. Eso es particularmente dañino en aquellas áreas que requieren razonar, como matemática, ciencias, composición literaria, etc. A eso se suma el problema de que muchos alumnos se ven obligados a aprender contenidos mucho antes de que son capaces de entenderlos. En consecuencia, muchos de ellos terminan la primaria con un cerebro mal organizado, incapaces de razonar lógicamente.
Esta es una situación muy difícil de arreglar. Algunos de esos alumnos no logran acostumbrarse a aprender activamente, y quieren ser alimentados con cucharita por el resto de su vida. Otros, con los cambios que trae la adolescencia, pueden todavía lograr una recuperación parcial.

Un tiempo de desintoxicación

Con todo, la desescolarización todavía es posible en los primeros años de la secundaria, si tanto padres como hijos están de acuerdo con ello, y saben adónde quieren llegar. Se recomienda comenzar con un tiempo de «desintoxicación», durante el cual no exigimos ninguna actividad «escolar» de nuestros hijos, excepto lo que ellos desean hacer por iniciativa propia. Como regla general, se dice que se necesita aproximadamente un mes de «desintoxicación» por cada año que uno pasó dentro de un sistema tóxico. Por tanto, los alumnos que pasaron toda su primaria en el sistema convencional, pueden necesitar más de medio año hasta que puedan asimilar los métodos de un aprendizaje activo en casa. (Y nosotros los adultos … ¡más de un año!)
Los alumnos pueden aprovechar este tiempo para hacer cosas que les gustan y que en el sistema convencional no se valoran mucho, tales como trabajos manuales y artísticos, deportes, aprender nuevos juegos, actividades que fomentan el compañerismo con otros jóvenes, hacer viajes, acompañar a personas adultas en sus trabajos, etc. Así recuperarán su desarrollo en algunas áreas que se descuidaron anteriormente. También pueden durante ese tiempo comenzar a descubrir cuáles son sus verdaderos talentos e intereses. Después podrán poco a poco comenzar a estudiar de una manera más activa y más independiente, tomando en cuenta sus campos de interés.
En cuanto a los contenidos académicos, probablemente tendrán que volver a varios temas que ya aprendieron (supuestamente) en la primaria, pero sin entenderlos. Lo ideal es si eso puede suceder en el marco del estudio de un tema de su interés. De otro modo, también puede ayudar si estudian esos temas con métodos diferentes de los convencionales. Por ejemplo, muchos alumnos lograron entender temas de matemática que antes no entendieron, cuando los experimentaron de nuevo con métodos de la matemática activa, manejando objetos concretos y haciendo investigaciones propias.

– Todo eso puede dar buenos resultados, si sucede al inicio de la secundaria. Pero cuando faltan solamente uno o dos años para terminar, ya no es aconsejable hacer todos esos cambios de sistema. El tiempo de transición será más largo y más difícil, y los cambios requeridos pueden interferir con una buena conclusión de la etapa escolar. Por eso, opino que en los últimos años de la secundaria, una desescolarización es indicada solamente en casos graves, donde la salud emocional y/o física del alumno corre peligro por una situación insoportable en la escuela (estrés excesivo, bullying, pandillaje, etc.); o si el alumno mismo está desesperado por salir del ambiente escolar, y suficientemente motivado para emprender un aprendizaje independiente.

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¿»Escuela en casa» o educación en familia? – Dos aspectos adicionales

Lo siguiente son dos puntos complementarios al artículo anterior:

1. Usted mismo/a debe elaborar una perspectiva cristiana.

Familias cristianas desearán que sus hijos reciban una formación cristiana, donde todos los contenidos se presentan bajo una perspectiva cristiana. Y quizás se sienten incapaces de transmitir ellos mismos una tal perspectiva cristiana a sus hijos; entonces buscan una escuela cristiana a distancia que lo hace en lugar de ellos.

Pero eso es otra vez el mismo prejuicio escolar, de que «solamente los profesores profesionales son capaces de educar bien.» Usted mismo/a puede estudiar la Biblia y aplicarla a los contenidos que sus hijos estudian. Usted mismo/a puede recibir sabiduría y entendimiento por el Espíritu Santo (Santiago1:5-6, 1 Juan 2:27). Usted mismo/a puede «examinar todo y retener lo bueno» (1 Tesalonicenses 5:21). Si usted y sus hijos siguen ciegamente a las enseñanzas que otra persona ha elaborado, ¿no están en peligro de convertirse nuevamente en «ciegos guiados por ciegos»?

El material escolar, por más que sea elaborado con un trasfondo cristiano, no es la palabra de Dios. Lo único que debemos recibir al pie de la letra y aceptar sin cuestionar, es la palabra de Dios. Todas las otras enseñanzas (inclusive enseñanzas cristianas) deben examinarse a base de la palabra de Dios, para que retengamos solamente lo que es bueno. Un material escolar que exige memorizar o repetir al pie de la letra sus contenidos sin analizar ni expresar opiniones propias, pasa por alto este proceso importante de la «re-interpretación» bíblica. ¿Qué pasará más adelante si un joven educado con tales materiales cae bajo la influencia de un líder ideológico, o de un predicador de una secta? Ya que no aprendió a ejercer su discernimiento, ¿no aceptará ciegamente sus enseñanzas falsas, de la misma manera como aprendió a aceptar ciegamente las enseñanzas del libro escolar?
Un buen programa de educación cristiana intelectual incentiva a los estudiantes a razonar por sí mismos, a usar su juicio propio, y a elaborar ellos mismos su punto de vista a base de la palabra de Dios. Si usted desea brindar un tal programa a sus hijos, primero usted mismo tendrá que hacer este trabajo de re-interpretación bíblica en cuanto a los contenidos que estudian juntos. Y a medida que usted y sus hijos maduran juntos, podrá enseñarles a que ellos hagan lo mismo.

Si Ud. no tiene ninguna idea de cómo aplicar principios bíblicos a los temas que estudia, aquí y en los artículos siguientes hay unas ideas de cómo empezar. Un buen material es también la «Enciclopedia de verdades bíblicas para materias escolares» por Ruth C.Haycock (Asociación Internacional de Colegios Cristianos, http://www.acsilat.org). No es un «material de enseñanza» ya preparado; es una colección de citas y principios bíblicos, ordenados según las asignaturas escolares usuales, para que usted los pueda aplicar en los estudios que usted mismo prepara.

John Hay, un profesor de la Facultad de Educación de una universidad cristiana y fundador de escuelas cristianas, una vez fue preguntado por qué no publicaba los materiales educativos de sus escuelas en forma de libros que otras escuelas podrían usar. Su respuesta fue:

«El valor de los materiales que usamos en nuestra escuela, consiste en que nosotros mismos los hemos elaborado. Si los profesores de otra escuela simplemente copiaran estos materiales para su propio uso, se perderían todo el proceso de reflexionar sobre estos asuntos, de pensar y re-pensar y re-interpretar bíblicamente todas las materias de enseñanza, y de llegar a conclusiones y materiales adecuados para su propia escuela en su propia situación. Es necesario que los profesores de cada escuela pasen por este proceso ellos mismos

Lo mismo se aplica a los padres educadores. Si queremos educar a los niños según principios bíblicos, nosotros mismos tenemos que conocer y aplicar los principios bíblicos primero. Eso no sucede cuando simplemente agarramos un material que otra persona ha preparado. Eso sucede solamente cuando nosotros mismos estudiamos la Biblia y la aplicamos a nuestra vida y a los contenidos de nuestros estudios.


2. El problema de la pantalla

Hoy en día, las escuelas a distancia se apoyan fuertemente en las posibilidades de la internet. Entonces, para ser atractivas, llenan sus programas con mucho contenido multimedia y con evaluaciones computarizadas, lo cual requiere la presencia del alumno ante la computadora por mucho tiempo.

Ahora, el potencial de la educación por internet es realmente enorme. Las familias educadoras se benefician mucho por la accesibilidad de materiales educativos por internet. Y por el otro lado, una educación en casa, si promueve la capacidad de hacer decisiones y el aprendizaje autogestionado, puede ser una preparación ideal para la educación superior del futuro, que dependerá mucho de materiales ofrecidos por internet. He escrito en otra oportunidad acerca de este tema.

Pero hay un detalle importante aquí. La educación por internet es una herramienta excelente para adultos y para adolescentes maduros y responsables; pero no para niños. La exposición prolongada a la pantalla hace daño a los niños de diversas maneras. Por eso, durante la edad de primaria deberían ser los padres quienes buscan ideas y materiales en internet, de preferencia ideas para proyectos prácticos, creativos y «movidos». Entonces, ellos pueden llevar a cabo esas ideas con sus hijos, haciendo experiencias prácticas como corresponde a las necesidades de los niños. – Por eso, mi curso por internet de Matemática Activa para familias educadoras se dirige a los padres y les da ideas de actividades que pueden practicar con sus hijos.
Durante los últimos años de la primaria podemos poco a poco enseñar a los niños cómo buscar información por internet y cómo escoger aquella información que es buena y apropiada (ejercer discernimiento), y así guiarlos poco a poco hacia un aprendizaje responsable y autogestionado usando recursos de internet. Pero no recomiendo aquellos programas computarizados que exigen «seguir el hilo» al pie de la letra, y que no permiten al niño explorar un tema libremente, ni escoger entre diversos contenidos y diversas maneras de aprender. Tales programas son aun peores que el sistema escolar tradicional, en cuanto inducen a los niños a asimilar pasivamente cualquier enseñanza sin ejercer su juicio propio.

Pasar varias horas diarias ante la pantalla puede causar problemas serios de salud y de desarrollo mental en los niños. La Alianza por la Niñez dice: (en «La ilusión educativa», capítulo 2: «Los peligros de las computadoras en la niñez»)

«Hacer hincapié en el uso de las computadoras en la infancia puede exponer a los niños a un mayor riesgo de sufrir lesiones repetitivas por estrés, tensión visual, obesidad, y otras consecuencias dañinas de un estilo de vida sedentario. Algunos expertos en desarrollo advierten también que, el aumento del tiempo que los niños pasan frente a una computadora, (…) puede contribuir a los retrasos en el desarrollo de la habilidad para coordinar impresiones sensoriales y de movimiento y darse cuenta de los resultados. Ello podría llevar a su vez a retrasos en el habla y a otros problemas del aprendizaje.»

«La psicóloga educacional y antes maestra Jane Healy, apunta que la creatividad involucra la habilidad para generar ‘imágenes personales y originales, visuales, físicas o auditivas- imágenes de la mente, a decir de las propias palabras de un niño’. Sin embargo, ella agrega: ‘Los maestros encuentran hoy en día que los niños inmersos en los videos no pueden formar en sus mentes imágenes originales, o desarrollar representaciones imaginativas. Los maestros de niños pequeños lamentan el hecho de que muchos niños deben ser enseñados a jugar simbólicamente o a pretender – un síntoma que antes se daba solo en jóvenes con desórdenes emocionales o mentales.»

Acerca de este último punto, Healy enfatiza desde sus investigaciones que la capacidad de crear sus propias imágenes mentales es esencial para comprender lo que uno lee: (Vea también «La importancia de las letras sin imágenes».)

«Una de las críticas más serias contra el mirar televisión (o programas de computadora basados fuertemente en imágenes y videos) es que así los niños son privados de la oportunidad de crear imágenes en su propia mente. Pero esta capacidad importante es una piedra fundamental de la buena lectura; no solamente porque mantiene al lector conectado al texto, sino también porque es una manera muy práctica de organizar mentalmente y recordar lo que uno leyó. Es una característica de aquellos niños que dificultan en la lectura y en la solución de problemas, que cuando escuchan o leen palabras, no pueden proyectar nada sobre la pantalla de su propia imaginación.»
(Jane Healy, «Endangered Minds» (Nueva York, 1990), Capítulo 11)

Particularmente en los videos y dibujos animados, las imágenes y secuencias a menudo se siguen tan rápidamente que el cerebro del niño no tiene tiempo para procesarlos. Eso produce un «cortocircuito mental»: El niño se acostumbra a prestar atención solamente a aquellos imágenes o sonidos que son sorpresivos y llamativos, pero sin procesar o analizar lo que ve; y por lo demás recae en la pasividad mental. Como resultado, su capacidad de atención y de observar detenidamente se deteriora cada vez más.

También, el uso frecuente de la computadora distancia a los niños del mundo real y de las otras personas. Los niños necesitan la cercanía de papá y mamá que juegan con ellos, trabajan junto con ellos, conversan con ellos. También necesitan muchas experiencias prácticas haciendo cosas con sus manos, ejercitando su cuerpo, estando en contacto con la naturaleza, etc. Sólo así puede desarrollarse su cerebro de manera sana, y su capacidad de interactuar con otras personas. El desarrollo de un niño está en riesgo cuando su «educación» consiste mayormente en manejar un mundo virtual apretando unas teclas, o en mirar en la pantalla a una profesora virtual.

La Alianza por la Niñez (op.cit.) resume en la siguiente tabla los riesgos que conlleva la exposición prolongada de los niños a la pantalla:

Riesgos físicos
• Daños osteomusculares
• Fatiga visual y miopía
• Obesidad y otras complicaciones de un estilo de vida sedentario
• Posibles efectos colaterales por emisiones tóxicas y radiación electromagnética
Riesgos emocionales y sociales
• Aislamiento social
• Lazos débiles con los maestros
• Falta de autodisciplina y automotivación
• Separación emocional de la comunidad
• Explotación comercial
Riesgos intelectuales
• Falta de creatividad
• Imaginación poco desarrollada
• Lenguaje y habilidades alfabetizadoras empobrecidos
• Pobre concentración, déficits de atención
• Demasiada poca paciencia para el trabajo duro del aprendizaje
• Plagio
• Distracción del significado
Riesgos morales
• Exposición a la violencia en línea, la pornografía, fanatismo y otros materiales inapropiados
• Énfasis en la información desviada de su contexto ético y moral
• Falta de propósito e irresponsabilidad en la búsqueda y aplicación del conocimiento

Es preferible que los niños preescolares todavía no usen televisores, celulares o computadoras; y que hasta los diez años de edad (o aun más allá) su «tiempo de pantalla» se limite a una hora por día. Más adelante habrá todavía suficiente tiempo para que se ocupen de los dispositivos electrónicos, con una mayor madurez.

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¿»Escuela en casa» o educación en familia?

Después de muchos años como pioneros solitarios en cuanto a la educación en casa en el Perú, pudimos en los últimos años conocer a diversas familias peruanas que también se están iniciando en esta aventura. Encontramos que un buen número de estas familias tienen sus hijos matriculados en alguna escuela o colegio a distancia.

Eso tiene sus ventajas, sin duda. La escuela provee todos los materiales de estudio ya preparados; entonces los padres no necesitan invertir tiempo ni ideas propias para buscar o fabricar materiales educativos. Además, la certificación oficial de los estudios está asegurada desde el principio. Y en el caso de familias cristianas, podrían incluso encontrar una escuela cristiana que incluye puntos de vista cristianos en sus materiales; entonces dejan también esa preocupación en las manos de la escuela.

A pesar de estas ventajas, nosotros nunca consideramos eso como una opción para nuestros hijos. He aquí nuestras razones:

Toda escuela a distancia se basa en los principios y métodos del sistema escolar. Una familia que sigue el programa de una tal escuela, está prácticamente trayendo el sistema escolar a su casa. Pero para nosotros, una de las razones más importantes para no enviar a nuestros hijos a la escuela, fueron precisamente las fallas pedagógicas de este sistema.

Por ejemplo, el sistema escolar no toma en cuenta la manera como los niños piensan y aprenden. Su fundamento no es la pedagogía ni la comprensión por los niños; su fundamento es la administración masiva de los niños. Por eso, este sistema somete a los niños a un currículo rígido, preprogramado, que no es adecuado para la mayoría de los niños. Y los enseña de manera rutinaria, repetitiva, sin dejar lugar para el razonamiento propio ni para la creatividad. También, la enseñanza abstracta los confunde y los acostumbra a repetir mecánicamente unos procedimientos cuyo sentido no entienden. No los incentiva a pensar por sí mismos, ni les ofrece oportunidades para elegir y decidir. En consecuencia, los alumnos de este sistema no aprenden a razonar, evaluar y hacer decisiones; y no desarrollan su creatividad. Solamente aprenden a repetir lo que dice el profesor, o lo que dice el libro de la escuela a distancia.

«Si traemos el sistema escolar a nuestra casa, traemos también todos sus problemas a nuestra casa.»
También, los conocimientos que exige el sistema escolar a menudo son demasiado avanzados para el nivel de comprensión de los niños. Eso es reforzado todavía por las ambiciones de muchos padres que desean jactarse de que «mi hijo tiene cinco años y ya sabe leer»; «mi hija tiene seis años y ya sabe multiplicar»; etc. Tal vez creen que si apresuran y presionan a sus hijos de esta manera, serán también «más avanzados» en los años posteriores. Pero ya hace años, esta falsa creencia fue refutada por Raymond y Dorothy Moore en su libro «Mejor tarde que temprano«; y las investigaciones más recientes solamente confirman sus hallazgos: Esos niños «apurados» en sus años tempranos, sufren estrés y agotamiento en los años posteriores, de manera que su desarrollo intelectual se estanca y se quedan por detrás de aquellos niños que iniciaron su formación académica más tarde.

Si traemos este sistema a nuestra casa, traemos también todos sus problemas a nuestra casa. Efectivamente he conocido a algunos niños y jóvenes educados en casa que sufrieron del mismo agotamiento y «entumecimiento mental» como los alumnos del sistema escolar, porque fueron sometidos a un programa escolarizado.

Estoy convencido de que nuestros hijos merecen algo mejor. Si ya tenemos la oportunidad de educarlos en casa, usemos esta libertad para ofrecerles una mejor manera de aprender, tomando en cuenta su nivel de desarrollo individual, su manera particular de aprender, y sus campos de interés. Sé que eso requiere una mayor flexibilidad y creatividad de parte de nosotros como padres, y por tanto entiendo que muchos padres educadores prefieren la comodidad de un programa donde todos los materiales ya están preparados. En nuestro caso también fue un paso de fe, comenzar con un método más libre, más flexible y más creativo, y mi esposa y yo nos dimos cuenta en ese camino de cuan «escolarizadas» estaban todavía nuestras propias mentes.

Pero mirando atrás vemos que fue una experiencia muy gratificante. Nuestros hijos, en sus años de primaria, tuvieron muy poca necesidad de «hacer tareas» abstractas con libros y cuadernos. Aprendieron mucho más mediante las experiencias de la vida diaria, los trabajos prácticos y manuales, los juegos, y el ejercicio de sus propios intereses y talentos. Pasamos unas aventuras increíbles como familia; y encontramos que este método fue mucho más eficaz: Al fin de cuentas, nuestros hijos habían aprendido lo mismo como los niños escolares, pero con mucho menos estrés y con una sola «hora académica» al día; y además habían hecho muchas experiencias prácticas que los niños escolares nunca hacen, y recordaron muchas cosas de manera más intensa por haber vivido lo que los niños escolares solamente leen en sus libros. Por eso prefiero esta forma de aprender por encima de todo material pre-programado.

La esencia de la educación en casa consiste en que nosotros, los padres, asumimos la responsabilidad por la educación de nuestros hijos. Entonces, ¿por qué entregar esta responsabilidad nuevamente en las manos de una escuela, aunque sea «a distancia»? Los profesores de estas escuelas, y los autores de sus materiales, en su gran mayoría fueron formados en los caminos del sistema escolar, no en la educación en casa. Son capaces de trasladar el aula escolar a la casa, eso sí. Pero no pueden realmente comprender lo que es la educación en casa, ni mucho menos asesorar a padres educadores – a menos que ellos mismos se hayan desprendido radicalmente de los principios, caminos y métodos del sistema escolar. Y quienes dificultan más con eso, son precisamente los profesores profesionales. (Vea también: «Desescolarizar nuestra mente».)

Raymond Moore, uno de los grandes pioneros de la educación en casa en los Estados Unidos, en un momento se vio obligado a pronunciar la siguiente advertencia a los padres educadores:

«Los líderes del movimiento de educación en casa, al igual como los líderes de movimientos anti-aborto, anti-pornografía, etc, caen en dos categorías:
1) Laicos y profesionales desinteresados que sacrifican dinero y tiempo para elevar la educación en casa a nuevas alturas, y
2) Algunos que no tienen trasfondo o ética profesional (o ambos), que apresuran a los padres no precavidos para que compren materiales educativos estresantes y caros; en consecuencia los padres sufren un quebrantamiento y odian la educación en casa. – Algunos de ellos combatieron la educación en casa hasta la década de los ’80.
Algunos autores, editores y expositores saben poco de investigación, y de manera persuasiva abusan de las Escrituras para transmitir una imagen de un Cristo santurrón a sus amigos seculares. Ellos son la influencia más divisiva en el movimiento de la educación en casa. Por el bien de usted y de sus amigos, estudie para conocer la diferencia.»

Este comentario se refiere a los Estados Unidos. Sin embargo, veo que lo mismo ya está empezando a suceder también aquí en América Latina. Tan pronto como el movimiento de la educación en casa está adquiriendo cierta fuerza, surgen también aquellos productores, editores, y directores de escuelas que ofrecen a las familias educadoras sus materiales y programas en venta – pero a menudo estos programas se basan en los mismos métodos que ya han fracasado en el sistema escolar.
¡Cuidado con los materiales de estudio estresantes y caros!

De todos modos, si usted considera usar un programa a distancia que se dirige explícitamente a familias que educan en casa, recomiendo como mínimo averiguar de antemano en qué experiencias y en qué pedagogía y métodos se basa. Por ejemplo:

  • ¿En qué modelo pedagógico se basa este programa? ¿y qué investigaciones y resultados apoyan este modelo?
  • ¿Existen diferencias significativas y sustanciales entre los métodos empleados por este programa, y los métodos del sistema escolar?
  • Por ejemplo, ¿se deja a los padres y alumnos en la libertad de elegir temas, contenidos, materiales, y actividades a realizar, según el nivel de comprensión, los intereses, y el estilo de aprendizaje individual de cada alumno? ¿O es un programa secuenciado y preprogramado igual como en la escuela?
  • ¿El programa anima a los padres a usar como sus principales oportunidades educativas las experiencias de la vida diaria, trabajos manuales y prácticos, juegos, material manipulable, y otras experiencias que concuerdan con las características de los niños? ¿O se basa mayormente en el trabajo abstracto con libros y cuadernos – o material de instrucción por internet – como el sistema escolar?

Desafortunadamente, todavía no encontré a ninguna «escuela a distancia» o «escuela para familias educadoras» que satisface estos criterios. Todas, de las que encontré información, se basan en los métodos del sistema escolar, y así echan a perder las mejores posibilidades de una educación en casa. Por eso, en vez de apoyarme en uno de estos programas, prefiero hacerlo yo mismo. Requiere más trabajo, más iniciativa, más flexibilidad y más creatividad; pero los resultados serán mucho mejores. No sólo para los niños; también para nosotros como padres.

Por supuesto que existen también escuelas a distancia que no se dirigen explícitamente a familias educadoras; en esos casos no podemos exigir que tengan conocimiento de una pedagogía distinta del sistema escolar. Pero en este caso habrá que estar consciente de que se trata de una extensión del sistema escolar; y la pregunta sería en este caso, cuánta libertad nos deja esa escuela para modificar sus programas y adaptarlos a las necesidades de nuestra familia y a la pedagogía que consideramos la mejor para nuestros hijos. Yo haría uso de una escuela a distancia solamente si existe esta libertad.

En el idioma inglés se estableció la palabra «homeschooling» («escuela en casa») para hablar de la educación en casa. Así que yo también he usado ocasionalmente esta expresión; pero pensándolo bien, ya no me parece tan buena. Una buena educación en casa es algo diferente, y algo mucho mejor, que traer el aula escolar a casa. Como padres educadores tenemos la oportunidad de establecer una alternativa, de liberar a nuestros hijos para que desarrollen los talentos únicos que Dios les dio, de incentivarlos a ser creativos, investigativos, pensadores… Si hemos sacado a nuestros hijos del enjaulamiento de una escuela tradicional, ¡no les construyamos una nueva jaula en casa!

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Convenios entre colegios y familias educadoras: Cómo podrían funcionar – y cómo no.

Con el crecimiento actual de la educación en casa también en Latinoamérica, diversas familias se estarán planteando la pregunta de cómo acreditarán los estudios de sus hijos si los educan en casa. Puede parecer ventajoso que una escuela o un colegio esté dispuesto a matricular a sus hijos y a certificar sus aprendizajes. Especialmente en países donde existe un vacío legal en cuanto a la educación en casa, y por tanto las autoridades – o unas personas mal intencionadas – podrían cuestionar este modelo educativo.

Algunas familias optan por matricular a sus hijos directamente en un programa de educación a distancia. Así se ahorran el trabajo de preparar materiales y proyectos educativos para sus hijos. Pero al mismo tiempo renuncian al privilegio de dirigir el aprendizaje de sus hijos, o – lo que me parece aun más importante – de darles libertades en cuanto al qué, cómo y cuándo quieren aprender. Los programas de educación a distancia tienen normalmente currículos y cronogramas fijos, preprogramados, igual como las escuelas presenciales. Por eso, nosotros nunca los hemos considerado como una alternativa válida, por lo menos no para alumnos de primaria. Una de nuestras razones más importantes por educar a nuestros hijos en casa, es que los currículos escolares pasan por alto el desarrollo individual y las necesidades individuales del niño. En muchos casos exigen de los niños conocimientos y capacidades demasiado avanzados para su nivel de desarrollo. Entonces los niños, en vez de aprender algo, solamente se confunden. Deseamos que nuestros hijos tuvieran la libertad de aprender a su paso, de acuerdo a su nivel de comprensión, y motivados por sus propios intereses.
Leí también acerca de varias otras familias educadoras, que generalmente se inician usando algún material o currículo fijo, intentando llevar una «escuela» en su hogar; pero que con el tiempo se dan cuenta de que éste no es el método más apropiado para sus hijos, y entonces se atreven a usar métodos más flexibles, más libres y más prácticos.
Pero si una familia tiene efectivamente esta intención, de llevar una «escuela» en su casa igual como las escuelas existentes, entonces la inscripción en un programa a distancia es por supuesto el camino más lógico.

Cuando nuestro hijo mayor llegó a la edad de entrar al primer grado, y demostró también las habilidades intelectuales correspondientes, entramos en un acuerdo con una escuela privada, de que lo iban a matricular y tomarle exámenes dos veces al año para certificar sus conocimientos, mientras nosotros lo educábamos en casa. Este era un acuerdo un poco más flexible que un programa a distancia; pero aun así resultó no apropiado para nuestro hijo. La escuela, aunque era una escuela privada y cristiana, no se distinguía mucho de las escuelas estatales en sus políticas y métodos. Solamente que, como muchas escuelas privadas, tenían la ambición de ser «más avanzados», o sea, adelantaron en su primer grado muchos contenidos que corresponden a niveles posteriores. Esto nos impuso una carga demasiado pesada y a menudo desanimaba a nuestro hijo. En la primera mitad del año dio sus exámenes bien, y puesto que la escuela tenía clases pequeñas, disfrutaba también de los tiempos con los otros niños de la escuela. Pero después aumentaron los problemas: El siempre escribía con letras bastante grandes, porque su motricidad todavía no era lo suficientemente desarrollada para escribir letras pequeñas. Pero en la segunda mitad del año, la profesora dijo que ya no le iban a permitir eso, y que tenía que escribir con letras pequeñas. Después de eso, él se quejaba cada vez de que le dolía la mano al escribir, y quedó tan desanimado que durante dos meses ya no quiso escribir nada. Además, al fin del año lo calificaron desaprobado en matemática. No porque hubiera calculado mal; solamente porque había escrito los resultados afuera de los espacios provistos, y porque había resuelto algunos problemas según su propio procedimiento original, en vez de usar el procedimiento prescrito por la escuela. Por eso le exigieron asistir a clases de refuerzo en las vacaciones. (Cuando después nos afiliamos a la Fundación Moore, le atestiguaron una inteligencia matemática por encima del promedio.)

Concluimos entonces que esa escuela no era apropiada para la educación de nuestros hijos, y buscamos alternativas. Encontramos que la Fundación Moore – una organización que asesora a familias educadoras en los Estados Unidos – tenía un programa en español, y nos afiliamos allí. Aunque esto no nos brindó ningún reconocimiento oficial (a lo máximo nuestros hijos hubieron sido considerados como si hubieran cursado estudios en el extranjero), pero recibimos un asesoramiento muy valioso acerca de los mejores métodos de educación en casa, por una organización especializada en este tema. – Desafortunamente, este programa se cerró hace unos años, por falta de familias interesadas.
En particular, ellos nos animaron a no preocuparnos tanto por si nuestros hijos estaban «cumpliendo con el currículo», y a confiar más en su desarrollo natural y en su propia motivación para aprender. A lo largo, esto resultó ser un muy buen consejo. Dimos a nuestros hijos mucha libertad para aprender las cosas que a ellos les interesaban. Efectivamente, encontramos que necesitamos una sola «hora académica» al día para enseñanzas sistemáticas de matemática, ortografía, gramática, etc. El resto del tiempo, nuestros hijos se ocuparon por sí mismos con lecturas o proyectos prácticos, o los involucramos en nuestros propios trabajos dentro y fuera del hogar. Con esto, durante sus años de primaria probablemente hubieran sido considerados como «atrasados» si hubieran sido evaluados por una escuela tradicional según el currículo estatal. Pero lo que aprendieron, lo aprendieron a fondo y con motivación propia, porque los contenidos les interesaban y eran de acuerdo a su nivel de comprensión. Entonces, al entrar a la adolescencia, su aprendizaje literalmente se disparó, de manera que ahora están «adelantados» en la mayoría de las materias. Nuestro hijo mayor ya está ayudando a alumnos mayores que él con sus tareas de matemática.

Con eso ya no nos preocupamos mucho por certificados de estudios. Pudimos comprobar que nuestros hijos son capaces de adquirir cualquier conocimiento que necesitan. Entonces se les presentarán también oportunidades para demostrarlo. En los Estados Unidos, hace unas décadas, fue una gran novedad cuando unos estudiantes educados en casa se presentaron a la universidad. Aprobaron los exámenes de admisión sin problemas, pero no tenían certificados de estudios. Entonces sugirieron a los encargados del proceso de admisión, que en lugar de certificados podrían entregar un portafolio de sus trabajos realizados durante su educación en casa, como prueba de lo que habían estudiado: Trabajos escritos de investigación; resúmenes de libros que habían leído; composiciones y ensayos; obras de arte; etc. Varias universidades aceptaron esta propuesta, y con el tiempo se dieron cuenta de que los estudiantes educados en casa generalmente demostraron mejores cualidades de aprendizaje que los estudiantes que venían de una escuela. En consecuencia, la mayoría de las universidades en los Estados Unidos introdujeron la «admisión por portafolio» como una alternativa oficial para estudiantes que no tienen certificados de estudios previos.

Por mientras nos enteramos de que en el Perú existen dos caminos oficiales como un alumno que nunca asistió a la escuela, puede obtener un certificado de estudio:
1. Para sus últimos años escolares puede matricularse en un colegio no escolarizado o a distancia. Se le aplica una «prueba de ubicación», y entonces puede comenzar sus estudios en el grado que corresponde a sus conocimientos. (Ley General de Educación, Art.26 y 37; Directiva No.004-VMGP-2005, Art.5.15.)
2. Puede solicitar la convalidación de estudios independientes; entonces dará un examen en un colegio autorizado para este tipo de evaluación, y tiene derecho a un certificado de estudios de acuerdo a sus conocimientos. (Ley General de Educación, Art.26.a; Directiva No.004-VMGP-2005, Art.5.13.)

En Colombia existe esta misma posibilidad del examen de validación, lo cual significa un reconocimiento oficial de la educación en casa, como declaró una representante del ministerio de educación colombiano:

«… La alternativa de una educación sin escuela, no corresponde a una opción de mayorías tanto en Colombia, como en el mundo; y por ello no está legislada por el MEN de manera explícita; y esto es entendible, porque las políticas públicas por su misma naturaleza, están diseñadas y tienden a ocuparse de las mayorías.
No obstante, como las leyes claramente responsabilizan de manera primaria a los padres de la educación de sus hijos, y en la autonomía que tienen éstos para velar y proteger los derechos de éstos, pueden escoger si envían o no a sus hijos a las instituciones educativas, la educación sin escuela puede ser una opción posible, siempre y cuando los papás garanticen al Estado que los niños están recibiendo una educación de calidad.
¿Y a través de qué mecanismos pueden llevarse a cabo estas opciones?, mediante los exámenes de validación que los niños y jóvenes pueden realizar. La normatividad (exactamente el decreto 2832 de 2005) contempla que cualquier niño o joven puede demostrar que ha logrado los conocimientos, habilidades y destrezas en cada una de las áreas obligatorias y fundamentales establecidas para los grados de la educación básica y media académica, validando sus estudios mediante evaluaciones o actividades académicas de manera gratuita, en establecimientos educativos que cumplan con los requisitos legales (…)»
(Heublyn Castro Valderrama, Subdirectora de Referentes y Evaluación de la Calidad Educativa, Ministerio de Educación Nacional de Colombia.
Ponencia en el congreso «Educación sin Escuela (ESE), Autoaprendizaje Colaborativo (AC) y Educación en
Familia (EF)», 2009-2010, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.
Los textos completos de dicho congreso están publicados en http://www.slideshare.net/educacionsinescuela/un-mundo-por-aprender.)

Nos enteramos también de que existe un pequeño puñado de escuelas alternativas que no imponen un currículo rígido, sino que permiten a los alumnos avanzar a su paso individual, y les dan también ciertas libertades al escoger proyectos según sus propios intereses, de una manera parecida a lo que sugieren los Moore. Algunas de estas escuelas alternativas pueden estar en la disposición de matricular también a niños educados en casa. Si una familia educadora desea entrar en un convenio con una escuela para que reconozca los estudios de sus hijos, opino que una tal escuela alternativa sería una mejor opción que una escuela tradicional. Aunque desde nuestra perspectiva cristiana estamos un poco incómodos con las tendencias hacia el esoterismo que existen en muchas de estas escuelas (Montessori, Waldorf, etc); pero en lo pedagógico son las más afines a una buena educación en casa. Estas escuelas alternativas, por lo general, comprenden mejor el desarrollo del niño y sus necesidades educativas, inclusive la necesidad de libertad en cuanto al «currículo personal» de cada niño. Y si se trata solamente de avalar los estudios de niños educados en casa, donde los padres siguen siendo los responsables de la educación, pienso que un convenio es posible aun teniendo convicciones religiosas distintas. Nos agradaría si existiera alguna escuela cristiana que tuviera esta misma comprensión, pero desafortunadamente hasta ahora todavía no encontramos a ninguna.

Aun mejor sería si una escuela podría oficialmente ofrecer cobertura y asesoramiento para la educación en casa, como lo hace la «Fundación Moore». Pero como asesores deberían fungir padres educadores con suficiente experiencia en la educación de sus propios hijos. Un profesor de una escuela, que conoce este modelo educativo solamente en la teoría, no va a poder brindar un asesoramiento y una evaluación adecuados. Los Moore cuentan que en su experiencia, los profesores de profesión son normalmente los que más dificultan en comprender e implementar la educación en casa: «¡Ellos necesitan desaprender tantas cosas!»

Parece que las escuelas alternativas hacen la misma experiencia, de que los profesores profesionales tienen poco entendimiento de lo que es una educación de acuerdo al desarrollo natural y las necesidades del niño. Por eso, algunas de estas escuelas prefieren contratar a profesores que no tienen título de profesor, pero que tienen experiencia educativa práctica y comprensión por los niños. A lo largo de mis propias investigaciones descubrí que muchos elementos del sistema escolar, tales como la separación de los niños por grados, los currículos normados, y las calificaciones con exámenes y notas, no se fundamentan en ningún principio pedagógico. Se fundamentan únicamente en la necesidad burocrática de «administrar» de manera eficaz a un gran número de niños en instituciones masificadas. Pero como familias no tenemos estas necesidades administrativas, y por tanto podemos prescindir de métodos que solamente sirven a estas necesidades.

Por tanto pienso que un convenio entre una escuela y una familia educadora no puede funcionar bien si la escuela se basa en un modelo tradicional, y si sus profesores creen que ellos son «los expertos» en educación. Como mínimo, los profesores tendrían que reconocer que ellos son expertos solamente en la educación escolarizada, pero que la educación en casa es un modelo muy distinto, igualmente válido, y donde los profesores no son expertos. Para que esto pueda suceder, hará falta mucho diálogo. – Por el otro lado, las escuelas alternativas tendrán probablemente menos dificultades en comprender la educación en casa. Y quien sabe, si quizás podrían también asumir un rol de «mediadores» en el diálogo entre familias educadoras y escuelas tradicionales.

Otra alternativa que podría ser interesante en el futuro, son los cursos por internet. Plataformas como «Coursera» o «Udacity» están actualmente experimentando con cursos masivos que ofrecen el mismo nivel académico como los cursos presenciales en las universidades respectivas. La mayoría de estos cursos todavía no tienen reconocimiento oficial, y están limitados al nivel de la educación superior. Pero es bien posible que en el futuro, tales cursos podrían remplazar gran parte de los estudios presenciales. Y para familias educadoras que cultivan en sus hijos el aprendizaje activo e independiente, lo mismo podría funcionar al nivel de la educación media (secundaria). Esta no es una «educación a distiancia» con currículos y cronogramas rígidos, porque el estudiante puede escoger los cursos que desea llevar, según sus intereses y necesidades, según su nivel de comprensión, y según el tiempo que dispone. Entonces, un estudiante educado en casa podría fácilmente seguir estudiando de la manera acostumbrada desde niño, haciendo uso de estas oportunidades por internet.

 

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