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Los genios no surgen de la escuela

Genios famosos que no fueron a la escuela, o tenían problemas con ella

Ya existen muchas investigaciones que comprueban que la escuela no es necesaria para aprender; y que al contrario, para muchos niños el ambiente del hogar es mejor para el aprendizaje que la escuela. Vea por ejemplo el reporte del Instituto Fraser acerca de la educación en casa en Canadá y Estados Unidos; o las investigaciones del Dr.Raymond Moore.
En complemento a estas investigaciones, presento aquí una colección de datos biográficos acerca de unas personas mundialmente famosos, quienes desarrollaron su genialidad de manera independiente de la escuela. Sea porque no asistieron a la escuela en absoluto; o sea porque tenían problemas con la escuela y por tanto adquirieron sus conocimientos y habilidades más importantes de manera independiente.
La lista no es de ninguna manera completa; se podrían añadirle todavía muchos otros nombres.


Tomás Alva Edison, inventor

Tomás Edison tenía casi cuatro años cuando aprendió a hablar. Pero aun antes de poder hablar, mostró un vivo interés en objetos mecánicos.

A la edad de siete años, Tomás asistió a la escuela durante tres meses. Pero le pareció muy aburrido; y además tenía un problema de audición, de manera que su profesora lo consideró un niño tonto. Tampoco le gustó a la profesora que Tomás hiciera tantas preguntas, y ella no tenía paciencia con él. Entonces su madre lo sacó de la escuela y lo educó en casa. Le gustó leer y leyó muchos libros. Especialmente le interesaron los libros de historia. También le gustó mucho investigar y hacer experimentos científicos. De niño construyó modelos funcionales de un aserradero y de una locomotora a vapor. A la edad de nueve años implementó un laboratorio químico en el sótano de su casa.

Tomás deseaba tener dinero para comprar lo que necesitaba para sus experimentos. Entonces cultivó verduras en el jardín y los vendió. A la edad de 12 años empezó a vender periódicos en los trenes; y además produjo su propio periódico con una pequeña imprenta que llevó en el vagón de equipaje del tren. Más tarde aprendió el oficio de operador de telégrafo.

Edison fue uno de los inventores más productivos de todos los tiempos. Hizo más de mil inventos; entre ellos la luz eléctrica, el generador de electricidad, la batería eléctrica, y el primer aparato para grabar y reproducir sonidos.

Blas Pascal, científico y filósofo

Junto con sus dos hermanos fue educado en casa por su padre. Con tan solo once años escribió un pequeño tratado sobre los sonidos de cuerpos en vibración. Su padre respondió ante esto prohibiéndole continuar dedicándose a las matemáticas, por miedo a que perjudicaran sus estudios de Latín y Griego. No obstante, a pesar de sus prohibiciones, un día lo encontró escribiendo con un trozo de carbón en la pared, una demostración independiente de que los ángulos de un triángulo suman dos ángulos rectos. A partir de ahí al niño (ahora con doce años) se le permitió estudiar a Euclides, y se le permitió asistir como oyente a las asambleas de algunos de los mejores matemáticos y científicos de Europa.

Blas Pascal es conocido como matemático, físico y filósofo. Inventó la primera calculadora mecánica (para ayudar a su padre en su trabajo como contador), descubrió las leyes básicas acerca de la presión de los gases, fundó la teoría matemática de la probabilidad, y escribió una defensa filosófica del cristianismo.

Leonardo Euler, matemático

El famoso matemático suizo fue hijo de un predicador evangélico, y fue enseñado por su padre en casa. Un biógrafo dice:
«Leonardo (…) debía su educación intelectual a la enseñanza cuidadosa que recibió de parte de su padre en persona. Su padre era un conocedor de la matemática, alumno del famoso matemático Juan Bernoulli. Por tanto, la matemática era uno de sus temas favoritos de enseñanza. (…) Después de que Leonardo adquiriera los conocimientos generales necesarios, su padre lo envió a la universidad de Basilea para estudiar teología. Pero él se ocupó no solamente con el estudio de su vocación, sino también con mucho esmero y éxito con la matemática, bajo la tutela del venerable Juan Bernoulli.»
Como veremos más adelante, Euler no fue el único estudiante a lo largo de la historia, que fue admitido a una universidad sin haber asistido a la escuela, y concluyó sus estudios con éxito. A la edad de 16 años recibió el título de magíster.

Euler tuvo trece hijos y los enseñó él mismo en ciencias, matemática y en las Sagradas Escrituras, siguiendo el ejemplo de su padre.

Leonardo Euler fue uno de los matemáticos más productivos e innovadores de la historia, y también un cristiano convencido. Sus obras de investigación comprenden 74 tomos y abarcan temas tan variados como la mecánica, la construcción de barcos, la óptica, la música, el cálculo integral, la astronomía, la teología, y otros más. Uno de sus logros más importantes fue que puso el fundamento para el uso del número e (también llamado «número de Euler») como base de los logaritmos naturales, y descubrió la famosa fórmula eip + 1 = 0, la cual establece una conexión inesperada entre las constantes matemáticas más importantes.

Sophie Germain, matemático

Sophie Germain fue la primera mujer conocida por investigaciones originales importantes en la matemática. La Academia Francesa la premió por sus trabajos en la física matemática, y ella contribuyó unos trabajos preliminares importantes hacia una demostración de la Conjetura de Fermat.
Ella pasó su niñez bajo las sombras de la Revolución Francesa, y sus padres la mantenían casi todo el tiempo en casa. Sophie Germain nunca asistió a la escuela; ella adquirió todos sus conocimientos por medio del estudio independiente en casa. A la edad de trece años leyó acerca de la muerte de Arquimedes, y esta historia la entusiasmó por las matemáticas. Al inicio, su familia quiso impedirle seguir este interés, porque en aquellos tiempos eso se consideraba inaceptable para su edad y su sexo. Pero ella se levantaba cada noche en el frío para estudiar, aun después de que sus padres habían escondido todas las velas y ropas. Al ver su persistencia, por fin sus padres le dieron libertad para estudiar la matemática. A la edad de diecisiete años comenzó a aprender el cálculo infinitesimal.
Con dieciocho años, ella consiguió los materiales de enseñanza de unos docentes de la Escuela Politécnica recién fundada (donde ella no tenía acceso, siendo mujer). Pero los profesores tenían la costumbre de animar a sus estudiantes al fin de las clases, a entregar unas observaciones y comentarios por escrito acerca de las exposiciones del profesor. Entonces, Sophie Germain escribió sus comentarios – bajo el nombre de otro estudiante – al profesor José Luis Lagrange acerca de sus enseñanzas de análisis. Lagrange se impresionó tanto por su trabajo, que se esforzó por ubicar a la autora verdadera, para expresarle su aprecio y admiración. Más tarde, ella entró en correspondencia con Adrien-Marie Legendre, C.F.Gauss, y otros matemáticos.

Michael Faraday, científico

Faraday era un científico inglés del siglo XIX. No tenía casi nada de educación escolar, y tuvo que estudiar por su propia cuenta. A la edad de 14 años comenzó un aprendizaje donde un encuadernador y librero. Durante este aprendizaje de siete años, él leyó muchos libros, sobre todo científicos.

Después de su aprendizaje, a la edad de 20 años, Faraday comenzó a asistir a las exposiciones del químico conocido Humphry Davy, y empezó a trabajar como su asistente. Más tarde continuó las investigaciones y experimentos por su propia cuenta. Se le considera uno de los mejores experimentadores de todos los tiempos.

Entre otros, Faraday descubrió la inducción electromagnética y las leyes de la electrólisis. Inventó un precursor del mechero Bunsen y el sistema de los números de oxidación.

Faraday tenía también una fe cristiana firme. Cuando fue preguntado cuáles eran sus especulaciones acerca de la vida después de la muerte, él respondió: «No tengo especulaciones. Yo descanso sobre certezas.»

Pierre Curie, físico francés

El co-descubridor de la radioactividad y de la energía nuclear, fue educado por su padre y alcanzó el equivalente de un grado universitario a la edad de 18 años.

Los hermanos Wright, pioneros de la aviación

Wilbur y Orville Wright eran los constructores del primer avión. Sus padres les permitieron a menudo ausentarse de la escuela para trabajar en sus propios proyectos en casa. Ellos tenían muchos libros, y valoraban la creatividad y el juego constructivo. Los dos niños tenían la libertad de experimentar y explorar todo lo que los interesaba. Entonces Orville se alejó completamente de la escuela porque no tenía ningún interés para él. Wilbur era un buen alumno, pero no terminó la escuela secundaria y decidió no graduarse porque sería «una pérdida de dinero y tiempo». Sin embargo, los dos hermanos tenían los conocimientos equivalentes a un grado universitario, gracias a sus estudios en casa.

Ellos pasaron mucho tiempo inventando juguetes mecánicos. Así adquirieron experiencia en resolver problemas técnicos. Su padre siempre les traía recuerdos de sus viajes extendidos. Una vez les trajo un helicóptero de juguete a cuerdas. Esto despertó el interés de los jóvenes en la posibilidad de construir un avión con el cual podrían volar ellos mismos. Entonces leían todos los libros que podían encontrar sobre el tema, estudiaban aerodinámica por su propia cuenta, desarrollaron sus propias teorías e hicieron muchos experimentos. Su primer vuelo exitoso tuvo lugar en 1903, con un biplano diseñado y construido completamente por ellos mismos.

Albert Einstein, científico

Como niño, Albert tenía dificultades de aprendizaje, y sus padres estaban preocupados por su desarrollo intelectual. El no hablaba nada hasta los cuatro años de edad, y aun después hablaba con dificultad hasta los nueve años. En la escuela era infeliz. Sus profesores dijeron que él era lento en comprender, no era sociable, y siempre soñando. Einstein mismo escribió más tarde: «El espíritu del descubrimiento y del pensamiento creativo se pierden en el aprendizaje rutinario (de la escuela).»

Por el otro lado, Albert era capaz de comprender conceptos matemáticos complicados, al aprenderlos por sí mismo. A partir de la edad de 10 años, sus verdaderos estudios sucedían en casa donde él se enseñaba a sí mismo. Su tío Jacob le prestó un libro de álgebra y le envió unos problemas matemáticos para resolver. A la edad de 12 años, él estudió por sí mismo la geometría euclídea, y a los 15 años dominaba el cálculo diferencial e integral.

Sin haber concluido la escuela secundaria, Einstein postuló al Instituto Politécnico de Zurich. Desaprobó el examen de admisión, aunque obtuvo puntajes excepcionalmente altos en matemática y física. Volvió a la escuela y la acabó a la edad de 17 años. Después fue admitido a la carrera de matemática en el mencionado instituto. Pero los métodos de enseñanza en aquel instituto tampoco le gustaron. Por tanto, regularmente faltaba a las clases y pasó mucho tiempo estudiando física por su propia cuenta.

Hoy Einstein es considerado uno de los científicos más famosos del siglo XX.

Benjamín Franklin, inventor, empresario, estadista y escritor

Benjamín Franklin asistió solamente dos años a la escuela (desde los 8 hasta los 10 años). Después dejó la escuela para trabajar en el taller de su padre, fabricando jabón y velas. Pero él mismo se enseñaba gramática y aritmética, y leía todos los libros que podía encontrar. A los 12 años comenzó un aprendizaje en la imprenta de su hermano mayor. Leyó libros sobre muchos temas científicos y escribió artículos para el diario que ayudaba a imprimir. A los 23 años se independizó y fundó su propia imprenta.

Franklin era un hombre polifacético. Era escritor, empresario, inventor, y político. Inventó el pararrayos, escribió un sinnúmero de artículos en revistas, organizó el primer cuerpo de bomberos, organizó el correo y el pavimentado y el alumbrado de las calles en la ciudad de Filadelfia, y contribuyó a la independencia de los Estados Unidos como uno de sus fundadores.

Fuentes: Artículos en «Wikipedia»y biografías en www.knowledgehouse.info.
Además:
(Leonardo Euler) Introducción Biográfica en una reedición de «Instrucción completa de la Álgebra» por Leonardo Euler; James Nickel, «Fundamentos de la matemática».
(Sophie Germain)
Reinhard Laubenbacher y David Pengelley, «Voici ce que j’ai trouvé: Sophie Germain’s grand plan to prove Fermat’s last theorem».

(Continuará)

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