Educación cristiana alternativa

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¿Vacaciones por coronavirus? – ¡Aproveche para conocer una alternativa educativa!

¿Es usted padre, madre, o profesor(a)?

¿Se ha preguntado ya de qué tratan las «alternativas educativas» o «pedagogías alternativas», pero hasta ahora no tuvo la oportunidad de experimentarlo por usted mismo(a)?

Ahora que diversos países están decretando la suspensión de las clases escolares por la epidemia del coronavirus, usted puede aprovechar de este tiempo para experimentar con unos métodos distintos a lo acostumbrado. Por ejemplo con el

Curso por internet: Matemática activa

Este curso gratuito contiene pautas pedagógicas acerca de una alternativa educativa, la «Escuela Activa«, respecto al aprendizaje de la matemática. También contiene sugerencias para proyectos prácticos que usted puede llevar a cabo en familia o con un grupo de niños escolares. Así puede matar dos pájaros con un solo tiro: Usted como educador(a) aprende una nueva metodología; y al mismo tiempo tiene unas actividades que ofrecer a los niños mientras que no pueden ir a la escuela.
– Si usted es profesor(a) y no tiene hijos propios en edad escolar, puede visitar a unas familias de sus alumnos y realizar los proyectos con ellos.

Si usted envía reportes escritos acerca de sus proyectos realizados, incluso recibirá una retroalimentación personalizada por parte del instructor.

Nota: Las instrucciones en el curso se dirigen en primer lugar a los educadores, no a los niños. No es un curso de sentar a los niños ante la pantalla para que estén ocupados. Usted aprenderá cómo realizar proyectos prácticos, con material concreto, para facilitar el aprendizaje de los niños. Entonces usted llevará a cabo estos proyectos, junto con los niños. Así involucrará a los niños en unas actividades prácticas y divertidas, las que al mismo tiempo contribuyen al aprendizaje.


Si usted ya hizo las actividades del curso, o si no le interesa la matemática:

Busque en libros o en internet por otras actividades prácticas que pueden gustar a los niños:
Origami;
juegos de estrategia;
trabajos manuales sencillos con papel, cartón, tela, lana, madera, y otros materiales;
experimentos; etc.
Consigan unas semillas y siémbrenlas en su patio o en un macetero, y observen su crecimiento.
Deje que los niños jueguen con juegos de construcción, y otros materiales que incentivan su creatividad.
Deje que construyan su «casita» con sillas, bancas, frazadas, y lo que encuentren en la casa.
Busquen una nueva receta y cocinen juntos.
Permita a los niños realizar sus propias ideas, y déjese inspirar por ellos.
Etc. etc…
Todo eso es mucho más educativo para los niños que el trabajo escolar con libros y cuadernos. Les permite superar desafíos reales en el mundo real; y esta clase de experiencias son mucho más «nutritivas» que las del mundo artificial de los libros escolares.

No hay nada más triste que unos padres que no saben qué hacer con los niños cuando tienen vacaciones. Esta es la mejor oportunidad para fortalecer los lazos familiares. Pasen unas aventuras juntos; los niños se lo agradecerán por toda su vida.

Por favor comparta esta información con otros interesados.

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Nuestro programa vacacional 2013

Como todos los años, hemos ofrecido durante los meses de enero y febrero un programa vacacional para los niños del vecindario.

Hoy en día, a muchos niños ya no se les permite tener vacaciones. Sus profesores, padres y compañeros los presionan para que lleven clases de refuerzo o que asistan a una de las muchas «academias» – o sea, que durante sus vacaciones tengan el mismo programa aburrido como ya lo tenían durante todo el año escolar. Si esta clase de enseñanza no les ha ayudado a entender las cosas durante el año escolar, entonces – asi razonan equivocadamente los padres y los profesores – lo entenderán si durante las vacaciones reciben «más de lo mismo». Y eso con que incluso algunas personas dentro del mismo ministerio de educación ya han entendido que esto no funciona así.

Por tanto, muchos padres tienen expectativas erróneas acerca de nuestro programa. Se preocupan de que su hijo o hija podría «quedarse atrás» en materias escolares, y quieren que «siga estudiando» durante las vacaciones. Con esto quieren decir que siga ocupándose todo el tiempo copiando en cuadernos y resolviendo tareas teóricas – cosas que en realidad no ayudan mucho al desarrollo de la inteligencia infantil. (Vea «Cuando el cerebro no tiene manos».
Para que un niño se desarrolle de manera sana y equilibrada, necesita también tiempos de descansar, de jugar, y de trabajar con sus manos. Ya hemos invertido muchas horas y mucho esfuerzo para explicar a los padres este hecho sencillo. Unos cuantos están empezando a entender, después de varios años. Otros, cuando escuchan esto, simplemente deciden enviar a sus hijos a otro lugar donde no se les permite jugar. No les gusta que nuestro programa sea tan «poco académico».
A pesar de esto, según nuestra experiencia, los participantes de nuestros programas no sufrieron ninguna desventaja escolar. Al contrario, varios de ellos incluso entendieron después las materias escolares mejor que sus compañeros que habían pasado sus vacaciones enteras en «academias».

También hay varios padres que simplemente buscan a alguien que «cuide a sus hijos» durante las vacaciones. Parece que los padres de hoy ya no creen en su propia capacidad y responsabilidad de educar a sus hijos. Como dijo acertadamente el pediatra Carlos González:

«Parece que los padres piensan que criar a un hijo es una actividad profesional. Es decir, que yo para criar a mi propio hijo debería estudiar, debería esforzarme, y como al fin y al cabo probablemente no lo acabo de hacer bien, por mucho que me esfuerce, pues lo mejor es que directamente deje al niño a un profesional, a un pedagogo, un pediatra, un psicólogo, que ellos sí saben de cuidar hijos. Y no es así. Los únicos que pueden criar bien a los hijos, son los padres.»
(En la película documental «La educación prohibida»)

Es claro que educar niños no es fácil. Es necesario informarse al respecto y prepararse recibiendo buenos consejos de padres experimentados. Pero ciertamente no sirve para este fin la clase de «preparación» que reciben los profesores en su formación profesional.

Volvamos al programa vacacional. Somos entonces no solamente «proveedores de un programa». Para varios niños tenemos que ser verdaderos padres sustitutos. Esto incluye, por ejemplo, que ellos de vez en cuando almuerzan con nosotros, o que están en nuestra casa aun durante las tardes, cuando «oficialmente» no tenemos programa.

Ahora que ya tenemos varios años de experiencia con tales programas, podemos observar un patrón de comportamiento parecido en la mayoría de los niños. Al acostumbrarse poco a poco a un entorno más familiar y menos escolarizado, muchos de ellos pasan por las mismas etapas.

La fase de la inseguridad y pasividad.

Durante las primeras semanas, la mayoría de ellos se sienten bastante perdidos cuando se les ofrece la libertad de escoger ellos mismos una actividad, un material didáctico o un juego. (Especialmente los niños más grandes que ya están cargados con más años escolares.) Entonces se quedan parados allí no más y esperan que alguien les diga qué tienen que hacer. O se quedan pasivamente mirando a otros niños que ya encontraron una actividad interesante. Algunos traen tareas escolares de su casa y las resuelven – obviamente sin tener ganas de hacerlo. (En estos casos decimos a los padres que ya no manden tales tareas a sus hijos.)
En esta fase son a menudo nuestros propios hijos quienes toman la iniciativa para algún proyecto: un trabajo manual, un experimento, aprender un juego nuevo, etc. – y entonces los otros niños quieren también participar. – A veces doy algunas «lecciones» visuales acerca de un tema que presenta dificultades para muchos niños (mayormente en la matemática). Pero estas lecciones son cortas y la participación no es obligatoria. Después, los participantes reciben una actividad práctica o un desafío de investigación en relación con el tema.

La fase de jugar.

Después de aproximadamente dos semanas, la mayoría de los niños empiezan a sentirse más libres. Entonces descubren que tienen permiso para jugar, y se aprovechan de ello tanto como pueden. Así pasan la mayor parte del tiempo de actividades libres jugando, o sea, las primeras dos a tres horas de la mañana. Juegan toda clase de juegos de tablero, de cartas y de dados, y también juegos al aire libre. Con estos juegos aprenden más de lo que ellos mismos se dan cuenta. Juegos como damas, ajedrez, cuarteto, yatzy, etc, requieren una clase de pensamiento estratégico y matemático que no se cultiva en la enseñanza escolar.
En la mayoría de los niños, esta fase de jugar dura entre dos y cuatro semanas. – Este año tuvimos a dos participantes que fueron obligados por su escuela a asistir a clases de refuerzo de dos horas, en tres días de la semana, porque habían desaprobado un curso. Llama la atención que estos dos niños se quedaron en la fase de jugar hasta el fin de las vacaciones, y nunca llegaron a la siguiente fase. Las seis horas semanales de rutina escolar eran suficientes para atrasar de manera significativa el desarrollo mental, emocional y creativo de ellos.

La fase creativa.

Una vez satisfecha su necesidad de jugar, algunos de los niños entran en una fase creativa: Comienzan a hacer experimentos o incluso inventan experimentos propios; dibujan, pintan y hacen trabajos manuales; hojean los libros de la biblioteca en búsqueda de nuevas ideas; o inventan juegos propios. En esta fase observamos también en algunos lo que María Montessori llama la «normalización»: Son capaces de trabajar por tres horas seguidas de manera interesada y concentrada en un proyecto; necesitan muy poca instrucción o ayuda de parte de nosotros los adultos, y mantienen el orden por sí mismos, de manera que no hay prácticamente ninguna necesidad de «control disciplinario». En esta fase, algunos niños empiezan también por iniciativa propia y con verdadera motivación a trabajar con materiales más «escolares», tales como fichas con problemas, o materiales concretos para la práctica de operaciones matemáticas.

Para los niños escolarizados es un paso muy grande, expresar su creatividad al dibujar o construir algo «propio» y novedoso. Se han acostumbrado tanto a copiar mecánicamente lo que el profesor les presenta en sus libros o en la pizarra – y además, a que los otros niños y aun los profesores solamente critican o ridiculizan sus obras -, que apenas se atreven a realizar una idea propia. (Vea «Cuento triste de un niño pequeño».) Si un niño logra superar estos impedimentos durante el programa vacacional, lo considero un gran éxito pedagógico.

  Matemática concreta y activa: Multiplicación y división con tapas de botellas.

Esta alumna fabricó su propio juego de tablero, y después se sorprendió mucho cuando le dije que al hacer esto había practicado muchos conceptos de geometría.

Este es el momento cuando nos gustaría seguir trabajando con los niños de esta manera, y podrían aprender muchas cosas – inclusive «materias escolares», pero de una manera más motivadora y más práctica que en la escuela. Pero en la mayoría de los niños, esta fase comienza solamente hacia el fin de las vacaciones, y algunos nunca llegan a este punto – y después tienen que volver a la escuela. Esta es la frustración más grande de este trabajo: la escuela literalmente destruye el desarrollo de los niños. Por eso seguimos soñando y buscando a Dios por posibilidades de una educación sin escuela – por lo menos sin la forma de escuela tal como la gran mayoría de la gente la conoce. En realidad se necesitaría muy poco para eso, solamente unas familias valientes que aman a sus hijos. Pero parece que no hay muchas de esas…

Cursos electivos

En nuestro programa, la última parte de cada mañana es dedicada a los cursos electivos. Como el año pasado, también este año el curso favorito de los niños era el curso de cocina. Descubrimos que esto tiene una causa curiosa: no es que les gustaría tanto cocinar, pero les gusta mucho almorzar juntos. La mayoría de ellos ni siquiera conocen las comidas juntos en sus familias: En sus casas, cada uno come cuando quiere, o los padres no están en casa y dejan una comida para que los niños la calienten, o los mandan al restaurante. Así que les hace falta un elemento esencial de lo que constituye una verdadera familia. Nos entristece mucho observar esto, porque si las familias se están deshaciendo, dentro de poco se destruirá la sociedad entera.
En este contexto, mi hijo mencionó una noticia que había leído: En una encuesta en Estados Unidos, los adolescentes dijeron que lo que ellos más desearían acerca de su familia, era que comieran juntos.

El segundo curso más elegido era el de crear dibujos animados. Esta fue una buena oportunidad para desarrollar la creatividad. Primero los niños pudieron observar diversas formas de crear dibujos animados: con dibujos en papel; armando figuras cortadas de papel, cartón, y otros materiales; con figuras de plastilina; o diseñándolas en la computadora. El material «plastilina» les gustó más. Ellos produjeron varios dibujos animados «mini» (de pocos segundos), y dos un poco más largos, incluso con sonido. Aquí se puede descargar uno de los que tienen sonido. Y aquí unas muestras de nuestro estudio – claro que no son hechos de manera profesional, pero demuestran la creatividad y el esmero de los niños:

arbol

pelota

puente

También pudimos hacer unos paseos interesantes. Algunas veces fuimos al campo para coleccionar flores, observar insectos, o practicar la orientación con mapa y brújula. Otros paseos nos llevaron a lugares de trabajo interesantes: una fábrica de textiles, y el taller de un peletero.

La indiferencia espiritual es preocupante.

Desafortunadamente observamos en los participantes de este año muy poca apertura para la fe cristiana. No que estuvieran rechazando directamente a Dios – simplemente eran indiferentes. A la mayoría les gusta escuchar historias bíblicas, y «teoréticamente» están de acuerdo con los mandamientos de Dios y con la necesidad de la salvación por medio de Jesucristo. Solamente parece que no ven ninguna necesidad de aplicar estas cosas a su propia vida. Tuvimos este año muy pocas conversaciones personales acerca de asuntos de la fe.
En nuestra sala se encuentra todo el tiempo un «buzón de preguntas» donde los alumnos pueden colocar de manera anónima las preguntas que no se atreven a hacer ante todos: preguntas acerca de problemas personales o familiares, acerca de la fe, acerca de la vida en general … Pero a diferencia de los años anteriores, este año el buzón se quedó vacío durante las vacaciones enteras.

Aun los adolescentes – se esperaría que en su etapa de vida se estuvieran ocupando de preguntas acerca del futuro, del sentido de la vida, de los valores, de sus metas personales, etc; pero ahora parece que lo único que les preocupa es poder pasar al siguiente grado escolar y más tarde poder estudiar una carrera académica – cualquier carrera, no importa cual, con tal que reciban un diploma al concluir.

(De paso sea dicho, observo esta misma actitud y esta misma indiferencia también dentro de las iglesias evangélicas.)

Esta situación me hace recordar fuertemente el análisis de Francis Schaeffer acerca de la sociedad estadounidense en los años setenta. Estas palabras me parecen hoy aun más acertadas que entonces, y también aquí en el Perú:

«Demasiado a menudo sucedía en los tempranos años sesenta, cuando un estudiante preguntaba a sus padres para qué debía estudiar, que los padres respondieron – no siempre explícitamente, pero siempre de manera clara -: «Porque en el promedio estadístico, un profesional universitario tiene un mayor sueldo.» – Y si el estudiante preguntaba para qué debía aspirar a un mayor sueldo, la respuesta era: «Para que más adelante puedas enviar a tus hijos a la universidad.» – Con esta clase de respuestas, ni el hombre ni el estudio tenía sentido alguno.
(…) Después de los tumultos de los años sesenta, mucha gente pensaba al inicio de los años setenta que los tiempos habían mejorado, porque las universidades se habían tranquilizado. Pero a mí me dio ganas de llorar. Aunque los jóvenes (los rebeldes de 1968) propusieron soluciones equivocadas, su análisis había sido correcto. Las cosas empeoraron mucho, ahora que muchos de ellos perdieron la esperanza y simplemente adoptaron los valores de sus padres: la paz personal y el bienestar personal. (…) En la revolución contra sus padres, los jóvenes habían caminado en círculo y habían regresado a su punto de partida, solamente en un nivel más bajo, pero con los mismos valores mediocres: su propia paz personal y su propio bienestar personal.»
(De: Francis Schaeffer, «¿Cómo viviremos entonces?»)

Schaeffer predice también las consecuencias sociales de una tal actitud: Se perderá la libertad. De hecho, esta predicción ya se ha cumplido en gran medida, aunque la mayoría de la gente ni siquiera se ha dado cuenta de ello:

«Estoy convencido de que la ‘mayoría silenciosa’, tanto jóvenes como ancianos, aceptarán la pérdida de sus libertades sin protestar, con tal que su estilo de vida personal no esté amenazado. A la mayoría les importa solamente su paz personal y su bienestar personal. Y los políticos saben que solamente tienen que prometer estas cosas para salir elegidos. Hoy en día, la política ya no trata de ideales. Los hombres y mujeres ya no se conmueven por los valores de la libertad y de la verdad. En cambio, los políticos intentan asegurarse de los votos de la gente, prometiéndoles el «postre» de «paz personal y bienestar personal». (En otras palabras, el «estado niñera» que se encarga de educar a todos, de cuidar la salud de todos, de proveer trabajo para todos, y de controlar todo, de manera que nadie necesita asumir responsabilidad por sí mismo.) Los políticos saben que no se levantará ninguna protesta contra ellos, mientras que la gente tenga estos valores, o por lo menos una ficción de ellos o una esperanza de alcanzarlos.»
(Schaeffer, op.cit.)

En nuestros programas vacacionales queremos mostrar a los niños que la vida no tiene por qué consistir en ser nada más que un «engranaje en la máquina». Queremos ayudarles a hacer decisiones correctas ante Dios (este era el tema general del «tiempo bíblico» durante las vacaciones de este año), y a no seguir la corriente de los tiempos sin cuestionar. Pero puede que pronto aun esto se considere «subversivo» o por lo menos «políticamente incorrecto» …

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Buenas noticias (casi) del ministerio de educación

En el Perú (¿en otros países también?) existe toda una histeria acerca de las «vacaciones útiles». Todos los profesores quieren ganarse un dinero adicional, ofreciendo su «academia vacacional». Y todos los padres que «se preocupan por la educación de sus hijos» (supuestamente), entran en pánico de que su hijo podría «quedarse atrás» si no lo matriculan en una tal academia. En efecto, la mayoría de los niños peruanos son de esta manera despojados de sus vacaciones. Las «vacaciones útiles» son simplemente una continuación del mismo sistema escolar opresivo e ineficaz. Si se permitiese a los niños tener vacaciones verdaderas, solamente harían cosas «inútiles» como jugar fútbol, aprender a manejar una bicicleta, dibujar lo que ellos quieren (en vez de copiar del libro escolar), o ayudar a su mamá en la cocina. Para que no hagan tales cosas «inútiles», hay que meterlos a la escuela aun durante las vacaciones – así dice la creencia popular.

Nuestro programa vacacional (que acaba de terminar) es diferente. Ofrecemos una gran variedad de materiales que permiten a los niños realizar actividades creativas y divertidas: juegos de construcción, juegos de mesa, libros con ideas para trabajos manuales, rompecabezas, etc. Ofrecemos grupos de interés donde los niños pueden aprender, según su propia elección, unas habilidades que raras veces se cultivan en la escuela: hacer teatro, cocinar, arreglar bicicletas, jugar ajedrez, hacer origami, diseñar modelos recortables de papel, etc. Una vez a la semana vamos de paseo: sea a la naturaleza libre, o a algún lugar de trabajo interesante. (Este año por ejemplo hemos visitado una central hidroeléctrica.)
Los niños necesitan bastante tiempo (varias semanas) para recuperar su equilibrio emocional después del estrés del año escolar, y para acostumbrarse a la libertad de elegir sus propios proyectos. Pero les gusta, y con el tiempo salen a la luz los talentos escondidos: el talento de construir torres, o de actuar, o de inventar nuevos juegos, o de mantener la cabeza bajo agua durante medio minuto. También empiezan a despertar sus neuronas. Niños pequeños que en la escuela nunca entendieron las decenas y las unidades – ni siquiera con cien páginas de ejercicios en sus libros – empiezan a comprenderlo manejando un ábaco o unas regletas de madera. Niños que detestaron la lectura como una obligación pesada y sin sentido, empiezan a rebuscar la biblioteca y encuentran que un libro sí puede ser algo interesante. Solo algunos alumnos ya mayores tienen dificultad de «entrar en onda», y hasta el último día parecen esperar que alguien los amenace desde atrás con un palo, para hacer algo. Es que así fueron acostumbrados en sus escuelas durante toda su vida.

Los niños aprecian mucho estos programas; pero los padres, al parecer, no tanto. Varios padres han sacado a sus hijos de nuestro programa, diciendo: «Allí no aprenden nada, solo juegan.» Y esto después de decenas de reuniones de orientación, donde intentamos hacer ver a los padres que el juego – el juego creativo y lógico – es algo de lo más educativo que existe. Pero no, no se puede permitir que los niños jueguen, ni siquiera en sus vacaciones. Si algo les gusta, no puede ser educativo. «Educación» es solamente lo que se hace de mala gana y lo que uno no puede entender – esta es otra de las creencias populares tan difundidas entre padres, profesores, y autoridades educativas.

Pero mira que sorpresa: Este año, el ministerio de educación del Perú ha publicado en su página web un folleto instructivo para padres, con el título: «¿Cómo las actividades recreativas contribuyen con el desarrollo de nuestras hijas e hijos?» – Este folleto contiene una larga lista de actividades recomendadas para las vacaciones. Además, con cada actividad indica las áreas del desarrollo personal que son estimuladas con la actividad respectiva. Aquí encontramos por ejemplo:

«Hacer teatro, interpretando personajes – Desarrolla la función simbólica, estimula la seguridad y la confianza.»
«Visitar centros recreacionales, de preferencia donde se tome contacto con la naturaleza. – Fomenta la integración y socialización, contribuye al cuidado y valoración de la naturaleza.» (Además contribuye a la salud física y refuerza los conocimientos de botánica, zoología y ecología – esto se olvidó el ministerio de educación.)
«Jugar en el parque (escondidas, mundo, la liga, la soga, trompo, bolitas, canga y otros.) – Permite asumir diferentes roles y promueve el liderazgo y el trabajo en equipo. Desarrolla la capacidad viso-motora y motora fina. Desarrolla la atención y concentración. Estimula la imaginación y creatividad. Refuerza el trabajo en equipo y el respeto a las reglas del juego.» (¿Alguien dijo que jugar es inútil?)
«Juegos de mesa: Dominó, Ludo, Pictureka, etc. – Favorece la coordinación visual, la memoria, la atención. Aprende a respetar las reglas de juego y a tolerar la frustración. Estimula su desarrollo cognitivo: comprende la noción de semejanza y diferencia.»
«Preparación de platos típicos de la región. – Fomenta la identidad local y regional. Propicia el reconocimiento de olores, sabores y texturas. Impulsa la capacidad de planificación, organización y distribución de alimentos y de cariño.» (Además, cuando se cocina según una receta, desarrolla el entendimiento de cantidades, pesos y medidas.)
«Practicar origami y kirigami. – Desarrolla habilidades lógico-matemático (sic) y coordinación viso-motora. Estimula la creatividad y la imaginación.»

Efectivamente, casi todo lo que hacemos en nuestros programas vacacionales se encuentra en esta lista. Parece como si alguien del ministerio de educación se hubiera decidido a copiar nuestros programas y a defender su valor educativo. (Solamente que nosotros podríamos todavía añadir un buen número de entradas a esta lista.) Incluso dijo una representante del ministerio de educación en una entrevista radial (cito de la memoria): «No se trata de que los niños estudien en las vacaciones aun más matemática, comunicación, etc. En las vacaciones necesitan otras clases de actividades, y que lo hagan en familia.»

Es una buena noticia que el ministerio de educación reconozca ahora la necesidad de los niños de tener vacaciones. Vacaciones verdaderas para jugar, desarrollar habilidades físicas, ser creativos, y pasar tiempo en familia. Podemos ahora decir a todos los padres y profesores que se quejan: «Estamos haciendo exactamente lo que el ministerio de educación recomienda.»

Hay solamente un problema aquí: Nadie hace caso a estas recomendaciones. Los padres y profesores, según veo, ni siquiera están enterados de que estas recomendaciones existen. He escrito al ministerio de educación para preguntar cómo se están difundiendo estas recomendaciones a los profesores y al público en general; y no he recibido ninguna respuesta. Las escuelas y los profesores siguen llevando a cabo las mismas aburridas «vacaciones (in-)útiles» como siempre. Y los padres siguen sintiéndose obligados a mandar a sus hijos allá, para que no «queden atrás». En realidad sucede lo contrario: Los niños ya no recuperan su equilibrio emocional, ni sus fuerzas físicas, ni su creatividad, ni su motivación para aprender. Comienzan el nuevo año escolar tan estresados y «apagados» como terminaron el anterior.
El ministerio de educación ha dado un paso importante al publicar las recomendaciones citadas. Pero haría un servicio aun mucho más grande a los niños y a las familias, si se esforzara por dar mayor publicidad a estas recomendaciones, y por liberar a los niños de la carga de las «academias vacacionales» innecesarias.

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