Educación cristiana alternativa

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Educadores alternativos aplicando principios bíblicos

Recientemente tuve la oportunidad de participar en una conferencia donde pude conocer diversas iniciativas de educación alternativa. Los trasfondos y métodos de estas iniciativas son diversos, pero coinciden en que desean ofrecer una educación más de acuerdo a las necesidades de los niños. En su mayoría coinciden también en que desean tratar a los niños con respeto y darles un rol protagónico en su propia educación – a diferencia del sistema tradicional que ve a los niños mayormente como «objetos» que deben ser moldeados según los propósitos y deseos de sus educadores.

Ninguna de esas iniciativas educativas se identificó como «cristiana». Y sin embargo me quedé impresionado al ver que muchas de ellas, quizás sin estar conscientes de ello, aplican principios bíblicos en su modelo educativo. Por ejemplo:

El respeto hacia los niños.

Es un principio bíblico importante que los niños tienen valor como personas y por tanto debemos valorarlos. Recordamos que los discípulos de Jesús no querían permitir que los niños se acercasen a Él: «¡El maestro está demasiado ocupado!» – Pero Jesús se enojó con ellos y dijo: «¡Dejen a los niños venir a mí, porque de los tales es el reino de Dios!» (Marcos 10:13-16 y paralelas.)
Ya en el Antiguo Testamento dice: «Una herencia del Señor son los hijos; digno de estima es el fruto del vientre.» (Salmo 127:3)
Jesús dijo también: «Si ustedes no se arrepienten y se vuelven como los niñitos, no entrarán en absoluto al reino de los cielos. (…) Y cualquiera que recibe a uno de estos niñitos en mi nombre, me recibe a mí.» (Mateo 18:3.5)
Incluso dice a continuación, siempre hablando de los niños: «Pero el que hace tropezar a uno de estos pequeños que creen en mí, le conviene que le sea colgada una piedra de molino al cuello y que sea hundido en la profundidad del mar.» (Mateo 18:6) Esta es una de las palabras más radicales que habló Jesús, y lo dijo contra aquellos que hacen tropezar a un niño.

Así que una educación que enfatiza el trato respetuoso hacia los niños, está cumpliendo con estas palabras del Señor. Muchas escuelas alternativas y otras formas de educación alternativa dan importancia a que se debe permitir a los niños expresar sus opiniones libremente; que no se debe gritarles; que hay que darles opciones para que ellos mismos elijan sus actividades; etc.

En cambio, algunas corrientes de educación cristiana se enfocan excesivamente en la necesidad de corregir y «disciplinar» a los niños. ¡Pero ese no es el orden bíblico de las prioridades!

La preeminencia del amor

En las prioridades de Dios, el amor es lo primero. Así declaró Jesús – en concordancia con los maestros de su tiempo – que los dos mandamientos más importantes son: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza, y con toda tu mente»; y: «Ama a tu cercano como a ti mismo». (Lucas 10:27 y paralelas; vea Deuteronomio 6:5 y Levítico 19:18).

También el apóstol Pablo dice enfáticamente que «si no tengo amor, no soy nada» (1 Corintios 13:1-7). Y el apóstol Juan dice: «Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.» (1 Juan 4:7-8)

En la conferencia participé en una actividad donde se juntaban las opiniones de todos los presentes acerca de lo que es lo más importante en la educación. Y resultó en el consenso común que algo de lo más importante y esencial en la educación es el amor. Esto es muy llamativo cuando vemos que esta es efectivamente la prioridad bíblica – y cuando lo comparamos con el sistema escolar tradicional, donde (según mi conocimiento) nunca se capacita a los profesores para amar a sus alumnos.

Solución de conflictos

Los representantes de una escuela alternativa me explicaron su sistema de solución de conflictos: En primer lugar se alienta a los niños a solucionar sus conflictos entre ellos, conversando y llegando a un acuerdo. Pero también encargan a algunos de los niños con la responsabilidad de ser conciliadores. Si unos niños involucrados en un conflicto no logran solucionarlo entre ellos, entonces tiene que intervenir un(a) conciliador(a) para ayudarles a llegar a una solución. Los casos graves, los que no se pueden solucionar con la ayuda de los conciliadores, se llevan a la asamblea general donde se reúnen una vez por semana todos los que son parte de la escuela, adultos y niños. Allí se busca una solución del conflicto con la ayuda de todos (y por supuesto tomando en cuenta las normas y reglas de conducta de la escuela). – La asamblea sirve también para planificar actividades, dar anuncios importantes, acordar normas de conducta, etc.

Este procedimiento para resolver conflictos corresponde exactamente a las instrucciones que Jesús dio a sus discípulos:

«Si tu hermano peca contra ti, anda, amonéstale entre tú y él solo. Si te escucha, ganaste a tu hermano. Y si no escucha, lleva contigo a uno o dos otros, para que ‘por la boca de dos o tres testigos sea confirmado todo asunto.’ Y si no los quiere escuchar, dilo a la asamblea (…)» (Mateo 18:15-17)

En sus instrucciones a los discípulos, Jesús no hace ninguna diferencia entre «líderes» y «miembros comunes». No hay posiciones jerárquicas cuando se trata de resolver conflictos entre hermanos. Y así también en la mencionada escuela no se hace diferencia entre adultos y niños en este respecto. Si un adulto ha tratado mal a un niño, tiene que rendir cuentas de ello y enmendar el asunto, igual como cuando un niño trata mal a otro niño o a un adulto.

Todavía no he encontrado a ninguna iglesia institucional que haya puesto en práctica estas instrucciones de Jesús, tales como están escritos. En particular, parece que no entienden lo que significa la palabra «asamblea» – mayormente traducida como «iglesia» – en la Biblia; y no entienden el dicho de Jesús de que «uno solo es vuestro maestro, y ustedes todos son hermanos» (Mateo 23:8).
¡Pero unos educadores alternativos que no se identifican como cristianos, y que quizás ni siquiera conocen estas palabras de Jesús, las están poniendo en práctica!

La importancia de la familia y de estructuras familiares

Escuelas alternativas buscan diversas maneras de valorar la vida familiar, y/o de organizarse en la escuela con estructuras que se asemejan a una familia. Practican diversas maneras de involucrar a los padres en la vida de la escuela: Teniendo las puertas abiertas para que los padres puedan visitarlos en cualquier momento que desean. – Invitando a los padres para que ofrezcan talleres acerca de áreas de su conocimiento, para los niños interesados de la escuela. – Hacendo frecuentes reuniones de padres donde los padres tienen la libertad de expresar sus opiniones y de hacer cualquier pregunta.
En una de las escuelas hay clases solamente cuatro días a la semana. En el quinto día laborable, los niños están con sus padres o pasan un tiempo de tutoría personal con uno de los educadores de la escuela. En ese día, los educadores dedican también tiempo a visitar a aquellos padres que lo desean, para aconsejarlos acerca de la educación de sus hijos.

De estas y otras maneras, muchas escuelas alternativas demuestran que dan importancia a la vida en familia. Así coinciden con el principio bíblico de que la educación es en primer lugar un asunto de la familia.

Muchas escuelas alternativas tratan de proveer la atención personal que cada niño necesita, al tener clases más pequeñas que las escuelas tradicionales. Algunas pedagogías alternativas (por ejemplo la pedagogía Montessori) mezclan conscientemente a niños de diferentes edades, para que cada niño pueda experimentar tanto el rol de hermano mayor como el rol de hermano menor. Con todo eso, sus estructuras se acercan más a la estructura de una familia que de una escuela tradicional.

Educación para la tierra nueva

Otro momento revelador fue cuando una representante de cierta escuela alternativa dijo: «Nuestra meta es educar a los niños para la vida en una tierra nueva. Queremos darles también suficientes herramientas para la vida en esta tierra porque tendrán que relacionarse con la sociedad de esta tierra; pero sabemos que tiene que venir una tierra nueva, y lo más importante es que los niños estén preparados para eso.»

¿No es esto lo que dice también el apóstol Pedro? «Pero esperamos cielos nuevos y una tierra nueva según su promesa, donde habita justicia. Por eso, amados, esperando esto, sean diligentes para ser encontrados por él sin mancha e impecables, en paz.» (2 Pedro 3:13-14). Un verdadero cristiano nacido de nuevo sabe que esta tierra no es su hogar; que vendrá una tierra nueva que requiere una manera diferente de vivir, y que su tarea más importante es entrenarse en esta nueva manera de vivir. Y si toma la palabra de Dios en serio, entonces dará más importancia a educar a sus hijos para esa vida nueva, en vez de educarlos según las costumbres de esta tierra.

Ahora, la educadora que dijo eso no se identifica como cristiana, y su concepto de la tierra nueva probablemente difiere del bíblico en varios puntos. Y sin embargo, ella está consciente de que algo está fundamentalmente mal en esta tierra presente y en la sociedad actual; y está anhelando algo diferente y está preparando a los niños para eso. Mientras que muchas personas que se llaman «cristianos» y que han leído en la Biblia acerca del cielo nuevo y la tierra nueva, no lo están tomando en serio y nunca lo relacionan con la educación de sus hijos. Muchos «cristianos» que conocí, nunca podrían identificarse con estas palabras del gran predicador Juan Wesley del siglo 18: «¿Para qué fin envías a tus hijos a la escuela? – ‘Qué, para que sean preparados para vivir en el mundo.’ – ¿De qué mundo hablas, de este o del por venir? Quizás pensaste solo en este mundo, y te olvidaste de que hay un mundo por venir; sí, ¡y uno que durará eternamente!»

Conclusión

Las verdades del Dios Creador son universales y eternas. Por eso pueden ser descubiertas por cada persona que le busca – aun por aquellos que ni siquiera están conscientes de que están buscando a Dios. Al pensar acerca de ello, recordé que está escrito:
«Porque no los que oyen la ley [de Dios] son justos ante Dios, sino los que hacen [lo que dice] la ley serán justificados. Porque cuando gente de las naciones que no tienen la ley, por naturaleza hacen lo que dice la ley, estos, aunque no tienen la ley, son ley para ellos mismos; los que demuestran que la obra de la ley está escrita en sus corazones, y junto con ella testifica su conciencia …» (Romanos 2:13-15)
Por eso, las pedagogías alternativas nos presentan muchos ejemplos a seguir, incluso ejemplos «cristianos», aunque provienen de personas que no se identifican como cristianos.

Por el otro lado, me entristece ver que tales ejemplos están prácticamente ausentes entre aquellos que se llaman cristianos, y entre aquellas escuelas que se llaman escuelas cristianas. Estas, hasta donde pude ver, se orientan según el sistema tradicional, según los usos de «este mundo» (que enfatiza los conocimientos y la «competitividad» más que la formación de la persona y el amor); y no según la cultura del «mundo por venir». Yo desearía que los educadores que se llaman cristianos, puedan descubrir cuál fue realmente la idea de Dios acerca de la educación. Y que los educadores alternativos que ya ponen en práctica tales principios, puedan descubrir al Dios Creador detrás de estos principios – no el Dios de las iglesias e instituciones religiosas, sino el Dios vivo que cambia vidas. Pero temo que los mismos que se llaman cristianos, hayan sido obstáculos en este camino, impidiendo que los que le buscan encuentren a Dios. Esto será otro tema profundo y difícil; espero poder abordarlo en otro artículo.

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La tortuga y la liebre – aplicado a la educación académica

La mamá liebre dijo a la mamá tortuga: «Veo que tu hijita tiene la misma edad como la mía. ¿Qué tal si hacemos una carrera, cuál de ellas llega más rápidamente a la universidad?»

La mamá tortuga respondió: «No me gusta mucho lo de las carreras. Sabes, nosotras las tortugas caminamos a nuestro propio paso. Y mi hijita es pequeña todavía. ¿Quién sabe si de grande realmente querrá llegar a la universidad? Si ella decide irse a otro lugar, yo no se le voy a impedir.»

«Como quieres», dijo mamá liebre. «Yo sí voy a encaminar bien a mi hija, y apuesto que va a llegar a la universidad antes que la tuya.»

Cuando la pequeña liebre tuvo tres años, sus padres la mandaron a recibir clases de lectura, y poco después la mandaron a escalar el Cerro de los Libros. Liebrecita era pequeña todavía y no podía bien escalar las gradas altas; muchas veces se tropezaba, se caía, y se lastimaba las rodillas. Pero papá y mamá liebre cada vez le llamaron desde abajo: «¡Adelante, hijita! ¡Tienes que ganar la carrera!»

Por mientras, Tortuguita se paseaba al lado de sus padres, comía del pasto rico que crece en el valle, y jugaba feliz con sus hermanos y hermanas. Cuando tuvo seis años y medio, llegó al pie del Cerro de los Libros, lo miró intrigada y dijo: «¡Qué cosa más extraña! Quisiera saber qué es eso, y qué significa.» – Papá tortuga respondió: «Bien, te lo voy a explicar.» – Y desde arriba gritó Liebrecita: «Ya tienes edad de estar en la escuela, ¿y todavía ni sabes leer?»

Medio año después, Tortuguita también sabía leer y comenzó a escalar el cerro. Lo hizo muy despacio, a su propio paso como lo hacen las tortugas. Pero por el buen pasto que había comido, y por el ejercicio que le habían provisto sus juegos de niña, sus piernitas ya estaban fuertes y firmes. Por eso, Tortuguita no tropezaba ni se lastimaba en el camino.

A sus diez años, Liebrecita ya se encontraba muy arriba en el cerro. «¡Tortuguita!» – llamó hacia abajo. – «¡Ya sé los nombres de todos los huesos del cuerpo humano! ¿Y tú?»
– «No soy humano» – respondió Tortuguita, – «¿qué haría yo con huesos humanos? Pero ya sé cómo usar mi caparazón para que no me coman las águilas.» – Liebrecita se asustó: «¿Hay águilas en este cerro?» – Es que se recordaba de que dos de sus hermanos mayores habían sido comidos por águilas, y no habían sido capaces de defenderse.

Un año después, Tortuguita llamó: «¡Liebrecita! ¿Quieres decirme los nombres de los huesos humanos?» – Liebrecita se sintió un poco avergonzada, porque ya los había olvidado todos. Pero respondió: «¡Eso no está en el currículo ahora! ¡Estoy ahora estudiando botánica! ¿Y tú?» – «Ah, con mi mamá estamos cultivando lechugas porque nos gustan mucho.» – ¡Lechugas! Eso le gustaba a la liebrecita también. Hace poco había aprendido el nombre científico de la lechuga, pero nunca había visto un campo de lechugas en vivo y directo. – «¡Si vienes acá abajo, te regalo un poco de nuestras lechugas!» – llamó Tortuguita. Pero antes de que Liebrecita pudo contestar, papá y mamá Liebre le llamaron desde lejos: «Hijita, ¡no te desvíes de tu camino! Tortuguita es una ignorante, y sus papás no saben nada de educación.»

Liebrecita comenzó a sentirse cansada. Había corrido todo el camino, y le faltó aliento. El caminar le causaba dolor, porque sus rodillas nunca se habían sanado completamente desde que se había caído tantas veces de pequeña. Se sentó debajo de las Rocas del Álgebra para descansar un poco. Pero apenas sus padres se dieron cuenta, le llamaron desde la distancia: «Hijita, ¡cómo puedes perder el tiempo de esta manera! ¿Has olvidado que estás en una carrera?»

Por mientras, Tortuguita avanzaba a su paso, tal como podía, a veces lento, a veces un poco menos lento. A veces descansaba para admirar el panorama que se veía cada vez más hermoso, a medida que llegaba más alto. Así llegó ella también a las Rocas del Álgebra y comenzó a escalarlas poco a poco, a su propio paso.

En ese momento, Liebrecita ya se encontraba más arriba en esas mismas Rocas. Pero puesto que intentaba recorrer el camino a toda velocidad, no pudo vencer las partes más escarpadas. Apenas había subido una parte, volvió a resbalar el mismo tramo hacia abajo. Mientras duraban estos intentos, Tortuguita ya se había acercado tanto que Liebrecita pudo ver los libros y cuadernos que ella llevaba en su mochila. Se quedó admirada: «¡Qué bonito cuaderno de álgebra tienes! ¿Me lo permites ver un rato?» – Tortuguita con mucho gusto le prestó su cuaderno. Entonces, tan rápido como pudo, Liebrecita copió todo lo que Tortuguita había escrito en su cuaderno, y lo entregó como trabajo suyo. Con eso le permitieron continuar su camino más arriba de las Rocas del Álgebra.

Algún tiempo después, Liebrecita llegó al campo de las Rosas de la Ciencia. Pero para entonces estaba tan agotada que no le quedaban fuerzas para caminar, ni para admirar los colores y olores de las Rosas. Solamente se chocaba contra ellas y sentía que las espinas le desgarraban la piel. Además no pudo soportar el aire enrarecido de las alturas. Se dejó caer donde estaba – por desgracia directamente sobre las espinas de una rosa -, y se quedó tendida allí.

Medio dormida, le parecía oír las voces de sus padres que le llamaban como desde otro mundo: «Hijita, ¡¿qué te pasa?! ¡No puedes quedarte tirada allí! ¡Estás en una carrera!» – Y al mismo tiempo le parecía oír otra voz, una que cantaba suavemente. ¿Fue eso realidad, o fue una alucinación? Por allí le parecía ver a Tortuguita atravesando el campo de las Rosas, y no se le notaba ningún cansancio. Avanzaba a su propio paso como lo hacen las tortugas, y ¡cantaba! De vez en cuando se detuvo para disfrutar del olor de una rosa, o para admirar los colores de otra. Las espinas no le molestaban por nada.

Cuando Liebrecita volvió en sí, Tortuguita ya había desaparecido de la vista. «¡Estoy perdiendo la carrera!» – exclamó Liebrecita, asustada. Juntó las pocas fuerzas que le habían quedado, y avanzó por en medio de las rosas espinosas, tambaleando como ebria. Continuó así por no sé cuánto tiempo, hasta que un día dijo: «Este lugar me parece conocido. ¿No he pasado ya alguna vez por aquí?» – Y de hecho, se encontraba ante aquella misma rosa aplastada sobre la cual se había desmayado hace más de un año. ¡Había caminado en círculos todo ese tiempo!

Tortuguita llegó con facilidad hasta las puertas de la universidad. Allí se detuvo por un buen rato, reflexionando si debía entrar o si debía tomar otro camino. Entonces vio que en el patio de la universidad florecían también unas cuantas Rosas de la Ciencia que le gustaban tanto. Y dijo: «Voy a entrar, tal vez voy a aprender más cosas interesantes acerca de estas rosas.»

Cuando Tortuguita ya había pasado unos años en la universidad, llegó Liebrecita. Vio a Tortuguita desde lejos, y por vergüenza no se atrevió a acercarse. Pero Tortuguita ya la había visto. «¡Liebrecita! ¡Qué bueno verte aquí!» – «Tortuguita …» dijo Liebrecita y bajó la mirada. «Me has ganado.» – «¿Ganado? ¡Pero si yo no estoy en competencia con nadie! Tú sabes que no me gustan las carreras. Yo avanzo a mi propio paso, como lo hacemos las tortugas.»

Más tarde, Tortuguita llegó a trabajar cuidando y cultivando Rosas de la Ciencia todo el día, y eso la hizo muy feliz. Liebrecita también obtuvo su título de profesional; pero no fue tan feliz. Toda su vida sentía que tenía que correr y agotarse para ganar a alguien, y así el ejercicio de su profesión fue un calvario para ella. Y nunca aprendió a defenderse de las águilas, ni a cultivar lechugas o rosas.

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Protestas contra el currículo estatal

En las últimas semanas aumentaron en el Perú las protestas contra el nuevo currículo estatal. Aunque el currículo no lo dice claramente, una guía para maestros publicada por el ministerio de educación (y retirada pocos días después) reveló que por detrás había una agenda de promover la ideología de género y las relaciones homosexuales en las escuelas.

Entiendo la preocupación de las familias que mantienen valores cristianos y no quieren que sus hijos sean expuestos a estas influencias en las escuelas. Sin embargo, me parece que los organizadores de estas protestas no están considerando lo suficientemente el cuadro grande.

En una democracia, los órganos del gobierno representan (o deben representar) la voluntad de la mayoría de la población. Mientras esta mayoría mantiene valores cristianos, tales protestas todavía podrían tener éxito. Pero como en el entero mundo occidental, también en el Perú los valores cristianos están decayendo rápidamente. Dentro de unos años ya no habrá ninguno mayoría que los apoye.
Las protestas políticas no van a revertir este proceso
, porque se trata de un asunto espiritual. Mientras las personas no se encuentran en una relación personal y comprometida con Jesucristo, sus «valores cristianos» no son nada más que un adorno exterior que se desvanece, tan pronto como cambien los vientos de los tiempos. Y a menudo son los mismos que se llaman «cristianos», que por su estilo de vida dan un mal ejemplo a los demás, y así causan un rechazo contra los valores cristianos. Los valores cristianos se recuperarán solamente si somos un testimonio creíble para Jesucristo mismo.

Pero volviendo a la educación: El problema de fondo no es este o aquel punto en el currículo. El problema de fondo es que hace mucho tiempo ya, la sociedad parece haber aceptado la idea de que la educación debe ser estatal, y que el gobierno debe reglamentar la forma y los contenidos de la educación de nuestros hijos. Todo el que apoya esta idea, consecuentemente tendrá que aceptar las interferencias del estado en la educación de los niños. Tener un sistema de educación estatal único y uniforme, siempre significará que el estado impone su ideología sobre las minorías que piensan diferente. Y los que somos cristianos de corazón y no solamente de nombre, tenemos que reconocer que somos una minoría.

Según la Biblia, Dios encargó la educación de los niños a los padres, no al estado. Una posición coherente con la Biblia consistiría entonces en independizar la educación frente al estado. Si el estado ofrece una educación que va en contra de nuestros valores, la solución no consiste en hacer más exigencias al estado. La solución consiste en ofrecer nosotros mismos una educación mejor a nuestros hijos y a todos los interesados. La educación estatal no va a mejorar, ni con todas las protestas; pero nosotros podemos mejorar.
Eso cuesta más que la participación en unos eventos esporádicos de protesta. Significa perseverar en un proyecto educativo durante muchos años; estudiar a fondo lo que significa educar niños según la voluntad del Señor; ser fiel en lo pequeño; nadar contra la corriente diariamente – hasta ver el buen fruto en los niños educados en este proyecto alternativo. Y si alguien desde un tal proyecto desea adicionalmente involucrarse en la política, le recomendaría no dirigir sus esfuerzos hacia el currículo estatal, porque así solamente avala la uniformidad que exige el currículo. Mucho más importante es que haya más libertad para alternativas al sistema estatal.

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Los españoles nos muestran cómo defender a la familia

España está en huelga. No la España oficial, por supuesto. Tampoco estoy hablando de los sindicatos; ésos no defienden la verdadera educación. Me refiero mas bien a los padres españoles, que decidieron entrar en huelga para defender los intereses de sus hijos y su vida familiar. ¿De qué se trata?

«Miles de padres en España anunciaron el viernes un boicot a las tareas escolares durante los fines de semana de noviembre porque consideran que les quitan tiempo en familia.
La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), que agrupa a 12.000 asociaciones de padres, dice que la campaña «No a los deberes» es para que los padres pasen más tiempo con sus hijos. También alega que el sistema de tareas es obsoleto y no mejora el aprendizaje.
Los niños y adolescentes de España reciben seis horas y media de tareas a la semana, casi una hora y media más que el promedio semanal de unos 40 países analizados, de acuerdo con estudio PISA 2012 de la Organización para el Desarrollo y Cooperación Económicos (OCDE).»
(Agencia de noticias AP, 4 de noviembre del 2016)

O sea, los padres españoles defienden uno de los derechos más fundamentales que cada sociedad debería respetar: el derecho de los padres e hijos de pasar tiempo juntos. Un derecho que, según parece, a las familias latinoamericanas les importa poco o nada. Y los niños son quienes sufren las consecuencias.

En nuestro trabajo de refuerzo escolar nos hemos encontrado con incontables niños que nos dicen: «Mis papás no tienen tiempo para mí.» – «Cuando llego de la escuela, no hay nadie en casa.» – «En mi casa siempre tengo que comer solo; nunca comemos juntos.» – «Vengo acá porque no tengo ningún otro lugar donde jugar.» – Hubo niños que venían a nuestra casa por varias semanas sin que a sus padres les hubiera interesado siquiera saber dónde estaban sus hijos en ese tiempo.
Hemos intentado sensibilizar a los padres por las necesidades de sus hijos, pero sin resultado. Sugerimos a los padres (a los pocos que siquiera respondían a nuestras invitaciones), que tomasen más tiempo para jugar con sus hijos, para comer juntos, o por lo menos hablar con sus hijos acerca de algo que les interesa a ellos. Casi siempre fue su respuesta: «¿Para qué? Mis hijos tienen que estudiar.»

¿Qué sucederá con esos niños que todo el tiempo «tienen que estudiar», pero que nunca experimentan el amor y el cariño de unos padres que se interesan genuinamente por su bienestar emocional? ¿que nunca experimentan una relación personal de confianza con sus padres? – Numerosas investigaciones han demostrado que la ausencia de una relación personal significativa con los padres produce trastornos emocionales y mentales, y una alta incidencia de delincuencia juvenil. Además, que el factor más importante para el rendimiento académico es la calidad de las relaciones personales en el hogar. Si los padres no toman tiempo para edificar una buena relación con sus hijos, bajo el pretexto de que «ellos tienen que estudiar», entonces destruyen aun la meta que supuestamente quieren alcanzar: impiden que sus hijos progresen intelectualmente.

¿Y qué de las tareas escolares? – Los niños españoles tienen, en promedio, seis horas y media de tareas por semana. El promedio de los países analizados por PISA, según el artículo citado, es de cinco horas por semana. (Esos son en su mayoría países desarrollados, «avanzados», cuyo sistema escolar tiene buena reputación.) En países como Finlandia o Suiza, existen leyes que prohíben a los profesores dar tareas durante los fines de semana y durante las vacaciones. O sea, los padres españoles luchan por algo que en otros países avanzados ya está garantizado: los fines de semana libres de tareas escolares.

Pero según nuestras observaciones, los niños peruanos pasan de veinte a treinta horas semanales haciendo tareas escolares en casa – y eso desde la primaria. No tienen ni fines de semana libres, ni vacaciones, porque «tienen que estudiar». Conocí a niños de nueve años que a menudo se quedan despiertos hasta medianoche haciendo tareas. Son tratados como esclavos; aun las profesoras los pegan si no han completado sus tareas, según los testimonios de muchos niños. Y a menudo son los mismos padres que lo quieren así: Si un profesor da una cantidad razonable de tareas, ya vienen unos padres a quejarse: «Usted está dando muy pocas tareas a mi hijo.»

Se suma a eso, que la mayor parte de esas tareas no tienen ningún valor pedagógico: Hacer malabares con palabras desconocidas que aun los adultos nunca usan. Memorizar definiciones abstractas sin comprenderlas. Resolver ejercicios matemáticos que están tan por encima del nivel de comprensión del niño, que no le queda otra salida que copiar las respuestas de alguien mayor que sabe. Las tareas no ayudan a los niños a aprender; al contrario, los confunden.

Como si eso fuera poco, padres y escuelas ocupan aun el escaso tiempo libre de los niños con «academias» y cursos adicionales. ¿Para qué, si eso es solamente más de lo mismo que ya están haciendo todo el tiempo? – «Para que estén ocupados», respondió una madre a esta pregunta. – Eso parece ser el objetivo de muchos padres y profesores: No les importa si estas muchas actividades y tareas realmente contribuyen a algún aprendizaje; con tal que los alumnos estén ocupados.

¿Qué tal si los padres se «ocuparían» ellos mismos por algunas horas juntos con sus hijos, haciendo alguna actividad deportiva o manual, yendo de paseo juntos, participando en alguna actividad que corresponde a los intereses de los hijos, o simplemente tomando la ocasión de conocerlos como personas humanas y relacionarse con ellos como tales?
– No todo lo que viene de España es bueno. Pero en este caso opino que los padres peruanos podrían aprender un poco de sensatez de los padres españoles.

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Por qué no uso Facebook

Me permito en esta oportunidad colocar un artículo que no está directamente relacionado con la educación; pero tiene mucho que ver con cómo nos comunicamos por internet.

La seguridad en internet y la protección de la privacidad es un asunto importante, pero me parece que mucha gente (sobre todo aquí en América Latina) no está consciente de ello. Pocos se ponen a reflexionar acerca de lo que podría suceder, si seguimos publicando en internet toda clase de detalles acerca de nuestra vida privada.

Especialmente cuando se trata de educación, eso es un asunto que involucra nuestra vida privada y familiar, y las vidas de nuestros hijos menores de edad. La información personal que compartimos acerca de este tema es información privada sensible, y deberíamos pensar bien dónde compartirla.
Por eso me preocupa mucho ver que al parecer, muchos educadores, proyectos educativos, familias que educan en casa, y organizaciones para tales familias, eligieron a Facebook como su medio principal de comunicación. Admito que me siento aislado y excluido, al no poder participar en los intercambios que se llevan a cabo allí; pero tengo buenas razones para no usar Facebook, y las voy a exponer aquí.
Es cierto que toda oferta de servicios en internet y toda red social implica ciertos riesgos, sobre todo cuando el servicio es gratuito (porque las empresas que lo ofrecen, de alguna manera tienen que generar ingresos). Pero Facebook es una de las empresas con los peores antecedentes en cuanto a la violación de la privacidad de los datos de sus usuarios. Esto es conocido ya desde hace muchos años.

La siguiente información fue difundida en 2009 por el ministerio «La voz de los mártires», Argentina (una obra que se preocupa principalmente por ayudar a cristianos perseguidos alrededor del mundo):

«Facebook está vendiendo la información de sus usuarios al mejor postor. Cito textualmente: ‘Lo que muchos usuarios no saben es que de acuerdo a las condiciones del contrato que virtualmente asumen al hacer clic en el cuadro ‘acepto’, los usuarios le otorgan a Facebook la propiedad exclusiva y perpetua de toda la información e imágenes que publican.
De hecho, resalta el experto, los afiliados ‘automáticamente autorizan a Facebook el uso perpetuo y transferible, junto con los derechos de distribución o despliegue público de todo lo que cuelgan en su página Web.’ Los términos de uso le reserva a Facebook el derecho a conceder y sub-licenciar todo ‘el contenido del usuario’ a otros negocios.
Sin su consentimiento, a muchos usuarios les convirtieron sus fotografías en publicidad, transformando un comercio privado en endosos públicos.
De repente todo lo que sus afiliados publicaron, incluyendo sus fotografías personales, su inclinación política, el estado de sus relaciones afectivas, intereses individuales y hasta la dirección de la casa, se envió sin su autorización expresa a millares de usuarios.

(…) Entrevistaron a unos secuestradores y dicen que entran a la red y ven los ROSTROS, la casa, los carros, las fotos de viaje y saben el nivel social y económico que tienen quienes ahí aparecen. Ya en televisión uno de ellos había declarado que antes batallaban mucho para reconocer a los candidatos a secuestros, pero que ahora con el Facebook y la información que ponemos voluntariamente en la red, ya no se confunden ni tienen que investigar en donde viven o en que escuela estudian y a donde viajan y quienes son sus papas, hermanos y amigos.
Eso pasó con Alejandro Marti, (Joven mexicano muerto por sus secuestradores) que de todo ponía. La familia acaba de cerrar su blog después de darse cuenta de la cantidad de información potencialmente peligrosa que el joven había puesto ahí con alegría y sin sospechar que estaba armando a quienes lo mataron. Protejan a sus hijos y protéjanse ustedes; ya no pongan información peligrosa en la red.

(…) Otra evidencia sucedió cuando un agente del Servicio Secreto visitó en la Universidad de Oklahoma al estudiante de segundo año Saúl Martínez por un comentario que publicó en contra del presidente.
Y para colmo de males, el asunto no termina si el usuario se decide retirar. Aun cuando los usuarios cancelan la membresía, sus fotos e información permanecen abordo, según Facebook, por si deciden reactivar su cuenta.

(…) Sepan los usuarios de Facebook que son partícipes indefensos de un escenario, al que los académicos califican como el caso de espionaje más grande en la historia de la humanidad. De paso se convierten de manera inconsciente en los precursores del fenómeno de ‘Big Brother te está observando’.»

Hasta aquí «La voz de los mártires».


Quizás piensas que si te comunicas dentro de un grupo cerrado en Facebook, solamente los miembros del grupo pueden ver lo que hay allí. Pero eso no es cierto, según el reporte citado: Ya que has otorgado a Facebook los derechos sobre lo que publicas allí, la empresa «Facebook» puede compartirlo con quien quiere.

¿Publicarías detalles de tu vida privada y familiar en grandes afiches en las plazas públicas de tu ciudad? ¿No? – Pues si lo publicas en Facebook, tiene el mismo efecto.

Hace unos años, el estudiante de derecho Max Schrems (Austria) comenzó a investigar Facebook y descubrió que esta empresa comete continuamente numerosas infracciones contra las leyes acerca de la protección de la privacidad de los datos en internet. Facebook analiza sistemáticamente los datos de acceso, publicaciones, amistades, enlaces, etc, de todos sus usuarios, y colecciona de esta manera una enorme cantidad de datos sobre cada persona y sus relaciones sociales. (Después de todo, ¡estos datos son el «capital» con el cual la empresa hace sus ganancias millonarias!) Después de unos procedimientos judiciales, Schrems consiguió que Facebook le entregara una copia de los datos que la empresa tenía almacenados acerca de su persona. ¡Fue un fichero del tamaño de más de mil páginas impresas!

Entre otros, Facebook colecciona datos detallados de sus usuarios acerca de las siguientes categorías: Domicilio, números de teléfono, tarjetas de crédito, conexiones, educación, familia, amigos (aun analizando la intensidad de las relaciones), trabajo, opiniones políticas, opiniones religiosas, y muchas otras. En ciertas circunstancias, todos estos datos pueden llegar a las manos de terceras personas: Empresas, agencias gubernamentales, y aun «hackers» y delincuentes.

Schrems encontró que Facebook colecciona estos datos incluso acerca de personas que no son usuarios de Facebook: Basta con que alguien mencione tu nombre en un comentario en Facebook, y la empresa empieza a coleccionar datos acerca de ti.

Más información acerca de las prácticas de Facebook y los casos judiciales pendientes pueden encontrarse en el sitio http://www.europe-v-facebook.org.
Más abajo coloco un resumen de algunas otras notas de prensa al respecto.

Por estas razones no uso Facebook.


Assange: “Facebook es una fuente de datos que los espías solo podían imaginar en sus sueños”

En entrevista con el canal ruso RT en su versión en español, el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, fue tajante al afirmar que el Facebook es la mejor arma para los espías en estos tiempos.
“Facebook es una fuente de datos que los espías solo podían imaginar en sus sueños”, aseveró.
De otro lado, remarcó que los costes para el espionaje se han visto reducidos, pues ya no se espía por separado, sino por grupos.
“Lo que ha pasado durante los últimos diez años es que el coste de intercepción de datos de todos los individuos ha sido mucho más bajo que el se eligiera individuos particulares para espiarlos.»
(Diario La República, Lima, 30 de noviembre de 2012)

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Facebook admitió haber entregado datos de usuarios al gobierno de EE.UU.

Washington (EFE). Facebook reveló hoy detalles sobre las peticiones de información privada que le ha hecho el Gobierno de EE.UU. y aseguró que esas solicitudes han afectado a entre 18.000 y 19.000 cuentas (…)
En un comunicado Facebook detalló que desde el 31 de diciembre de 2012 ha recibido entre 9.000 y 10.000 peticiones de información privada por parte de las autoridades, desde solicitudes de la policía local, a nivel estatal, federal o relativa a la seguridad nacional.
(…) La semana pasada el diario británico “The Guardian” y “The Washington Post” revelaron dos programas de espionaje en los que participaba la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), uno afectaba a registros telefónicos y un segundo a empresas de internet.
Este último, conocido como PRISM, supuestamente permite acceder directamente en los servidores de nueve de las mayores empresas de internet estadounidenses, como Google, Facebook, Microsoft o Apple, unas dudas a las que el comunicado de hoy no se refirió directamente.
(Diario El Comercio, Lima, 15 de junio del 2013)

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Facebook obtuvo sin autorización el número de sus usuarios de Android

El blog de Norton presentó una denuncia para poner en alerta a todos los usuarios de Android y Facebook. Y es que la gente que trabaja en el antivirus está desarrollando una característica llamada Mobile Insight, con la cual pudieron detectar que la aplicación nativa de la red social envía automáticamente el número de teléfono del usuario a sus servidores.
“La primera vez que usted usa la aplicación de Facebook, incluso antes de iniciar sesión, su número de teléfono será enviado a través de Internet a los servidores de Facebook. Usted no necesita dar su número, iniciar sesión o hacer una acción específica o siquiera tener una cuenta de Facebook para que esto ocurra”, explicaron.
(Diario El Comercio, Lima, 29 de junio del 2013)

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Facebook: Miles de usuarios demandan a la empresa por violación de privacidad

Miles de usuarios han mostrado interés por unirse a una demanda colectiva contra Facebook Ireland por violar las leyes de privacidad en la red, según dijo el activista austríaco Max Schrems, impulsor de la iniciativa.
(…) Según el activista, desde el 1 de agosto unas 7.000 personas de más de cien países se han registrado cada día en la web www.europe-v-facebook.org para sumarse a esta iniciativa legal, hasta alcanzar un pico el pasado viernes de una solicitud cada seis segundos.
(…) Aunque aseguró que la campaña estaba «bien preparada» para recibir «una gran cantidad de denuncias», explicó que se han visto obligados a fijar en 25.000 el número de personas que figurará en la acción colectiva dado que cada perfil debe de ser exhaustivamente analizado para confirmar o rechazar supuestas irregularidades.
(Diario La República, Lima, 06 de agosto de 2014)

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Edward Snowden: «Borren vuestro Dropbox, eviten Facebook y Google»

En una entrevista en el marco de la presentación de la película documental «Citizenfour», Edward Snowden advirtió nuevamente contra el uso de servicios como Dropbox. (…) Además advirtió repetidamente contra Facebook y Google. Aunque éstos hayan mejorado sus medidas de seguridad, siguen siendo «servicios peligrosos».
(Jörn Brien, t3n.de, 13 de octubre de 2014)

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Denuncian que Facebook rastrea a personas ilegalmente

De acuerdo a una investigación de la Comisión de Privacidad de Bélgica, la red social con más usuarios en el mundo, Facebook, rastrea a usuarios y no usuarios de su servicio por medio de ‘cookies’; información que se almacena en el navegador del usuario y que el Parlamento Europeo prohíbe salvo que se trate de “transmisión de comunicación” o para un servivio social «explícitamente requerido por su suscriptor o usuario».
Dichas excepciones, de acuerdo a la comisión, no son cumplidas por Facebook, cuya ‘cookie’ Datr recopila información de todas las personas que ingresen a una web de dominio Facebook.com. Aunque las personas hayan salido del URL o no estén logueadas, Datr seguirá funcionando.
(Diario La República, Lima, 01 de abril de 2015)

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Desiglesianizar nuestra propia mente

En una primera parte he explicado lo que entiendo con «des-iglesianizar». En paralelo a un artículo anterior sobre desescolarización, enumeraré ahora algunos elementos de una «mentalidad iglesianizada», y los contrastaré con su contraparte de una vida cristiana más auténtica. Solamente que en este caso, una vida cristiana más auténtica equivale a un regreso a lo que se describe en el Nuevo Testamento, y por eso tomaré mis ejemplos y sustentaciones de preferencia del Nuevo Testamento.

La mentalidad iglesianizada dice: Una vida cristiana más auténtica dice:
«Vida cristiana es igual a ir a la iglesia.»

Casi todo el mundo cree esto, pero es muy equivocado. La expresión «ir a la iglesia» ni siquiera se encuentra en la Biblia. La mentalidad iglesianizada ve a «la iglesia» como una institución impersonal con vida propia, que se interpone entre los cristianos individuales y Dios.
Pero en el Nuevo Testamento, «iglesia» significa «el conjunto de todos los que siguen a Jesucristo». Entonces, si sigues a Jesús, ya eres «iglesia». Si no le sigues, no eres iglesia, por más que frecuentes una institución que se hace llamar «iglesia».

La vida cristiana sucede en cada momento de tu vida diaria, si la vives conscientemente con el Señor.

Cuando Jesús llamó a los doce discípulos, no los llamó para que «asistiesen a una iglesia». Los llamó, en primer lugar, «para que estuviesen con él» (Marcos 3:13). Todo lo demás fluía desde allí.
Eso es lo que Jesús quiere también hoy en día: tener una comunión diaria, cercana, con cada uno de Sus discípulos. Déjate guiar por Él en todo lo que haces y decides durante el día; entonces vivirás una vida cristiana.

«La comunión entre cristianos sucede asistiendo a las reuniones de una iglesia.»

A los líderes religiosos les gusta citar Hebreos 10:25 para sostener este punto: «… no abandonando nuestra reunión, según una costumbre de algunos…». Pero este verso se encuentra en un contexto que nos dice para qué se reunían los primeros cristianos: «Estén atentos unos a otros para estimulación al amor y a las buenas obras, (…) animándonos ….» O sea, se estimulaban y animaban mutuamente; cada uno de ellos contribuía a eso. La gran mayoría de las iglesias contemporáneas no practican eso en sus reuniones, sino que solamente unas pocas personas «dirigen» o «predican». Por tanto, sus reuniones no son reuniones cristianas en el sentido de Hebreos 10:24-25.

La comunión entre cristianos sucede al compartir la vida diaria y familiar, y al compartir cada uno lo que Dios le dio para la edificación mutua.

El patrón bíblico para reuniones entre cristianos lo encontramos en 1 Corintios 14:26: «Cuando se reúnen, cada uno de ustedes tiene una canción, tiene una enseñanza, tiene algo que Dios le descubrió, tiene un [mensaje en un] lenguaje, tiene una interpretación …» Cada cristiano que es realmente unido a Jesús, puede compartir «alimento espiritual» con sus hermanos.
Leemos también en Colosenses 3:16: «…con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros …» – El contexto de este pasaje no habla de «reuniones», sino de la convivencia diaria. Comunión cristiana puede suceder en cualquier encuentro entre hermanos, sea en la calle, en el lugar de trabajo, en la casa de un hermano que estoy visitando, y entre los miembros de mi propia familia.

«Para saber de Dios se necesita un sacerdote o pastor.»

1 Juan 2:27 refuta esta noción: «Pero la unción que ustedes recibieron de él permanece en ustedes, y no necesitan que alguien les enseñe; así como la unción misma les enseña todas las cosas …»
– Cuando Pablo se despidió de los ancianos de Éfeso, dijo: «Y ahora les encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que tiene poder de edificarles y darles la herencia entre los santificados a todos.» (Hechos 20:32) No dijo: «Les encomiendo a mi sucesor, el apóstol fulano.» Tampoco dijo: «Les encomiendo al pastor tal.» Es Dios mismo, y Su palabra, que permite a un cristiano conocerle y permanecer en Su camino.

¡Busca tú mismo a Dios!

Dios llama repetidamente a Su pueblo a buscarle:
«¡Busquen al Señor mientras puede encontrarse; llámenle, mientras está cercano!» (Isaías 55:6)
«Pidan y les será dado, busquen y encontrarán, toquen [la puerta] y les será abierto. Porque todo el que pide [constantemente] recibe, y el que busca [constantemente] encuentra, y al que toca [constantemente] le será abierto.» (Lucas 11:9-10)

Esto corresponde al concepto del aprendizaje activo en la pedagogía: Dios no quiere que asimilemos pasivamente las informaciones que otra persona nos da. Él quiere que le busquemos activamente, que investiguemos, que hagamos nuestras experiencias con Él.
La información básica que necesitamos para eso está accesible a todos en la Biblia.

«Sólo los pastores y teólogos saben hacer la obra de Dios.»

La mayoría de las iglesias han instituido un sistema clerical con una clase particular de «sacerdotes» o «pastores ordenados», y los miembros de esta clase particular controlan quiénes pueden hacer «obras de Dios», tales como anunciar el evangelio públicamente, repartir la cena del Señor, o bautizar a nuevos cristianos. Pero en el Nuevo Testamento no encontramos ninguna distinción entre cristianos «autorizados» y «no autorizados» para hacer estas cosas.

La iglesia del Nuevo Testamento no distingue entre «clérigos» y «laicos». Todos los cristianos verdaderos son «sacerdotes».

«… ustedes mismos también, como piedras vivientes sean edificados como un hogar espiritual, para ser un sacerdocio santo … Y ustedes son un linaje escogido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios, para que anuncien las virtudes del que les llamó de la oscuridad a su luz asombrosa…» (1 Pedro 2:5.9-10).
Éste es el llamado de todo cristiano que verdaderamente ha nacido de nuevo. El llamado de «hacer discípulos» (Mateo 28:18-20) se dirige a todos los que ya son discípulos. El Espíritu Santo vino para que recibiésemos poder para ser Sus testigos (Hechos 1:8). Esta promesa es «para ustedes y para vuestros hijos y para todos los que están lejos, a cuantos el Señor nuestro Dios hará venir [a él].» (Hechos 2:39).

«Crecer en la fe cristiana es llenarse de conocimientos acerca de Dios.»

Los programas de muchas iglesias se basan en el aprendizaje intelectual de contenidos bíblicos (o extrabíblicos). Pero en el cristianismo del Nuevo Testamento, los conocimientos son algo secundario:
«El conocimiento hace presumir, pero el amor edifica.» (1 Corintios 8:1)
«Lo que les hablé y anuncié no [fue] con palabras persuasivas de educación humana, sino demostrando el espíritu y el poder [de Dios], para que ustedes no pusieran vuestra confianza en la educación de hombres, sino en el poder de Dios.» (1 Corintios 2:4-5)
Las iglesias del Nuevo Testamento no tenían «reuniones de escuchar prédicas», excepto cuando un apóstol o maestro eminente llegaba de visita; y eso sucedía con muy poca frecuencia.

Se crece en la fe, viviéndola.

Según Hebreos 5:14, los maduros en la fe son «los que por medio de la práctica tienen los sentidos entrenados para distinguir entre lo bueno y lo malo.» – El fundamento firme de una vida cristiana es el «oir y hacer» las palabras del Señor (Mateo 7:24).
En el Nuevo Testamento, «conocer a Jesús» no equivale a «saber muchas cosas acerca de Él», sino a «guardar Sus mandamientos» (1 Juan 2:3) y «andar como Él anduvo» (1 Juan 2:6).
Cierto, Dios ha puesto a unos cuantos como «maestros»; pero a la vez advierte que no deben ser muchos (Santiago 3:1). Y también la enseñanza de estos maestros debe ser dirigida hacia la práctica; no debe ser mera teoría.

 

«Para que un niño actúe de manera cristiana, hay que obligarlo.»

La verdad es, que nadie puede actuar consistentemente como cristiano, mientras no es cristiano; o sea, mientras no recibió la vida nueva que Jesucristo da. No sirve entonces presionar o manipular a un niño para que «actúe de manera cristiana». Al contrario, eso hace que el niño perciba la vida cristiana como un conjunto de obligaciones y prohibiciones, en vez de una oportunidad de una vida diferente que Jesús ofrece.

La vida cristiana fluye de manera natural de la nueva vida que Jesús mismo da a los que le siguen.

Por el otro lado, si alguien es cristiano, nacido de nuevo, entonces no necesita ninguna motivación o presión externa para hacer lo que agrada a Dios. Su corazón renovado ya está por sí mismo inclinado hacia eso. Solamente puede necesitar de vez en cuando una pequeña ayuda o una palabra de ánimo para hacer lo que ya está inclinado a hacer para Dios.
Donde esta inclinación del corazón hacia lo bueno no está presente, no se trata de un verdadero cristiano, y no podemos convertirlo en un cristiano mediante la manipulación o la obligación. Pero si alguien es un verdadero cristiano, entonces confiemos en el Espíritu Santo que obra en él.

«Educación cristiana es la educación que da la iglesia.»

Muchas iglesias tienen programas que se dirigen exclusivamente a los niños. Entonces la gente piensa que «educación cristiana» es lo que se hace en esos programas. Pero la iglesia del Nuevo Testamento no tenía programas infantiles. No existían separaciones por edades. Padres e hijos estaban juntos.

La educación cristiana se da en familia, por padres cristianos.

En la Biblia, la educación de los niños se encomienda exclusivamente a los padres. Los padres son los encargados de hablar la palabra de Dios a sus hijos, y de ser para ellos un ejemplo de vida cristiana. No los profesores, tampoco los representantes de la iglesia.
Esta educación cristiana se da mayormente mediante el ejemplo vivencial de los padres. Si los padres reflejan la vida de Cristo en su propio vivir diario, los niños se interesarán también en recibir esta vida.

Padres y madres de mayor edad y más experimentados pueden ayudar a las familias jóvenes en la educación de sus hijos. Pero eso sucederá no tanto educando ellos mismos a los niños, sino más frecuentemente aconsejando a los padres y madres jóvenes (Tito 2:4).

«Hay que hacer las cosas como siempre se hizo en la iglesia.»

Cuando Jesús entraba en las sinagogas de los judíos, Él no hizo «como siempre se hizo». Él hizo muchas cosas que escandalizaron a los líderes de las sinagogas.
Y si examinamos las cosas que «siempre se hicieron» en las iglesias, descubrimos que muchas de estas cosas en realidad no son «desde siempre», porque no corresponden a lo que se hizo en el Nuevo Testamento. Las costumbres y tradiciones de las iglesias no son ninguna norma de lo que es correcto ante Dios.

Dios es creativo e innovador.

Desde el inicio del universo, Dios es el Creador. O sea, Él es el más creativo de todos. Si Él nos creó a Su imagen, entonces Él quiere que también nosotros usemos nuestra creatividad.
«Miren, yo hago una cosa nueva …» (Isaías 43:19)
«El vino nuevo hay que echar en odres nuevos …» (Lucas 5:38)
También a lo largo de la historia, Dios hizo cosas nuevas. Él estableció ciertos principios eternos; pero dentro del marco de estos principios, nosotros también tenemos la libertad de hacer cosas nuevas.

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Desiglesianizar la vida cristiana

Al hablar de «educación cristiana», muchos piensan en «educación eclesiástica», o sea, entrenar a los niños a que se adapten a las costumbres de una iglesia determinada, o incluso hacerlos educar directamente por líderes o «funcionarios» de dicha iglesia. Pero no se trata de eso. De hecho, en mi opinión (aunque esta opinión pueda ofender a algunos lectores), las iglesias como instituciones están tan alejadas de una verdadera vida cristiana, como las escuelas están alejadas de una verdadera educación. (Vea «Iglesias y escuelas: Los problemas creados al remplazar la familia por instituciones».)
Muchos de nosotros tenemos una mente «escolarizada» y tenemos dificultad de imaginarnos una educación diferente al sistema escolar, porque hemos crecido dentro de ese sistema. Necesitamos entonces desescolarizar nuestra mente.
De la misma manera, muchos de los que nos identificamos como cristianos, tenemos una mente «iglesianizada». Hemos conocido la fe cristiana en una iglesia institucionalizada, nos hemos adaptado a las costumbres y tradiciones de esa iglesia, y llegamos a creer que la vida cristiana «es» lo que se hace en esa iglesia. Tenemos dificultad de imaginarnos una vida cristiana diferente del sistema eclesiástico, o afuera de este sistema. Entonces necesitamos «des-iglesianizar» nuestra mente.

La vida cristiana no comenzó con ninguna institución que se hubiera llamado «iglesia». Comenzó con una persona – la persona más fascinante que alguna vez vivió sobre esta tierra, la persona de Jesús de Nazaret. Su vida fue tan extraordinaria que dentro de solamente tres años de actividad pública, muchas personas llegaron a reconocer que Él no era un hombre común; debía ser el Hijo de Dios mismo, enviado a esta tierra desde otro mundo, desde la esfera de Dios.

Después, Él hizo algo aun más extraordinario: sacrificó Su vida por nosotros. Los relatos del Nuevo Testamento lo hacen muy claro que Él lo hizo voluntariamente, por puro amor a nosotros. Él no fue una víctima indefensa de unos opresores poderosos; Él hubiera tenido todo el poder de liberarse, si hubiera querido. Tampoco lo hizo obligado por un dios tiránico, como algunos se imaginan. No, Él dijo muchas veces a Sus discípulos que iba a dar Su vida por ellos, simplemente porque Él les amaba.

Posteriormente, Sus discípulos dejaban muy claro que ellos dependían completamente de esa vida sobrenatural que Jesús les había dado, en todo lo que ellos hacían en el nombre de cristianos. Ellos nunca se consideraban «señores» de alguna institución llamada «iglesia». Al contrario: Trabajaban para que toda persona pudiera alcanzar esta misma vida sobrenatural y esta misma relación directa con Dios que ellos mismos tenían.

Jesús había dicho: «Pero ustedes no se hagan llamar ‘Rabí’; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo; y todos ustedes son hermanos. Y no llamen vuestro padre a nadie sobre la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Tampoco se hagan llamar maestros, porque uno es vuestro maestro, el Cristo. Pero el mayor de ustedes sea vuestro siervo.» (Mateo 23:8-11)
En otras palabras: «La iglesia, eso son todos ustedes que me siguen. Ninguno de ustedes es más que el otro. Todos ustedes son como hijos de un mismo Padre, Dios. La hermandad de todos quienes me siguen, eso es la iglesia.» Eso es lo que deberíamos entender, cada vez que leemos la palabra «iglesia» en el Nuevo Testamento.

¿Cómo entonces pudieron surgir «iglesias» institucionalizadas en forma jerárquica, donde un «sacerdote» se interpone entre los hombres y Dios, o donde un «pastor» exige sumisión bajo su propia persona? Aun más escandaloso: ¿Cómo pudieron los conquistadores españoles usar el nombre de Jesús y la institución de la (supuesta) «iglesia» para sojuzgar a los pueblos de América? – Hay una sola respuesta: Todo eso sucedió en directa desobediencia contra lo que Jesús había enseñado a Sus discípulos.

La «desiglesianización» no es entonces ninguna rebelión contra un orden legítimo. Al contrario: La «desiglesianización» es un regreso a lo que Jesús y los apóstoles enseñaron e hicieron en el principio. En primer lugar es un regreso a la relación personal con Jesús mismo. Es hacerse completamente dependiente de Jesús – y hacerse independiente de las instituciones guiadas por hombres.

En mi propio caso, después de que encontré la nueva vida en Jesús, durante veinte años he colaborado con iglesias evangélicas de las más diversas corrientes y denominaciones. Me uní a los evangélicos porque vi que ellos, por lo menos en teoría, mantenían ese principio de que la Biblia, y especialmente las enseñanzas y prácticas originales de Jesús y de Sus primeros apóstoles, son la norma para la vida cristiana en todos los tiempos, y que es allí donde debemos regresar. Sin embargo, siempre percibí que aun las prácticas de los evangélicos en muchos aspectos no coincidían con la vida de Jesús y de los apóstoles. Durante muchos años intenté adaptarme, siempre esperando que su propio principio iba a guiarles de regreso a sus orígenes. Pero sucedió lo contrario: Los líderes evangélicos con quienes intenté conversar, reaccionaron con una hostilidad creciente, cada vez que les señalé sus propios principios que confesaban en la teoría, pero que raras veces pusieron en práctica.

Así que llegó el momento de salir. Frente a nuestros amigos evangélicos siempre intentábamos aclarar que nos estábamos distanciando de la institución, pero no de ellos como personas; y que nos gustaría seguir teniendo con ellos una comunión personal basada en la vida cristiana. Pero descubrimos que muy pocos de ellos eran realmente interesados en una amistad o «hermandad» personal. Para la mayoría de ellos, nosotros éramos interesantes solamente como miembros de la institución que contribuían al crecimiento de la institución, pero no como amigos o «hermanos» verdaderos.

Hicimos otra experiencia difícil, igual como con la desescolarización: Es fácil que tú salgas del sistema, pero es mucho más difícil que el sistema salga de ti.

Por años nos habíamos acostumbrado a que una «reunión cristiana» consistía en que una persona hablaba y los demás escuchaban pasivamente. Encontramos en el Nuevo Testamento que «en el principio eso no fue así». Leíamos como los primeros cristianos compartían sus vidas, participaban en las alegrías, tristezas, problemas y necesidades de sus hermanos, y como «cada uno» de ellos tenía algo para edificar a sus hermanos. Pero ponerlo en práctica nos costaba, y ahora todavía a veces nos cuesta.

Nos habíamos acostumbrado a hacer un «programa», a planificar «eventos» y «reuniones», aun a exigir de otras personas el «compromiso» de participar (aunque sea pasivamente) en todos estos programas. Leíamos como en el Nuevo Testamento, en cambio, casi todo sucedía por la iniciativa y el poder del Espíritu Santo. Nos costaba dejar de un lado nuestra forma de planificar las cosas humanamente y de hacer que «algo suceda», y en vez de ello depender de que Dios haga algo, de manera soberana y sin dejarse controlar por nosotros.

También nos habíamos acostumbrado a que el «cristianismo» era mayormente algo intelectual: Conocimientos acerca de Dios; la capacidad de explicar pasajes de la Biblia; decir en el momento apropiado las palabras religiosas apropiadas. O a veces era algo emocional; por ejemplo la emoción que se siente al ser parte de una gran reunión de alabanza y música. Encontramos que en el Nuevo Testamento estos aspectos sí existen, lo intelectual y lo emocional, pero que no son lo más importante. Lo más importante es lo vivencial: el vivir cada día conscientemente en la presencia de Jesús; dejarnos inspirar por Él a ver y hacer las buenas obras que Él preparó para que las hagamos (Ef.2:10), a ser sensibles a las necesidades de nuestros prójimos, a dejarnos guiar por Él en cada decisión grande o pequeña que hacemos. La vida cristiana no se basa en «reuniones» o «eventos», ni en «enseñanzas»; se basa en la vida misma. Solamente el que recibió esta vida de Jesús mismo, puede vivirla.

Así continuamos en nuestro camino hacia una vida cristiana más auténtica, más cercana al original, y menos «iglesianizada». La educación cristiana alternativa es parte de este camino: es una educación «fuera del sistema» de la escuela y de la iglesia.

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¿»Escuela en casa» o educación en familia? – Dos aspectos adicionales

Lo siguiente son dos puntos complementarios al artículo anterior:

1. Usted mismo/a debe elaborar una perspectiva cristiana.

Familias cristianas desearán que sus hijos reciban una formación cristiana, donde todos los contenidos se presentan bajo una perspectiva cristiana. Y quizás se sienten incapaces de transmitir ellos mismos una tal perspectiva cristiana a sus hijos; entonces buscan una escuela cristiana a distancia que lo hace en lugar de ellos.

Pero eso es otra vez el mismo prejuicio escolar, de que «solamente los profesores profesionales son capaces de educar bien.» Usted mismo/a puede estudiar la Biblia y aplicarla a los contenidos que sus hijos estudian. Usted mismo/a puede recibir sabiduría y entendimiento por el Espíritu Santo (Santiago1:5-6, 1 Juan 2:27). Usted mismo/a puede «examinar todo y retener lo bueno» (1 Tesalonicenses 5:21). Si usted y sus hijos siguen ciegamente a las enseñanzas que otra persona ha elaborado, ¿no están en peligro de convertirse nuevamente en «ciegos guiados por ciegos»?

El material escolar, por más que sea elaborado con un trasfondo cristiano, no es la palabra de Dios. Lo único que debemos recibir al pie de la letra y aceptar sin cuestionar, es la palabra de Dios. Todas las otras enseñanzas (inclusive enseñanzas cristianas) deben examinarse a base de la palabra de Dios, para que retengamos solamente lo que es bueno. Un material escolar que exige memorizar o repetir al pie de la letra sus contenidos sin analizar ni expresar opiniones propias, pasa por alto este proceso importante de la «re-interpretación» bíblica. ¿Qué pasará más adelante si un joven educado con tales materiales cae bajo la influencia de un líder ideológico, o de un predicador de una secta? Ya que no aprendió a ejercer su discernimiento, ¿no aceptará ciegamente sus enseñanzas falsas, de la misma manera como aprendió a aceptar ciegamente las enseñanzas del libro escolar?
Un buen programa de educación cristiana intelectual incentiva a los estudiantes a razonar por sí mismos, a usar su juicio propio, y a elaborar ellos mismos su punto de vista a base de la palabra de Dios. Si usted desea brindar un tal programa a sus hijos, primero usted mismo tendrá que hacer este trabajo de re-interpretación bíblica en cuanto a los contenidos que estudian juntos. Y a medida que usted y sus hijos maduran juntos, podrá enseñarles a que ellos hagan lo mismo.

Si Ud. no tiene ninguna idea de cómo aplicar principios bíblicos a los temas que estudia, aquí y en los artículos siguientes hay unas ideas de cómo empezar. Un buen material es también la «Enciclopedia de verdades bíblicas para materias escolares» por Ruth C.Haycock (Asociación Internacional de Colegios Cristianos, http://www.acsilat.org). No es un «material de enseñanza» ya preparado; es una colección de citas y principios bíblicos, ordenados según las asignaturas escolares usuales, para que usted los pueda aplicar en los estudios que usted mismo prepara.

John Hay, un profesor de la Facultad de Educación de una universidad cristiana y fundador de escuelas cristianas, una vez fue preguntado por qué no publicaba los materiales educativos de sus escuelas en forma de libros que otras escuelas podrían usar. Su respuesta fue:

«El valor de los materiales que usamos en nuestra escuela, consiste en que nosotros mismos los hemos elaborado. Si los profesores de otra escuela simplemente copiaran estos materiales para su propio uso, se perderían todo el proceso de reflexionar sobre estos asuntos, de pensar y re-pensar y re-interpretar bíblicamente todas las materias de enseñanza, y de llegar a conclusiones y materiales adecuados para su propia escuela en su propia situación. Es necesario que los profesores de cada escuela pasen por este proceso ellos mismos

Lo mismo se aplica a los padres educadores. Si queremos educar a los niños según principios bíblicos, nosotros mismos tenemos que conocer y aplicar los principios bíblicos primero. Eso no sucede cuando simplemente agarramos un material que otra persona ha preparado. Eso sucede solamente cuando nosotros mismos estudiamos la Biblia y la aplicamos a nuestra vida y a los contenidos de nuestros estudios.


2. El problema de la pantalla

Hoy en día, las escuelas a distancia se apoyan fuertemente en las posibilidades de la internet. Entonces, para ser atractivas, llenan sus programas con mucho contenido multimedia y con evaluaciones computarizadas, lo cual requiere la presencia del alumno ante la computadora por mucho tiempo.

Ahora, el potencial de la educación por internet es realmente enorme. Las familias educadoras se benefician mucho por la accesibilidad de materiales educativos por internet. Y por el otro lado, una educación en casa, si promueve la capacidad de hacer decisiones y el aprendizaje autogestionado, puede ser una preparación ideal para la educación superior del futuro, que dependerá mucho de materiales ofrecidos por internet. He escrito en otra oportunidad acerca de este tema.

Pero hay un detalle importante aquí. La educación por internet es una herramienta excelente para adultos y para adolescentes maduros y responsables; pero no para niños. La exposición prolongada a la pantalla hace daño a los niños de diversas maneras. Por eso, durante la edad de primaria deberían ser los padres quienes buscan ideas y materiales en internet, de preferencia ideas para proyectos prácticos, creativos y «movidos». Entonces, ellos pueden llevar a cabo esas ideas con sus hijos, haciendo experiencias prácticas como corresponde a las necesidades de los niños. – Por eso, mi curso por internet de Matemática Activa para familias educadoras se dirige a los padres y les da ideas de actividades que pueden practicar con sus hijos.
Durante los últimos años de la primaria podemos poco a poco enseñar a los niños cómo buscar información por internet y cómo escoger aquella información que es buena y apropiada (ejercer discernimiento), y así guiarlos poco a poco hacia un aprendizaje responsable y autogestionado usando recursos de internet. Pero no recomiendo aquellos programas computarizados que exigen «seguir el hilo» al pie de la letra, y que no permiten al niño explorar un tema libremente, ni escoger entre diversos contenidos y diversas maneras de aprender. Tales programas son aun peores que el sistema escolar tradicional, en cuanto inducen a los niños a asimilar pasivamente cualquier enseñanza sin ejercer su juicio propio.

Pasar varias horas diarias ante la pantalla puede causar problemas serios de salud y de desarrollo mental en los niños. La Alianza por la Niñez dice: (en «La ilusión educativa», capítulo 2: «Los peligros de las computadoras en la niñez»)

«Hacer hincapié en el uso de las computadoras en la infancia puede exponer a los niños a un mayor riesgo de sufrir lesiones repetitivas por estrés, tensión visual, obesidad, y otras consecuencias dañinas de un estilo de vida sedentario. Algunos expertos en desarrollo advierten también que, el aumento del tiempo que los niños pasan frente a una computadora, (…) puede contribuir a los retrasos en el desarrollo de la habilidad para coordinar impresiones sensoriales y de movimiento y darse cuenta de los resultados. Ello podría llevar a su vez a retrasos en el habla y a otros problemas del aprendizaje.»

«La psicóloga educacional y antes maestra Jane Healy, apunta que la creatividad involucra la habilidad para generar ‘imágenes personales y originales, visuales, físicas o auditivas- imágenes de la mente, a decir de las propias palabras de un niño’. Sin embargo, ella agrega: ‘Los maestros encuentran hoy en día que los niños inmersos en los videos no pueden formar en sus mentes imágenes originales, o desarrollar representaciones imaginativas. Los maestros de niños pequeños lamentan el hecho de que muchos niños deben ser enseñados a jugar simbólicamente o a pretender – un síntoma que antes se daba solo en jóvenes con desórdenes emocionales o mentales.»

Acerca de este último punto, Healy enfatiza desde sus investigaciones que la capacidad de crear sus propias imágenes mentales es esencial para comprender lo que uno lee: (Vea también «La importancia de las letras sin imágenes».)

«Una de las críticas más serias contra el mirar televisión (o programas de computadora basados fuertemente en imágenes y videos) es que así los niños son privados de la oportunidad de crear imágenes en su propia mente. Pero esta capacidad importante es una piedra fundamental de la buena lectura; no solamente porque mantiene al lector conectado al texto, sino también porque es una manera muy práctica de organizar mentalmente y recordar lo que uno leyó. Es una característica de aquellos niños que dificultan en la lectura y en la solución de problemas, que cuando escuchan o leen palabras, no pueden proyectar nada sobre la pantalla de su propia imaginación.»
(Jane Healy, «Endangered Minds» (Nueva York, 1990), Capítulo 11)

Particularmente en los videos y dibujos animados, las imágenes y secuencias a menudo se siguen tan rápidamente que el cerebro del niño no tiene tiempo para procesarlos. Eso produce un «cortocircuito mental»: El niño se acostumbra a prestar atención solamente a aquellos imágenes o sonidos que son sorpresivos y llamativos, pero sin procesar o analizar lo que ve; y por lo demás recae en la pasividad mental. Como resultado, su capacidad de atención y de observar detenidamente se deteriora cada vez más.

También, el uso frecuente de la computadora distancia a los niños del mundo real y de las otras personas. Los niños necesitan la cercanía de papá y mamá que juegan con ellos, trabajan junto con ellos, conversan con ellos. También necesitan muchas experiencias prácticas haciendo cosas con sus manos, ejercitando su cuerpo, estando en contacto con la naturaleza, etc. Sólo así puede desarrollarse su cerebro de manera sana, y su capacidad de interactuar con otras personas. El desarrollo de un niño está en riesgo cuando su «educación» consiste mayormente en manejar un mundo virtual apretando unas teclas, o en mirar en la pantalla a una profesora virtual.

La Alianza por la Niñez (op.cit.) resume en la siguiente tabla los riesgos que conlleva la exposición prolongada de los niños a la pantalla:

Riesgos físicos
• Daños osteomusculares
• Fatiga visual y miopía
• Obesidad y otras complicaciones de un estilo de vida sedentario
• Posibles efectos colaterales por emisiones tóxicas y radiación electromagnética
Riesgos emocionales y sociales
• Aislamiento social
• Lazos débiles con los maestros
• Falta de autodisciplina y automotivación
• Separación emocional de la comunidad
• Explotación comercial
Riesgos intelectuales
• Falta de creatividad
• Imaginación poco desarrollada
• Lenguaje y habilidades alfabetizadoras empobrecidos
• Pobre concentración, déficits de atención
• Demasiada poca paciencia para el trabajo duro del aprendizaje
• Plagio
• Distracción del significado
Riesgos morales
• Exposición a la violencia en línea, la pornografía, fanatismo y otros materiales inapropiados
• Énfasis en la información desviada de su contexto ético y moral
• Falta de propósito e irresponsabilidad en la búsqueda y aplicación del conocimiento

Es preferible que los niños preescolares todavía no usen televisores, celulares o computadoras; y que hasta los diez años de edad (o aun más allá) su «tiempo de pantalla» se limite a una hora por día. Más adelante habrá todavía suficiente tiempo para que se ocupen de los dispositivos electrónicos, con una mayor madurez.

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¿»Escuela en casa» o educación en familia?

Después de muchos años como pioneros solitarios en cuanto a la educación en casa en el Perú, pudimos en los últimos años conocer a diversas familias peruanas que también se están iniciando en esta aventura. Encontramos que un buen número de estas familias tienen sus hijos matriculados en alguna escuela o colegio a distancia.

Eso tiene sus ventajas, sin duda. La escuela provee todos los materiales de estudio ya preparados; entonces los padres no necesitan invertir tiempo ni ideas propias para buscar o fabricar materiales educativos. Además, la certificación oficial de los estudios está asegurada desde el principio. Y en el caso de familias cristianas, podrían incluso encontrar una escuela cristiana que incluye puntos de vista cristianos en sus materiales; entonces dejan también esa preocupación en las manos de la escuela.

A pesar de estas ventajas, nosotros nunca consideramos eso como una opción para nuestros hijos. He aquí nuestras razones:

Toda escuela a distancia se basa en los principios y métodos del sistema escolar. Una familia que sigue el programa de una tal escuela, está prácticamente trayendo el sistema escolar a su casa. Pero para nosotros, una de las razones más importantes para no enviar a nuestros hijos a la escuela, fueron precisamente las fallas pedagógicas de este sistema.

Por ejemplo, el sistema escolar no toma en cuenta la manera como los niños piensan y aprenden. Su fundamento no es la pedagogía ni la comprensión por los niños; su fundamento es la administración masiva de los niños. Por eso, este sistema somete a los niños a un currículo rígido, preprogramado, que no es adecuado para la mayoría de los niños. Y los enseña de manera rutinaria, repetitiva, sin dejar lugar para el razonamiento propio ni para la creatividad. También, la enseñanza abstracta los confunde y los acostumbra a repetir mecánicamente unos procedimientos cuyo sentido no entienden. No los incentiva a pensar por sí mismos, ni les ofrece oportunidades para elegir y decidir. En consecuencia, los alumnos de este sistema no aprenden a razonar, evaluar y hacer decisiones; y no desarrollan su creatividad. Solamente aprenden a repetir lo que dice el profesor, o lo que dice el libro de la escuela a distancia.

«Si traemos el sistema escolar a nuestra casa, traemos también todos sus problemas a nuestra casa.»
También, los conocimientos que exige el sistema escolar a menudo son demasiado avanzados para el nivel de comprensión de los niños. Eso es reforzado todavía por las ambiciones de muchos padres que desean jactarse de que «mi hijo tiene cinco años y ya sabe leer»; «mi hija tiene seis años y ya sabe multiplicar»; etc. Tal vez creen que si apresuran y presionan a sus hijos de esta manera, serán también «más avanzados» en los años posteriores. Pero ya hace años, esta falsa creencia fue refutada por Raymond y Dorothy Moore en su libro «Mejor tarde que temprano«; y las investigaciones más recientes solamente confirman sus hallazgos: Esos niños «apurados» en sus años tempranos, sufren estrés y agotamiento en los años posteriores, de manera que su desarrollo intelectual se estanca y se quedan por detrás de aquellos niños que iniciaron su formación académica más tarde.

Si traemos este sistema a nuestra casa, traemos también todos sus problemas a nuestra casa. Efectivamente he conocido a algunos niños y jóvenes educados en casa que sufrieron del mismo agotamiento y «entumecimiento mental» como los alumnos del sistema escolar, porque fueron sometidos a un programa escolarizado.

Estoy convencido de que nuestros hijos merecen algo mejor. Si ya tenemos la oportunidad de educarlos en casa, usemos esta libertad para ofrecerles una mejor manera de aprender, tomando en cuenta su nivel de desarrollo individual, su manera particular de aprender, y sus campos de interés. Sé que eso requiere una mayor flexibilidad y creatividad de parte de nosotros como padres, y por tanto entiendo que muchos padres educadores prefieren la comodidad de un programa donde todos los materiales ya están preparados. En nuestro caso también fue un paso de fe, comenzar con un método más libre, más flexible y más creativo, y mi esposa y yo nos dimos cuenta en ese camino de cuan «escolarizadas» estaban todavía nuestras propias mentes.

Pero mirando atrás vemos que fue una experiencia muy gratificante. Nuestros hijos, en sus años de primaria, tuvieron muy poca necesidad de «hacer tareas» abstractas con libros y cuadernos. Aprendieron mucho más mediante las experiencias de la vida diaria, los trabajos prácticos y manuales, los juegos, y el ejercicio de sus propios intereses y talentos. Pasamos unas aventuras increíbles como familia; y encontramos que este método fue mucho más eficaz: Al fin de cuentas, nuestros hijos habían aprendido lo mismo como los niños escolares, pero con mucho menos estrés y con una sola «hora académica» al día; y además habían hecho muchas experiencias prácticas que los niños escolares nunca hacen, y recordaron muchas cosas de manera más intensa por haber vivido lo que los niños escolares solamente leen en sus libros. Por eso prefiero esta forma de aprender por encima de todo material pre-programado.

La esencia de la educación en casa consiste en que nosotros, los padres, asumimos la responsabilidad por la educación de nuestros hijos. Entonces, ¿por qué entregar esta responsabilidad nuevamente en las manos de una escuela, aunque sea «a distancia»? Los profesores de estas escuelas, y los autores de sus materiales, en su gran mayoría fueron formados en los caminos del sistema escolar, no en la educación en casa. Son capaces de trasladar el aula escolar a la casa, eso sí. Pero no pueden realmente comprender lo que es la educación en casa, ni mucho menos asesorar a padres educadores – a menos que ellos mismos se hayan desprendido radicalmente de los principios, caminos y métodos del sistema escolar. Y quienes dificultan más con eso, son precisamente los profesores profesionales. (Vea también: «Desescolarizar nuestra mente».)

Raymond Moore, uno de los grandes pioneros de la educación en casa en los Estados Unidos, en un momento se vio obligado a pronunciar la siguiente advertencia a los padres educadores:

«Los líderes del movimiento de educación en casa, al igual como los líderes de movimientos anti-aborto, anti-pornografía, etc, caen en dos categorías:
1) Laicos y profesionales desinteresados que sacrifican dinero y tiempo para elevar la educación en casa a nuevas alturas, y
2) Algunos que no tienen trasfondo o ética profesional (o ambos), que apresuran a los padres no precavidos para que compren materiales educativos estresantes y caros; en consecuencia los padres sufren un quebrantamiento y odian la educación en casa. – Algunos de ellos combatieron la educación en casa hasta la década de los ’80.
Algunos autores, editores y expositores saben poco de investigación, y de manera persuasiva abusan de las Escrituras para transmitir una imagen de un Cristo santurrón a sus amigos seculares. Ellos son la influencia más divisiva en el movimiento de la educación en casa. Por el bien de usted y de sus amigos, estudie para conocer la diferencia.»

Este comentario se refiere a los Estados Unidos. Sin embargo, veo que lo mismo ya está empezando a suceder también aquí en América Latina. Tan pronto como el movimiento de la educación en casa está adquiriendo cierta fuerza, surgen también aquellos productores, editores, y directores de escuelas que ofrecen a las familias educadoras sus materiales y programas en venta – pero a menudo estos programas se basan en los mismos métodos que ya han fracasado en el sistema escolar.
¡Cuidado con los materiales de estudio estresantes y caros!

De todos modos, si usted considera usar un programa a distancia que se dirige explícitamente a familias que educan en casa, recomiendo como mínimo averiguar de antemano en qué experiencias y en qué pedagogía y métodos se basa. Por ejemplo:

  • ¿En qué modelo pedagógico se basa este programa? ¿y qué investigaciones y resultados apoyan este modelo?
  • ¿Existen diferencias significativas y sustanciales entre los métodos empleados por este programa, y los métodos del sistema escolar?
  • Por ejemplo, ¿se deja a los padres y alumnos en la libertad de elegir temas, contenidos, materiales, y actividades a realizar, según el nivel de comprensión, los intereses, y el estilo de aprendizaje individual de cada alumno? ¿O es un programa secuenciado y preprogramado igual como en la escuela?
  • ¿El programa anima a los padres a usar como sus principales oportunidades educativas las experiencias de la vida diaria, trabajos manuales y prácticos, juegos, material manipulable, y otras experiencias que concuerdan con las características de los niños? ¿O se basa mayormente en el trabajo abstracto con libros y cuadernos – o material de instrucción por internet – como el sistema escolar?

Desafortunadamente, todavía no encontré a ninguna «escuela a distancia» o «escuela para familias educadoras» que satisface estos criterios. Todas, de las que encontré información, se basan en los métodos del sistema escolar, y así echan a perder las mejores posibilidades de una educación en casa. Por eso, en vez de apoyarme en uno de estos programas, prefiero hacerlo yo mismo. Requiere más trabajo, más iniciativa, más flexibilidad y más creatividad; pero los resultados serán mucho mejores. No sólo para los niños; también para nosotros como padres.

Por supuesto que existen también escuelas a distancia que no se dirigen explícitamente a familias educadoras; en esos casos no podemos exigir que tengan conocimiento de una pedagogía distinta del sistema escolar. Pero en este caso habrá que estar consciente de que se trata de una extensión del sistema escolar; y la pregunta sería en este caso, cuánta libertad nos deja esa escuela para modificar sus programas y adaptarlos a las necesidades de nuestra familia y a la pedagogía que consideramos la mejor para nuestros hijos. Yo haría uso de una escuela a distancia solamente si existe esta libertad.

En el idioma inglés se estableció la palabra «homeschooling» («escuela en casa») para hablar de la educación en casa. Así que yo también he usado ocasionalmente esta expresión; pero pensándolo bien, ya no me parece tan buena. Una buena educación en casa es algo diferente, y algo mucho mejor, que traer el aula escolar a casa. Como padres educadores tenemos la oportunidad de establecer una alternativa, de liberar a nuestros hijos para que desarrollen los talentos únicos que Dios les dio, de incentivarlos a ser creativos, investigativos, pensadores… Si hemos sacado a nuestros hijos del enjaulamiento de una escuela tradicional, ¡no les construyamos una nueva jaula en casa!

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«Niños protestantes en las escuelas y los conventos de Roma»

Los párrafos que siguen, son otro extracto del libro «Cincuenta años en la iglesia de Roma», por Charles Chiniquy (vea el artículo anterior). El autor escribió estas palabras como advertencia a aquellos padres evangélicos que piensan en mandar a sus hijos a una escuela católica. Eso es es quizás menos frecuente en el mundo de habla hispana. Pero la crítica de Chiniquy es igualmente válida para toda familia evangélica que manda a sus niños a una escuela estatal, o a una escuela privada que se somete a los principios del estado secular. Esas escuelas tampoco enseñan de acuerdo a la palabra de Dios, y tampoco respetan las convicciones de una familia cristiana. Entonces, una familia evangélica que manda a sus niños a una escuela alineada con el sistema estatal, traiciona sus «principios religiosos» de la misma manera como si los enviase a una escuela católica.


Leemos en la historia del paganismo que en aquellas épocas oscuras, padres sacrificaban a sus hijos sobre los altares de sus dioses, para apaciguar su ira o conseguir sus favores. Pero ahora vemos una cosa extraña: ¡Padres cristianos obligan a sus hijos a entrar en los templos y a postrarse a los pies de los ídolos de Roma, bajo la noción errónea de darles educación! Mientras el padre pagano destruyó solamente la vida temporal de su hijo; el padre cristiano, en la mayoría de los casos, destruye su vida eterna. El pagano era consistente: creía en el poder y la santidad de sus dioses, pensaba sinceramente que ellos gobernaban el mundo, y que ellos bendecían tanto a las víctimas como a aquellos que las ofrecían. ¿Pero dónde está la consistencia del protestante que arrastra a su hijo y lo ofrece como sacrificio sobre los altares del papa? ¿Cree él en su santidad o en su poder supremo e infalible para gobernar la inteligencia? ¿Entonces por qué no va él mismo y se echa a sus pies y aumenta el número de sus discípulos? Los protestantes que son culpables de este gran error dicen como excusa, que los superiores de los colegios y conventos les habían asegurado que sus convicciones religiosas serán respetadas, y que nada será dicho o hecho para quitar o sacudir la religión de sus hijos.
Nuestros primeros padres no eran más cruelmente engañados por las palabras seductoras de la serpiente, que los protestantes lo son hoy en día por las promesas engañosas de los sacerdotes y monjas de Roma.

Yo mismo había sido testigo de la promesa dada por nuestro superior a un juez del Estado de Nueva York, cuando unos días después este mismo superior, el Rev.Leprohon, me dijo: «Tú sabes algo de inglés, y este joven sabe el francés lo suficiente para que ustedes dos se entiendan. Intenta hacerte su amigo y atraerlo a nuestra santa religión. Su padre es un hombre de mucha influencia en los Estados Unidos, y éste, su único hijo, es el heredero de una fortuna inmensa. Grandes resultados para el futuro de la iglesia en la república vecina podrían seguir a su conversión.»
Yo respondí: «Se olvidó Ud. de la promesa que Ud. hizo a su padre, de nunca decir o hacer algo que sacudiera o quitara la religión de este joven?»
Mi superior sonrió de mi ingenuidad, y dijo: «Cuando tú hayas estudiado teología, entonces sabrás que el protestantismo no es una religión, sino la negación de la religión. La protesta no puede ser la base de ninguna doctrina. Entonces, cuando yo prometí al juez Pike que se respetarán las convicciones religiosas de su hijo, y que yo no haría nada para cambiar su fe, yo prometí lo más fácil del mundo, puesto que prometí a no interferir con una cosa que ni siquiera tiene existencia.»
Convencido, o mejor dicho cegado por el razonamiento de mi superior, el cual es el razonamiento de cada superior de un colegio católico, me puse a trabajar a partir de este momento para convertir a mi amigo joven en un buen católico romano, y probablemente hubiera tenido éxito, si una enfermedad seria no lo hubiera obligado a regresar a casa unos meses después, donde murió.

Los protestantes que leen estas palabras quizás se indignarán por el engaño cometido por el superior del colegio de Nicolet. Pero yo les digo a estos protestantes, que no es sobre este hombre, sino sobre ellos mismos que tienen que derramar su desprecio. El Rev.Leprohon era honesto. El actuaba conforme a los principios que él creía buenos y legítimos, y por los cuales él hubiera dado alegremente hasta la última gota de su sangre. El creía sinceramente que vuestro protestantismo es nada más que una negación de toda la religión, digno del desprecio de todo verdadero cristiano. No era el sacerdote de Roma quien era despreciable, deshonesto y un traidor de sus principios, sino que era el protestante quien traicionó su Evangelio y su propia conciencia al haber hecho educar a su hijo por los siervos del papa. Además, ¿no podemos decir de verdad que un protestante que desea que su hijo sea educado por un jesuita o una monja, es un hombre de ninguna religión? y que nada es más ridículo que escuchar a un tal hombre pedir respeto por sus principios religiosos. El deseo de un hombre de que se respeten sus principios religiosos, se nota de la mejor manera cuando él mismo los respeta.


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