Gerald Hüther: La domesticación disminuye el tamaño del cerebro
Hace poco, el conocido neurólogo Gerald Hüther publicó una carta a todos los interesados en sus investigaciones. Un pequeño resumen:
– El volumen de nuestros cerebros disminuye. Eso se debe, aparentemente, a nuestra vida cada vez más «domesticada», con más comodidades, pero también más restringida. Y una educación severa, causante de miedo, que limita a los niños a espacios y oportunidades muy reducidos, y así los hace perder su curiosidad y creatividad innatas.
– Lo mismo sucede con las funciones de nuestro sistema inmunológico, en un ambiente donde somos artificialmente aislados de los patógenos, mediante innumerables protocolos sanitarios.
– Ante esta situación y ante la mucha manipulación y seducción a la que estamos expuestos, Hüther propone recuperar nuestra dignidad humana, libertad, y capacidad de amar. Además propone formar alianzas entre ciudadanos y profesores, con la meta de cambiar las escuelas para que los niños ya no pierdan su alegría de aprender y de vivir.
A continuación una traducción de la carta de Hüther:
Queridos interesados y acompañantes críticos, amigos y apoyantes de todo género,
estamos ante las elecciones (en Alemania), la siguiente ola de COVID-19 se vislumbra, las divisiones y polarizaciones de la sociedad aumentan, tenemos problemas imposibles de solucionar. Nunca antes he visto tanta inseguridad, tanto temor, impotencia y resignación, desorientación, tantas acusaciones ocultas y abiertas.
Obviamente estamos viviendo un cambio epocal. Todos entienden que las cosas no pueden continuar así. Muchos hacen buenas sugerencias; pero mientras que no estamos capaces y dispuestos a poneras en práctica, no saldremos de los problemas que hemos causado nosotros mismos.
Hace poco leí que el volumen del cerebro humano disminuyó constantemente durante los últimos diez mil años. La causa parece ser la «autodomesticación» cada vez más fuerte de nuestros antepasados. Lo mismo se puede observar en animales domésticos. Por ejemplo, el volumen del cerebro de asnos que viven en libertad, es aproximadamente en un tercio mayor que el de los asnos domésticos.
Eso coincide con el siguiente hallazgo que fue publicado recientemente en el «Journal of Development and Psychopathology»:
Una educación severa, y los miedos causados por ella, hace que disminuya el volumen cerebral de los niños. A veces pregunto a los participantes de mis conferencias si pueden recordar cuándo perdieron su curiosidad y creatividad innatas. Yo hubiera pensado que fue en la escuela. Pero aproximadamente dos tercios dicen que eso ya pasó en su infancia, en su familia de origen.
Todo eso es preocupante. Pero es también un argumento científico para incentivarnos a cambiar radicalmente nuestra idea de lo que es importante en la vida, nuestro estilo de vida, y la educación de nuestros niños.
De otro modo, nos espera un destino similar al de las tenias. Sus antepasados eran unos seres bien vivos que vivían en la tierra, y tenían un cerebro bien funcional. Algunos de esos gusanos fueron especialmente listos, y comenzaron a buscarse un hábitat donde siempre hay comida, donde el clima siempre es agradable, y donde ningún enemigo amenaza su vida: los intestinos de los mamíferos. (…)
Si miras dentro de la cabeza de una tenia, puedes ver por ti mismo(a) lo que queda de un cerebro que se usa solamente para proveerse de una vida cómoda sin preocupaciones. Los seres más exitosos en encontrar un hábitat ideal, tienen el cerebro más reducido.
Eso parece horroroso, pero nosotros todavía no estamos en ese punto. Quizás podemos todavía animar e inspirarnos unos a otros a volver a usar nuestros cerebros de manera que no sigan disminuyendo. (…) Para el inicio, podemos empezar a solas. Pero mejor es hacerlo juntos con otros que también están cansados de vivir como tenias.
Yo mismo disfruto mucho de acompañar a tales personas en su camino. (…) Lo intento junto con otros, en las actividades de nuestra academia para el desarrollo del potencial humano. (…) De allí resultaron unas iniciativas en Alemania, Austria y Suiza. Por ejemplo, personas que desean mantener su dignidad y ya no desean ser manipulados y seducidos, se han juntado en «grupos Brújula de Dignidad». También aumenta el número de personas que desean mostrar más amor a sí mismos(as) y a sus prójimos, y que están intercambiando sus experiencias con eso. (…) Un equipo incentiva a padres, profesores y otros interesados a obrar en las escuelas locales para volver a despertar el deseo de los alumnos a aprender. (…)
La alegría de aprender es una expresión de la alegría de vivir. La meta de nuestro equipo es: «Queremos que en nuestra escuela ningún niño vuelva a perder la alegría de aprender.» (…) Queremos que los niños mantengan lo más importante que ya tienen desde el inicio, y que impide que su cerebro disminuya: su alegría de descubrir cosas nuevas y de crear cosas nuevas juntos.
Sé que eso es un proyecto astuto. Si en muchos lugares se juntan los ciudadanos con los profesores en este sentido, se ejercerá bastante presión sobre las autoridades escolares. Muchas escuelas lograrán liberarse de sus enredos fatales, y se convertirán en lugares de vida y alegría para todos los involucrados.
Pero quizás veremos a muy pocos dispuestos a actuar activamente en este sentido. Entonces tendremos que reconocer que este camino no funciona. Pero queremos por lo menos intentarlo. (…)
En los medios digitales se pueden publicar no solamente noticias falsas o mensajes de odio. También se pueden publicar consejos e informaciones que nos animan y nos muestran nuevos caminos para resolver los problemas de nuestra sociedad de una manera más creativa. Por eso, junto con unas personas que me apoyan, he creado un canal propio de YouTube. (Cuidado Dr.Hüther: Youtube le va a censurar si sus ideas son demasiado buenas. N.d.tr.)
Casi ya no doy conferencias, y he dejado de viajar. No aguanto bien estar sentado en un tren con una mascarilla en la cara.
Soy vacunado, aunque no contra la COVID. Ya fui infectado con COVID, pero puesto que no me he enfermado seriamente, tampoco me consideran como «recuperado».
Observo con preocupación la situación en Israel. (El país que más avanzó con la «inmunización», es ahora el país más infectado. Sus certificados vencen seis meses después de la emisión, porque las autoridades consideran que ya no hay protección, y se les exige una tercera dosis. N.d.tr.) Obviamente, el virus no se puede vencer tan fácilmente como nos prometieron. Y parece que nuestro sistema inmunológico funciona de manera similar como nuestro cerebro: Se deteriora con las muchas medidas de higiene y protección. Esas medidas impiden que el sistema inmunológico aprenda bien a eliminar los patógenos.
Por ahora no puedo saber qué sucederá, espero escribir otra vez el próximo año. Entonces sabremos mejor hasta donde habrá avanzado la disminución del cerebro en nosotros, y qué habrá quedado todavía de nuestra capacidad inmunológica de antaño.
Hasta entonces les deseo que lo pasen bien, que mantengan su dignidad, aun cuando no es fácil, y que sean amorosos con ustedes y con todos los seres vivos.
Con un saludo cordial,
Gerald Hüther
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