Educación cristiana alternativa

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Retos y ventajas del método de unidades temáticas y proyectos

En el artículo anterior he descrito unas experiencias prácticas con dos implementaciones del método de unidades temáticas, o aprendizaje por proyectos, con la vida de David Livingstone como tema central. Una de las implementaciones fue con nuestros propios hijos a quienes educamos en casa; la otra fue con 20 alumnos de edades variadas, en un programa vacacional.

A continuación describiré, a manera de evaluación, unas ventajas manifiestas de este método, y unos desafíos que se nos presentaron en el camino.

Motivación intrínseca de los niños

Al elegir temas que corresponden a los campos de interés de los niños, aseguramos que ellos estén motivados por sí mismos a participar en los proyectos, y a alcanzar las metas propuestas. Lo perciben como una necesidad propia, no solamente un deber (quizás de poca utilidad) impuesto desde afuera.

Obviamente, para que eso funcione, los niños deben tener la oportunidad de una elección voluntaria. La motivación intrínseca no puede actuar cuando hay un único tema, o un único proyecto, obligatorio para todos. Por tanto, nosotros como educadores estamos ante el reto de proveer opciones diversificadas (en el caso de un grupo grande de niños), o de reconocer acertadamente los campos de interés de los niños (en el caso de una familia, o de pocos alumnos individuales).

Conocimiento integrado

Una unidad temática permite percibir todas las materias escolares como partes de un todo mayor, que da significado a las partes. Los alumnos pueden ver, por ejemplo, como ciertas leyes matemáticas permitieron a Livingstone orientarse en el interior de África; o como sus conocimientos médicos y su aprendizaje de idiomas contribuyeron al cumplimiento de su llamado misionero. El tema entero se ubica en un contexto histórico específico (el siglo 19), con sus problemáticas específicas que Livingstone tuvo que enfrentar (por ejemplo el tráfico de esclavos). Aun unos detalles de la ortografía y gramática tuvieron su aplicación natural al revisar y corregir los textos producidos por los «periodistas». Este método provee un entendimiento más amplio que cuando cada parte se estudia como una asignatura aparte, aislada de las demás.

Desde una perspectiva cristiana podemos decir además, que es el mismo Dios quien creó el universo, estableció sus leyes, y creó nuestras mentes con las que podemos descubrir esas leyes y reflexionar sobre ellas. Así, una cosmovisión cristiana nos confirma que efectivamente el universo y los conocimientos acerca del universo conforman una unidad con sentido y propósito, no un conglomerado de «materias» desconectadas entre sí.

Como educadores, somos desafiados a ver el «cuadro grande» para poder señalar estas conexiones a los niños, y a no encerrarnos dentro de una sola especialidad.

Aprendizaje activo

Los proyectos prácticos, tales como hacer expediciones, practicar procedimientos médicos, producir una revista, etc, proveen todas las ventajas de una pedagogía activa:

  • El aprendizaje por experiencia propia, no solamente de segunda mano.
  • El involucramiento de todos los sentidos: vista, oído, tacto, etc.
  • Incentiva la creatividad, al permitir a los niños realizar ideas propias.
  • Provee oportunidades para el movimiento físico, que es una necesidad muy grande en la niñez.

Grupos heterogéneos

Las unidades temáticas y los proyectos prácticos son ideales para grupos heterogéneos, tales como familias educadoras con niños de diversas edades, o escuelas alternativas resp. escuelas multigrado. En nuestro programa vacacional, alumnos desde los 6 hasta los 14 años trabajaron juntos en los proyectos. Todos encontraron oportunidades para participar de una manera significativa, y de acuerdo a sus conocimientos y capacidades. Para dar unos ejemplos:

En el grupo de «médicos», para los pequeños fue un reto contar el pulso correctamente, determinar cuándo había pasado un minuto, y ubicar el corazón o los pulmones en el cuerpo humano. Los que eran un poco más avanzados, practicaron leer correctamente los instrumentos de medición para la temperatura y la presión sanguínea, y aprendieron acerca de las funciones básicas del corazón o de los pulmones. Los alumnos de secundaria pudieron ocuparse de preguntas más avanzadas, por ejemplo cómo se relaciona la actividad del corazón con la presión sanguínea; o estudiaron detalles anatómicos como los nombres y la ubicación de diversos huesos, etc. Todos estos conocimientos y capacidades encajaron de manera natural dentro de las mismas actividades.

En el grupo de «traductores» se habían inscrito alumnos que no sabían quechua; de manera que todos, pequeños o grandes, eran principiantes por igual.

En el grupo de los «geógrafos», todos pudieron participar por igual en la observación de plantas y animales. Los que tenían un interés o talento artístico, hicieron dibujos. Los interesados en lenguaje y comunicación escribieron reportajes, o hicieron entrevistas. Algunos practicaron contar pasos. Los que tenían conocimientos matemáticos un poco más avanzados, pudieron posteriormente convertir esos datos proporcionalmente en metros. Un alumno de secundaria aprendió un método para medir el ancho de un río sin tener que cruzar al otro lado, usando mediciones con la brújula y leyes de la trigonometría.

Para los educadores, eso crea el desafío de identificar las posibles contribuciones o aprendizajes que cada alumno individual puede realizar. Muchas actividades pueden realizarse con el grupo en conjunto; pero el rol individual de cada alumno dentro del grupo puede variar.

En el ejemplo concreto de nuestro programa vacacional, la gama de edades fue muy amplia. Es entendible que algunos educadores tienen dificultades con una situación así, porque no se sienten capacitados o aptos para tratar con todos los grupos de edad. En situaciones con un mayor número de alumnos, se pueden diversificar los proyectos y actividades, de manera que ciertas actividades atraerán mayormente a alumnos de primaria, y otras mayormente a los de secundaria. También en nuestro programa, algunas actividades requirieron una separación de un grupo por «principiantes» y «avanzados», por ejemplo en los grupos de matemática y de ajedrez. En matemática, la separación se dio de manera natural entre primaria y secundaria; mientras que en ajedrez no hubo una correspondencia exacta con el nivel escolar.

– El sistema escolar convencional intenta crear grupos homogéneos, al separar los niños por grados y por edad cronológica. Detrás de eso está la idea de que los niños de la misma edad deberían estar «al mismo nivel». Pero eso es una ilusión, como documenta por ejemplo la siguiente cita:

«La Investigación Medford de Crecimiento y Desarrollo del Niño, llevada a cabo durante doce años por la Universidad de Oregon (1957-1969), demostró que entre los ‘alumnos de séptimo grado’ existe una variación fisiológica de seis años: Algunos niños de una edad cronológica de 12 años, tienen fisiológicamente sólo 9 ó 10 años, mientras que otros tienen un desarrollo correspondiente a los 14 ó 15 años. (…) La variación ‘académica’ entre los ‘alumnos de séptimo grado’ refleja una gama de diez años en el rendimiento – desde puntajes correspondientes al tercer grado hasta el décimo­tercer grado, según exámenes tradicionales estatales. No puede existir una clasificación de ‘séptimo grado’ [basada en la edad cronológica], sin embargo, sigue persistiendo hasta hoy como si fuera un edicto de los dioses.»
Don Glines, «100 years war against learning» («Cien años de guerra contra el aprendizaje»), Educational Futures Project.

En realidad, un grupo de alumnos de un mismo grado es también un grupo heterogéneo. Solamente que los alumnos y profesores se encuentran adicionalmente bajo la presión de que «todos tienen que estar al mismo nivel». Eso produce unos patrones de comportamiento que dificultan el aprendizaje para la mayoría de los alumnos: Se enfatiza la competencia de todos contra todos, en vez de la colaboración; de ahí surgen agresividad y el «bullying»; se marginan los que de alguna manera son «diferentes»; se produce desánimo en los que quedan «atrás», y un orgullo malsano en los pocos que quedan «adelante». Son notorias las dificultades del sistema convencional para acomodar adecuadamente a aquellos alumnos que no se dejan «nivelar» fácilmente: por un lado los que tienen problemas de aprendizaje, y por el otro lado los superdotados (que no siempre son los que sacan las mejores notas).

Por tanto, es más saludable si admitimos de antemano que todo grupo de niños es heterogéneo, y en consecuencia permitimos que lo sea también respecto a características más visibles, como por ejemplo la edad. De esta manera les quitamos de encima la presión psicológica de tener que «ser como los demás», o de «ser mejor que los demás». En cambio, permitimos a cada uno participar tal como es, con sus puntos fuertes y sus debilidades particulares.

Los grupos heterogéneos permiten practicar interacciones sociales más diversas y más naturales que los grupos homogéneos. En la vida real (familia, trabajo, amistades, vecindario, etc.) no limitamos nuestros contactos sociales a personas de la misma edad. Por tanto, un ambiente que limita a los niños en este aspecto, no es una buena preparación para la vida real. En un grupo heterogéneo, los participantes menores o menos avanzados pueden aprender de los demás; y los mayores o más avanzados aprenden a ayudar a los demás, a ejercer consideración hacia los más débiles, y a desarrollar cualidades de un liderazgo responsable. Todos aprenden a respetar sus diferencias individuales respecto a conocimientos, habilidades, preferencias, etc.

Aprendizaje personalizado

Los métodos descritos se acercan al ideal de proveer a cada alumno una experiencia educativa de acuerdo a sus necesidades individuales, porque le dan la oportunidad de elegir entre distintos grupos de interés, y entre actividades de distintos niveles de dificultad.

Por el otro lado, eso requiere un mayor número de educadores en proporción al número de alumnos. Es difícil que un único adulto, sin ayuda adicional, atienda a 25 a 30 alumnos en esta modalidad.

En el caso de nuestro programa descrito, éramos de 3 a 5 adultos (dependiendo de las circunstancias) para atender a los 20 participantes. Esa fue una proporción bastante elevada de adultos, debido a las circunstancias particulares:
– La amplia gama de edades (desde los 6 hasta los 14 años).
– Casi todos los participantes eran alumnos del sistema escolar convencional. Como tales, no estaban acostumbrados a una pedagogía libre y activa, y necesitaban un mayor acompañamiento para adaptarse a nuestra forma de trabajar.
– También varios de los adultos tenían poca experiencia con este método, y colaboraban en calidad de practicantes o ayudantes voluntarios.

En un ambiente educativo permanente (escuela alternativa; familia educadora), la necesidad de acompañamiento adulto disminuye con el tiempo, porque tanto educadores como alumnos adquieren experiencia y se adaptan mejor al método. Por ejemplo en nuestra familia, nuestros hijos alrededor de los 10 años de edad ya habían adquirido la costumbre de poder ocuparse de una actividad por un tiempo prolongado, con muy poco incentivo o instrucción de nuestra parte. En un grupo mayor, con el tiempo los alumnos mayores empiezan a asumir una parte de la responsabilidad por los menores. Por tanto, en un ambiente permanente, la proporción de adultos no necesita ser tan alta como en el caso aquí descrito.

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Experiencias concretas con una unidad temática (o de proyectos): «David Livingstone»

Dos veces tuve la oportunidad de desarrollar una unidad temática de aprendizaje por proyectos, con la vida de David Livingstone como tema central. La primera vez fue con mis dos hijos cuando estuvieron en la edad de primaria; la segunda vez en un programa vacacional con 20 alumnos. Describiré la realización práctica de los proyectos en ambas oportunidades, con los aspectos que tuvieron en común, y sus diferencias.

Elección del tema

En el caso de nuestra familia, el tema surgió de manera espontánea desde un interés particular de nuestros hijos. Les gustaban los juegos de computadora, lo cual fue un reto para nosotros como padres, de limitar este interés de manera adecuada, y en­cauzarlo en vías constructivas. Lo hacíamos, limitando su tiempo de computa­dora a una hora diaria mientras estaban en la edad de primaria, y dando preferencia a juegos que contienen un elemento de creatividad y construcción (por ejemplo que permiten diseñar mundos virtuales propios), y/o plantean un desafío a la inteligencia.

Uno de los juegos que les gustaba a nuestros hijos, trataba de un hombre que corre y trepa por la selva, y tiene que defenderse contra animales salvajes. El juego se llamaba «Livingstone, supongo». Eso nos dio una oportunidad educativa adicional, de sacar el tema fuera del mundo virtual de la computadora, y trasladarlo al mundo real. Pregunté a los niños si ellos sabían quien era Livingstone. Ellos no lo sabían, pero estaban interesados en escuchar más. Entonces comencé a contarles de la vida de Livingstone. Uno de los hijos se alegró cuando se enteró de que Livingstone había sido médico, porque en aquel tiempo él también deseaba ser médico. Así decidimos realizar unos proyectos relacionados con Livingstone.

En el transcurso de la educación de nuestros hijos, varios temas surgieron de manera similar: en medio de una conversación casual, por una pregunta de los niños, o al observar un área de interés particular de ellos. Algunos de ellos fueron: «Astronautas y el sistema solar»; «Dinosaurios»; «Felinos»; «Experimentos químicos». Una pedagogía libre, sin currículos cronogramados, tiene la ventaja de que se puede implementar un tal tema de manera inmediata, mientras que el interés y la motivación de los niños está todavía «caliente». Solamente tienen que tener paciencia hasta que nosotros hayamos encontrado unas informaciones y materiales correspondientes.

En el caso del programa vacacional, las circunstancias exigían que nosotros, los educadores, eligiéramos el tema con anticipación. Las oportunidades de elección para los niños se dieron en que ellos pudieron elegir entre diversos grupos de interés, dentro del tema «grande».

Campos del saber relacionados con la vida de Livingstone

Lo más fundamental fue la lectura de una corta biografía de Livingstone (Lenguaje y comunicación). Podríamos también haber escrito nuestro propio resumen; pero no lo hicimos, porque los proyectos brindaron otras oportunidades para la producción de textos.

Y por supuesto, al leer la biografía de un personaje histórico estamos estudiando historia.

Livingstone era médico, lo cual dio un punto de partida natural para explorar unos temas de Anatomía y Salud.

La fama de Livingstone radica en sus descubrimientos geográficos, botánicos y zoológicos en el interior de África. Por tanto, su biografía dio lugar a unos proyectos relacionados con la geografía, no solamente de África, sino también de nuestro entorno inmediato.

El estudio de mapas dio además lugar a unos temas matemáticos: Cálculo de escalas de ampliación y reducción; medición de direcciones y ángulos; y similares.

La conexión con la Biblia se dio por el hecho de que Livingstone se identificó en primer lugar como misionero. Eso fue su motivación para irse a África. En sus propios ojos, todos sus descubrimientos eran solamente productos marginales de su llamado misionero.

Implementación práctica en la familia

Primero leíamos acerca de la vida de Livingstone. En aquel entonces, nuestro hijo menor todavía no sabía leer; entonces su hermano mayor leyó para él.

Después quisimos saber por dónde había viajado Livingstone. Entonces buscamos en un mapa de África los lugares que él había descubierto, dibujamos un mapa en el cuaderno y trazamos las rutas de los viajes de Livingstone. En internet pudimos también encontrar fotos de aquellos lugares. – En este punto nuestros hijos ya estaban tan interesados en el proyecto que empezaron a olvidarse del juego de computadora.

Comenzamos a hablar sobre el tema de las misiones, la Gran Comisión, y leímos acerca de los viajes misioneros de Pablo. Trazamos también los viajes de Pablo en un mapa.

En cuanto a la medicina, los niños aprendieron a desinfectar heridas y a poner vendas sencillas.

Y entonces estábamos listos para meternos en los zapatos de Livingstone, emprendiendo nuestra propia expedición. Puesto que él había explorado el río Zambesi, nosotros nos pusimos a explorar un río cerca de donde vivíamos. Caminamos por unas dos horas a lo largo de la orilla del río, observando los animales y las plantas. Uno de nuestros hijos hizo dibujos, y el otro escribió unas descripciones breves. Al mismo tiempo practicamos el uso de una brújula: Medimos continuamente la dirección de la orilla, y así dibujamos un mapa sencillo de nuestra ruta y del río.

Usamos ejemplos de algunos otros mapas para practicar el medir distancias en un mapa y calcular las distancias reales; y a medir distancias reales y dibujar un mapa o plano a escala.

Después empezamos a investigar adónde se iba el agua de este río. Como casi todos los ríos del Perú, se trataba de un tributario del Amazonas. En un mapa del Perú seguimos el río hasta el Amazonas, e investigamos un poco acerca de la geografía de la Amazonía.

Por fin hicimos una segunda expedición, esta vez más larga: Viajamos río arriba hasta encontrar el lugar donde nacía el río. Fue un lugar muy alto en los Andes donde encontramos unas cataratas congeladas. Eso dio lugar a otras preguntas: ¿Cómo se forma el hielo? ¿Por qué el clima es más frío en la altura? Etc…

Así Livingstone nos animó a estudiar historia, geografía de Africa y del Perú, la Biblia, medicina, biología, dibujo, lenguaje, matemática, geometría … y además tuvimos ejercicio físico y pasamos unas aventuras inolvidables.

Implementación práctica en el programa vacacional

Ofrecimos diversos grupos de interés relacionados con la vida de Livingstone, dándoles los nombres de ocupaciones o profesiones que Livingstone ejercía: «Médicos», «Estudiosos de la Biblia», «Geógrafos», «Periodistas», «Traductores». Los alumnos pudieron decidir libremente, en cuáles grupos querían participar.

De acuerdo a los intereses y deseos de los niños, ofrecimos también unos grupos adicionales que no estaban relacionados con el tema de Livingstone: «Chefs», «Matemáticos», «Ajedrez», «Trabajos manuales». En circunstancias normales hubiéramos postergado esas actividades hasta después de concluir el tema «Livingstone». Pero fueron las vacaciones cortas, y tuvimos solamente dos semanas a disposición. Por eso decidimos ofrecer esos grupos paralelamente con los relacionados con el tema.

Los «médicos» practicaron medir el pulso, la temperatura, la presión sanguínea, y escuchar el corazón y los pulmones con el estetoscopio. Investigaron el funcionamiento de los pulmones y del diafragma, con la ayuda de un modelo construido con globos. Habíamos preparado también un estudio acerca de la malaria, una enfermedad de la cual el propio Livingstone había sufrido, y se esforzó por encontrar un remedio. Pero el estudio ya no pudo realizarse por falta de tiempo.

Con los «estudiosos de la Biblia» hicimos esta vez un estudio panorámico de la Biblia entera, con diagramas que resumen de forma gráfica las épocas históricas respectivas, porque la mayoría de los participantes no eran familiarizados con el contenido de la Biblia.

Los «traductores» decidieron que querían aprender quechua. Eso encajaba bien con el tema de Livingstone, ya que él también tuvo que aprender los idiomas indígenas de los lugares donde trabajaba.

Algunos otros proyectos pudimos realizar casi igual como lo habíamos hecho con nuestros hijos; por ejemplo las expediciones. Resultó que en los grupos de «geógrafos» y de «periodistas» se habían inscrito mayormente los mismos participantes, así que juntamos los dos grupos en uno solo. Este grupo se activaba durante las expediciones: Tenían la responsabilidad de observar plantas, animales, piedras, etc. en el camino, y de documentar sus observaciones mediante fotos, dibujos y descripciones. Además, de medir las distancias y direcciones por donde caminábamos, contando pasos y usando una brújula, y después de elaborar un mapa a base de estas mediciones. Al final produjimos una pequeña revista con los trabajos de este grupo.

Foto: «Geógrafo» midiendo con la brújula.

La biografía de Livingstone la contábamos durante los «tiempos de círculo», cada día un poco.

En nuestros programas normalmente tenemos primero un tiempo de actividades libres, de 2 a 3 horas, donde los niños pueden elegir lo que quieren hacer, usando los materiales y libros que tenemos a disposición; y hacemos sugerencias a quienes no pueden decidirse. Después nos juntamos todos en círculo, por media hora aproximadamente, para cantar, jugar, escuchar una historia, a veces también para compartir experiencias o para hacer decisiones importantes. Ese fue entonces el momento para contarles la vida de David Livingstone.

– Después tenemos los grupos de interés, durante una hora y media aproximadamente, donde los niños se comprometen anticipadamente con su inscripción a participar fielmente en aquellos grupos que eligieron. En este programa particular, sin embargo, los niños se habían inscrito en tantos grupos que tuvimos que dedicar gran parte del tiempo de «actividades libres» también a los grupos de interés.

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Nuestro programa vacacional 2013

Como todos los años, hemos ofrecido durante los meses de enero y febrero un programa vacacional para los niños del vecindario.

Hoy en día, a muchos niños ya no se les permite tener vacaciones. Sus profesores, padres y compañeros los presionan para que lleven clases de refuerzo o que asistan a una de las muchas «academias» – o sea, que durante sus vacaciones tengan el mismo programa aburrido como ya lo tenían durante todo el año escolar. Si esta clase de enseñanza no les ha ayudado a entender las cosas durante el año escolar, entonces – asi razonan equivocadamente los padres y los profesores – lo entenderán si durante las vacaciones reciben «más de lo mismo». Y eso con que incluso algunas personas dentro del mismo ministerio de educación ya han entendido que esto no funciona así.

Por tanto, muchos padres tienen expectativas erróneas acerca de nuestro programa. Se preocupan de que su hijo o hija podría «quedarse atrás» en materias escolares, y quieren que «siga estudiando» durante las vacaciones. Con esto quieren decir que siga ocupándose todo el tiempo copiando en cuadernos y resolviendo tareas teóricas – cosas que en realidad no ayudan mucho al desarrollo de la inteligencia infantil. (Vea «Cuando el cerebro no tiene manos».
Para que un niño se desarrolle de manera sana y equilibrada, necesita también tiempos de descansar, de jugar, y de trabajar con sus manos. Ya hemos invertido muchas horas y mucho esfuerzo para explicar a los padres este hecho sencillo. Unos cuantos están empezando a entender, después de varios años. Otros, cuando escuchan esto, simplemente deciden enviar a sus hijos a otro lugar donde no se les permite jugar. No les gusta que nuestro programa sea tan «poco académico».
A pesar de esto, según nuestra experiencia, los participantes de nuestros programas no sufrieron ninguna desventaja escolar. Al contrario, varios de ellos incluso entendieron después las materias escolares mejor que sus compañeros que habían pasado sus vacaciones enteras en «academias».

También hay varios padres que simplemente buscan a alguien que «cuide a sus hijos» durante las vacaciones. Parece que los padres de hoy ya no creen en su propia capacidad y responsabilidad de educar a sus hijos. Como dijo acertadamente el pediatra Carlos González:

«Parece que los padres piensan que criar a un hijo es una actividad profesional. Es decir, que yo para criar a mi propio hijo debería estudiar, debería esforzarme, y como al fin y al cabo probablemente no lo acabo de hacer bien, por mucho que me esfuerce, pues lo mejor es que directamente deje al niño a un profesional, a un pedagogo, un pediatra, un psicólogo, que ellos sí saben de cuidar hijos. Y no es así. Los únicos que pueden criar bien a los hijos, son los padres.»
(En la película documental «La educación prohibida»)

Es claro que educar niños no es fácil. Es necesario informarse al respecto y prepararse recibiendo buenos consejos de padres experimentados. Pero ciertamente no sirve para este fin la clase de «preparación» que reciben los profesores en su formación profesional.

Volvamos al programa vacacional. Somos entonces no solamente «proveedores de un programa». Para varios niños tenemos que ser verdaderos padres sustitutos. Esto incluye, por ejemplo, que ellos de vez en cuando almuerzan con nosotros, o que están en nuestra casa aun durante las tardes, cuando «oficialmente» no tenemos programa.

Ahora que ya tenemos varios años de experiencia con tales programas, podemos observar un patrón de comportamiento parecido en la mayoría de los niños. Al acostumbrarse poco a poco a un entorno más familiar y menos escolarizado, muchos de ellos pasan por las mismas etapas.

La fase de la inseguridad y pasividad.

Durante las primeras semanas, la mayoría de ellos se sienten bastante perdidos cuando se les ofrece la libertad de escoger ellos mismos una actividad, un material didáctico o un juego. (Especialmente los niños más grandes que ya están cargados con más años escolares.) Entonces se quedan parados allí no más y esperan que alguien les diga qué tienen que hacer. O se quedan pasivamente mirando a otros niños que ya encontraron una actividad interesante. Algunos traen tareas escolares de su casa y las resuelven – obviamente sin tener ganas de hacerlo. (En estos casos decimos a los padres que ya no manden tales tareas a sus hijos.)
En esta fase son a menudo nuestros propios hijos quienes toman la iniciativa para algún proyecto: un trabajo manual, un experimento, aprender un juego nuevo, etc. – y entonces los otros niños quieren también participar. – A veces doy algunas «lecciones» visuales acerca de un tema que presenta dificultades para muchos niños (mayormente en la matemática). Pero estas lecciones son cortas y la participación no es obligatoria. Después, los participantes reciben una actividad práctica o un desafío de investigación en relación con el tema.

La fase de jugar.

Después de aproximadamente dos semanas, la mayoría de los niños empiezan a sentirse más libres. Entonces descubren que tienen permiso para jugar, y se aprovechan de ello tanto como pueden. Así pasan la mayor parte del tiempo de actividades libres jugando, o sea, las primeras dos a tres horas de la mañana. Juegan toda clase de juegos de tablero, de cartas y de dados, y también juegos al aire libre. Con estos juegos aprenden más de lo que ellos mismos se dan cuenta. Juegos como damas, ajedrez, cuarteto, yatzy, etc, requieren una clase de pensamiento estratégico y matemático que no se cultiva en la enseñanza escolar.
En la mayoría de los niños, esta fase de jugar dura entre dos y cuatro semanas. – Este año tuvimos a dos participantes que fueron obligados por su escuela a asistir a clases de refuerzo de dos horas, en tres días de la semana, porque habían desaprobado un curso. Llama la atención que estos dos niños se quedaron en la fase de jugar hasta el fin de las vacaciones, y nunca llegaron a la siguiente fase. Las seis horas semanales de rutina escolar eran suficientes para atrasar de manera significativa el desarrollo mental, emocional y creativo de ellos.

La fase creativa.

Una vez satisfecha su necesidad de jugar, algunos de los niños entran en una fase creativa: Comienzan a hacer experimentos o incluso inventan experimentos propios; dibujan, pintan y hacen trabajos manuales; hojean los libros de la biblioteca en búsqueda de nuevas ideas; o inventan juegos propios. En esta fase observamos también en algunos lo que María Montessori llama la «normalización»: Son capaces de trabajar por tres horas seguidas de manera interesada y concentrada en un proyecto; necesitan muy poca instrucción o ayuda de parte de nosotros los adultos, y mantienen el orden por sí mismos, de manera que no hay prácticamente ninguna necesidad de «control disciplinario». En esta fase, algunos niños empiezan también por iniciativa propia y con verdadera motivación a trabajar con materiales más «escolares», tales como fichas con problemas, o materiales concretos para la práctica de operaciones matemáticas.

Para los niños escolarizados es un paso muy grande, expresar su creatividad al dibujar o construir algo «propio» y novedoso. Se han acostumbrado tanto a copiar mecánicamente lo que el profesor les presenta en sus libros o en la pizarra – y además, a que los otros niños y aun los profesores solamente critican o ridiculizan sus obras -, que apenas se atreven a realizar una idea propia. (Vea «Cuento triste de un niño pequeño».) Si un niño logra superar estos impedimentos durante el programa vacacional, lo considero un gran éxito pedagógico.

  Matemática concreta y activa: Multiplicación y división con tapas de botellas.

Esta alumna fabricó su propio juego de tablero, y después se sorprendió mucho cuando le dije que al hacer esto había practicado muchos conceptos de geometría.

Este es el momento cuando nos gustaría seguir trabajando con los niños de esta manera, y podrían aprender muchas cosas – inclusive «materias escolares», pero de una manera más motivadora y más práctica que en la escuela. Pero en la mayoría de los niños, esta fase comienza solamente hacia el fin de las vacaciones, y algunos nunca llegan a este punto – y después tienen que volver a la escuela. Esta es la frustración más grande de este trabajo: la escuela literalmente destruye el desarrollo de los niños. Por eso seguimos soñando y buscando a Dios por posibilidades de una educación sin escuela – por lo menos sin la forma de escuela tal como la gran mayoría de la gente la conoce. En realidad se necesitaría muy poco para eso, solamente unas familias valientes que aman a sus hijos. Pero parece que no hay muchas de esas…

Cursos electivos

En nuestro programa, la última parte de cada mañana es dedicada a los cursos electivos. Como el año pasado, también este año el curso favorito de los niños era el curso de cocina. Descubrimos que esto tiene una causa curiosa: no es que les gustaría tanto cocinar, pero les gusta mucho almorzar juntos. La mayoría de ellos ni siquiera conocen las comidas juntos en sus familias: En sus casas, cada uno come cuando quiere, o los padres no están en casa y dejan una comida para que los niños la calienten, o los mandan al restaurante. Así que les hace falta un elemento esencial de lo que constituye una verdadera familia. Nos entristece mucho observar esto, porque si las familias se están deshaciendo, dentro de poco se destruirá la sociedad entera.
En este contexto, mi hijo mencionó una noticia que había leído: En una encuesta en Estados Unidos, los adolescentes dijeron que lo que ellos más desearían acerca de su familia, era que comieran juntos.

El segundo curso más elegido era el de crear dibujos animados. Esta fue una buena oportunidad para desarrollar la creatividad. Primero los niños pudieron observar diversas formas de crear dibujos animados: con dibujos en papel; armando figuras cortadas de papel, cartón, y otros materiales; con figuras de plastilina; o diseñándolas en la computadora. El material «plastilina» les gustó más. Ellos produjeron varios dibujos animados «mini» (de pocos segundos), y dos un poco más largos, incluso con sonido. Aquí se puede descargar uno de los que tienen sonido. Y aquí unas muestras de nuestro estudio – claro que no son hechos de manera profesional, pero demuestran la creatividad y el esmero de los niños:

arbol

pelota

puente

También pudimos hacer unos paseos interesantes. Algunas veces fuimos al campo para coleccionar flores, observar insectos, o practicar la orientación con mapa y brújula. Otros paseos nos llevaron a lugares de trabajo interesantes: una fábrica de textiles, y el taller de un peletero.

La indiferencia espiritual es preocupante.

Desafortunadamente observamos en los participantes de este año muy poca apertura para la fe cristiana. No que estuvieran rechazando directamente a Dios – simplemente eran indiferentes. A la mayoría les gusta escuchar historias bíblicas, y «teoréticamente» están de acuerdo con los mandamientos de Dios y con la necesidad de la salvación por medio de Jesucristo. Solamente parece que no ven ninguna necesidad de aplicar estas cosas a su propia vida. Tuvimos este año muy pocas conversaciones personales acerca de asuntos de la fe.
En nuestra sala se encuentra todo el tiempo un «buzón de preguntas» donde los alumnos pueden colocar de manera anónima las preguntas que no se atreven a hacer ante todos: preguntas acerca de problemas personales o familiares, acerca de la fe, acerca de la vida en general … Pero a diferencia de los años anteriores, este año el buzón se quedó vacío durante las vacaciones enteras.

Aun los adolescentes – se esperaría que en su etapa de vida se estuvieran ocupando de preguntas acerca del futuro, del sentido de la vida, de los valores, de sus metas personales, etc; pero ahora parece que lo único que les preocupa es poder pasar al siguiente grado escolar y más tarde poder estudiar una carrera académica – cualquier carrera, no importa cual, con tal que reciban un diploma al concluir.

(De paso sea dicho, observo esta misma actitud y esta misma indiferencia también dentro de las iglesias evangélicas.)

Esta situación me hace recordar fuertemente el análisis de Francis Schaeffer acerca de la sociedad estadounidense en los años setenta. Estas palabras me parecen hoy aun más acertadas que entonces, y también aquí en el Perú:

«Demasiado a menudo sucedía en los tempranos años sesenta, cuando un estudiante preguntaba a sus padres para qué debía estudiar, que los padres respondieron – no siempre explícitamente, pero siempre de manera clara -: «Porque en el promedio estadístico, un profesional universitario tiene un mayor sueldo.» – Y si el estudiante preguntaba para qué debía aspirar a un mayor sueldo, la respuesta era: «Para que más adelante puedas enviar a tus hijos a la universidad.» – Con esta clase de respuestas, ni el hombre ni el estudio tenía sentido alguno.
(…) Después de los tumultos de los años sesenta, mucha gente pensaba al inicio de los años setenta que los tiempos habían mejorado, porque las universidades se habían tranquilizado. Pero a mí me dio ganas de llorar. Aunque los jóvenes (los rebeldes de 1968) propusieron soluciones equivocadas, su análisis había sido correcto. Las cosas empeoraron mucho, ahora que muchos de ellos perdieron la esperanza y simplemente adoptaron los valores de sus padres: la paz personal y el bienestar personal. (…) En la revolución contra sus padres, los jóvenes habían caminado en círculo y habían regresado a su punto de partida, solamente en un nivel más bajo, pero con los mismos valores mediocres: su propia paz personal y su propio bienestar personal.»
(De: Francis Schaeffer, «¿Cómo viviremos entonces?»)

Schaeffer predice también las consecuencias sociales de una tal actitud: Se perderá la libertad. De hecho, esta predicción ya se ha cumplido en gran medida, aunque la mayoría de la gente ni siquiera se ha dado cuenta de ello:

«Estoy convencido de que la ‘mayoría silenciosa’, tanto jóvenes como ancianos, aceptarán la pérdida de sus libertades sin protestar, con tal que su estilo de vida personal no esté amenazado. A la mayoría les importa solamente su paz personal y su bienestar personal. Y los políticos saben que solamente tienen que prometer estas cosas para salir elegidos. Hoy en día, la política ya no trata de ideales. Los hombres y mujeres ya no se conmueven por los valores de la libertad y de la verdad. En cambio, los políticos intentan asegurarse de los votos de la gente, prometiéndoles el «postre» de «paz personal y bienestar personal». (En otras palabras, el «estado niñera» que se encarga de educar a todos, de cuidar la salud de todos, de proveer trabajo para todos, y de controlar todo, de manera que nadie necesita asumir responsabilidad por sí mismo.) Los políticos saben que no se levantará ninguna protesta contra ellos, mientras que la gente tenga estos valores, o por lo menos una ficción de ellos o una esperanza de alcanzarlos.»
(Schaeffer, op.cit.)

En nuestros programas vacacionales queremos mostrar a los niños que la vida no tiene por qué consistir en ser nada más que un «engranaje en la máquina». Queremos ayudarles a hacer decisiones correctas ante Dios (este era el tema general del «tiempo bíblico» durante las vacaciones de este año), y a no seguir la corriente de los tiempos sin cuestionar. Pero puede que pronto aun esto se considere «subversivo» o por lo menos «políticamente incorrecto» …

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