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Educación en casa: la preparación ideal para la educación superior del futuro

on julio 8, 2014

Ponencia en la conferencia HASTAC 2014, Lima, abril de 2014

En la actualidad vemos como están apareciendo nuevas formas de educación superior: cursos masivos abiertos por internet (MOOCs); aprendizaje colaborativo; currículos abiertos y flexibles; etc. Se están vislumbrando posibilidades para adquirir una educación universitaria aun sin asistir físicamente a una universidad. Desde las alturas de la sierra peruana puedo llevar cursos de las mejores universidades en el mundo entero. Y en vez de tener que completar un programa prescrito y rígido, surge la posibilidad de recibir una educación personalizada, al elegir entre una oferta amplia exactamente aquellos cursos que corresponden a las necesidades profesionales de uno. Estas posibilidades y perspectivas me entusiasman; pero al mismo tiempo hago unas preguntas:

¿Qué capacidades requieren estas nuevas formas de educación, de parte de los estudiantes que participan?

¿y están nuestros estudiantes preparados para ello?

Las nuevas formas de educación superior requieren del estudiante un alto grado de independencia, de capacidad de decisión, de disciplina propia, y de creatividad. Todas estas son capacidades y actitudes que no se cultivan en el sistema escolar existente.

Agradezco a los organizadores de esta conferencia por brindarme la oportunidad de presentar aquí un modelo educativo «novedoso» – aunque en realidad muy antiguo -, un modelo educativo que cuenta ya con varios millones de estudiantes en países como Estados Unidos y Canadá, pero que es todavía virtualmente desconocido en América Latina. Estoy hablando de la educación en casa o «homeschooling».

Cuando hablo de ello en mi entorno, la gente todavía me mira de una manera muy extraña, y algunos hasta sugieren que podríamos estar haciendo «daño» a nuestros hijos, al educarlos nosotros mismos. Todavía existen muchos prejuicios al respecto, y mucha gente simplemente no puede imaginarse una educación sin escuela. Pero en realidad, todos los prejuicios ya han sido refutados hace mucho tiempo, mediante los éxitos de la educación en casa, en los países donde se practica desde hace décadas. Las investigaciones demostraron que los resultados de la educación en casa son superiores a la escuela, en todos sus aspectos. (Vea por ejemplo: «Educación en casa: de lo extremo a lo corriente».)

Vemos los resultados en nuestra propia familia: Mi hijo mayor de 15 años, en el año pasado concluyó exitosamente dos cursos por internet al nivel universitario, en inglés (un idioma que él empezó a aprender hace solamente tres años). Yo mismo participé en algunos MOOCs, y en uno de ellos, un curso de física, se presenta un estudiante en el foro: «Soy de la India, tengo trece años, y mis padres me educan en casa.» Está allí, estudiando un curso universitario en física. Hemos descubierto que efectivamente, nuestra forma de educar prepara mejor a los alumnos para esta forma de educación superior.

Ahora, deseo aclarar que nuestro método no es exactamente una «escuela en casa». Algunas familias educan a sus hijos en casa, pero lo hacen con los mismos métodos como el sistema escolar, con los mismos libros de texto que cortan el conocimiento en trocitos pequeños, con el mismo currículo rígido que no les deja libertad … – Ellos también tienen resultados bastante buenos, pero todavía reproducen en sus casas muchos de los problemas del sistema escolar. Yo diría que ellos aprovechan una parte del potencial que tiene la educación en casa, pero solamente una parte.

Nosotros usamos un método donde el currículo se construye mayormente a partir de los propios intereses de los niños, y el aprendizaje sucede mayormente mediante actividades prácticas. Los ingredientes de este método son la «Fórmula Moore», desarrollada por Raymond y Dorothy Moore; las ideas de la «desescolarización» popularizada por John Holt, y la «Escuela Activa» como la practica por ejemplo Rebeca Wild en Ecuador.
Por ejemplo, hubo una etapa cuando nuestros hijos se interesaron por la astronáutica. Entonces, como padres buscamos informaciones en internet: ¿Cómo vive un astronauta? ¿Qué requisitos hay para ser astronauta? Encontramos unos videos de astronautas flotando en su estación espacial donde no hay gravedad. Construimos un modelo del sistema solar a escala. Allí entraron los nombres de los planetas, sus medidas, el cálculo proporcional de las distancias, etc.
Así es como aprendieron nuestros hijos. Lo que expondré a continuación, se refiere a este modelo educativo, donde cada niño participa activamente en la construcción de su propio currículo individualizado.

Las universidades en EEUU. reconocen el potencial de la educación en casa.

Ya antes del auge de la educación por internet, muchas universidades estadounidenses descubrieron que los alumnos educados en casa son buenos estudiantes. Por eso, la mayoría de las universidades ya no exigen certificados de estudios. Si un estudiante fue educado en casa, es suficiente que apruebe un examen, y que presente un portafolio de trabajos realizados a lo largo de sus estudios en casa. Así dijo Jon Reider, un oficial de admisión en la Universidad de Stanford, en el año 2000: «(Los estudiantes educados en casa) pueden ofrecer ciertas aptitudes – motivación, curiosidad, la capacidad de responsabilizarse de su educación -, que las escuelas secundarias no inducen muy bien.» (1)
– Y Marlyn McGrath de la Universidad de Harvard dijo que en vez de estudiantes con buenas notas escolares, ellos prefieren estudiantes con «un historial de distinción», con habilidades especiales: que comenzaron un negocio propio; que fundaron una organización caritativa; que caminaron a pie a lo largo de todo el continente americano desde Tierra del Fuego hasta Alasca; que saben desarmar un tractor completamente y después armarlo de nuevo; etc. Esas son las cosas que valoran las universidades de élite; ellas no valoran tanto los certificados de estudios. (2)

Motivación interna para el estudio independiente

investigan

Los niños educados en casa investigan muchas cosas por sí mismos, porque les interesa. Ellos tienen una curiosidad realmente «científica». Así dice el investigador chileno, Dr. Carlos Calvo Muñoz:

«Observando como actúan los niños, descubrimos que usan todos los criterios de un investigador dotado, exactamente los mismos. (…) No hay niño que no sea sistemático en la observación. No hay niñita pequeña que no esté observando, que no esté generando experimentos. Si siguen haciéndolo, mañana van a ser científicos, mañana van a ser artistas. Hay que dejarlos.» (3)

Ni siquiera hay que hacer mucho para incentivar esta curiosidad científica; es innata en los niños. Lo único que hay que hacer, es no destruir esta motivación.

Por ejemplo, allí está ese niño observando hormigas en el patio. Desea descubrir de dónde vienen las hormigas, adónde van, donde viven, qué cosas transportan, de qué se alimentan. Tal vez descubre el nido de las hormigas y lo escarba un poco para ver como está organizado por dentro. En este proceso aprende un montón de ciencias naturales.
Pero si este niño está en una escuela, no le dejan hacer sus observaciones: «¡Entra al aula, es hora de clase!» Hay que estudiar «ciencia y ambiente», hay que copiar de la pizarra un montón de palabras que el niño no entiende, hay que memorizarlo … O sea, la escuela primero apaga la motivación natural del niño; y después intenta artificialmente motivarlo para algo diferente que no le interesa. Como resultado, los niños ya no aprenden por querer saber algo. Solamente aprenden para sacar una buena nota o para evitar el castigo; el contenido ya no les interesa.

En la educación en casa, queremos mantener intacta la motivación propia del niño. Y la educación superior del futuro requiere mucho de esta motivación propia. Esta educación del futuro ya no sucede en un aula donde un profesor dice: «Ahora copien esto, ahora memoricen aquello…» La educación del futuro sucede ante una amplia oferta de informaciones y conocimientos – la mayor parte en internet -, y el estudiante tiene que traer su motivación propia para averiguar, investigar y saber.

Hacer elecciones sensatas de cursos y contenidos

Justo ante esta amplia oferta de conocimientos, el estudiante necesita escoger lo que necesita para su carrera. La educación superior del futuro ya no es un «camino único». El sistema actual es lineal: tiene un solo currículo, un único programa de estudios, un currículo rígido. Todos tienen que hacer lo mismo, al mismo tiempo, de la misma manera. Este sistema no toma en cuenta que cada alumno es diferente y tiene necesidades diferentes.
¿Cómo queremos entonces que aprendan a hacer decisiones? – ¡si nunca tuvieron la opción de elegir!

lineal

Yo trabajo también con niños escolares, y a veces les pregunto: «¿Qué te gusta hacer?», o «¿Sobre qué te interesaría saber más?» – Muchos niños no saben responder a estas preguntas. Una vez pregunté así a un grupo de niños que habían asistido a nuestro programa por un buen tiempo. Mi esposa estaba sentada atrás y escuchó como uno de los niños – uno de los mejores alumnos de su escuela – preguntó a voz baja a su vecino: «¿Qué tenemos que decir? ¿Cuál es la respuesta?» – Cuan triste es eso. Esos niños han perdido su personalidad, se han olvidado de que tienen intereses y opiniones, de que son únicos. Solamente tratan de adivinar cuál es la respuesta que el profesor quiere escuchar.

arbol

La educación del futuro, en cambio, es como un árbol. Hay muchas ramificaciones, muchas posibilidades y alternativas. Como al navegar por internet: Cada página tiene muchos enlaces, y estos enlaces llevan a nuevos enlaces, y constantemente tengo que decidir a cuáles quiero seguir. Y para hacer una elección sensata, tengo que saber quien soy, qué me interesa, y adónde quiero llegar.

La educación en casa ya es así desde el inicio. Proveemos un ambiente donde los niños tienen acceso a una gran diversidad de informaciones y materiales interesantes, y ellos eligen. Así se preparan para la educación del futuro.

Respetamos también la individualidad de cada niño. Si observamos el crecimiento de las plantas, vemos que no todas crecen al mismo ritmo.

Maiz

Estas plantas de maíz se sembraron todas al mismo día. Unas están altas y ya producen choclos, otras están todavía bajas y recién empiezan a florecer. Así son también los niños. Cada uno tiene su propio ritmo de desarrollo; no podemos exigirles que florezcan todos al mismo día. Hay un dicho: «Dios no hace copias, solo originales.»

Maiz2

Pero ¿qué hace el sistema escolar? – Con su currículo traza una línea y dice: «A esta edad, todos los niños tienen que aprender a leer.» ¿Y qué pasa con los niños que todavía no están en este punto en su desarrollo? – «Hay que nivelarlos.» O sea, hay que aplicar la fuerza y hay que jalar esta pobre plantita de maíz hasta que tenga el mismo tamaño como las grandes. Inténtelo con unas plantas de maíz, a ver qué pasa…

Nosotros permitimos a los niños que sean niños todavía. No queremos que algún día nos digan: «Papi, mami, ustedes nos han quitado nuestra niñez, nunca nos han permitido jugar, todo el tiempo nos hicieron estudiar no más» – no queremos que tengan que decir eso. El tiempo de ser adultos ya llegará suficientemente rápido.

Aprendizaje activo e innovador

En el sistema escolar, los alumnos tienen que asimilar pasivamente lo que el profesor les pone delante. Podemos decir que están siendo alimentados con cucharita, como bebés – y así los alumnos permanecen todo el tiempo en una etapa infantil.

bebe

La educación del futuro es más como un restaurante: hay un menú, el cliente escoge y pide. O sea, al estudiante se le toma en serio como un cliente, como una persona que tiene derecho a elegir. El estudiante, por su parte, tiene que ser activo, tiene que averiguar, investigar y buscar información; hasta tiene que crear información.

restaurante

Este mismo ambiente es lo que las familias educadoras ofrecen ya en sus casas. Ofrecen oportunidades, y cuando surge un nuevo interés de los niños, los padres tenemos que buscar información relacionada para ofrecer nuevas oportunidades. O sea, nosotros como padres somos los primeros en convertirnos en aprendedores activos. La educación en casa nos cambia a los padres también. Como padre, yo primero me vi obligado a volver a «aprender a aprender». Y después los niños empiezan a hacer lo mismo.

Por ejemplo, encuentro a mi hijo menor de 13 años ante la computadora, estudiando un manual en inglés. Ahora, en nuestra familia, el inglés es un idioma extranjero, y mi hijo nunca había tenido clases de inglés. Pero aquí está él leyendo este manual en inglés, y me dice: «Es que quiero saber como funciona este nuevo programa que he encontrado, pero su manual viene solamente en inglés.» – «¿Y entiendes lo que lees?» – «Casi todo.» (No puedo dudarlo, porque él logró efectivamente hacer funcionar el programa.) Así que él aprendió inglés por sí mismo. Solamente me queda una duda: ¿y la pronunciación? El ve las palabras escritas, pero como el inglés tiene una pronunciación tan ilógica, ¿acaso va a entender cuando alguien le hable? – Bien, en otro día le veo otra vez en la computadora, esta vez con un videotutorial sobre diseño gráfico, también en inglés. Y el video tiene subtítulos, también en inglés. ¡Mi hijo ha encontrado el método audiovisual ideal! Puede escuchar las palabras y a la vez ver como se escriben, y todo en el contexto de un tema que le interesa. El también se comunica en inglés en foros de internet, y nunca ha tenido ni una sola clase formal. ¡Esta es la actitud que necesita un estudiante para tener éxito en la educación superior!

Como padres educadores, también tenemos que ser innovadores todo el tiempo. Tenemos que buscar constantemente nuevas informaciones, nuevas ideas, nuevos métodos. Así nuestros hijos también se convierten en innovadores. Y tenemos la libertad de hacerlo.

Podemos preguntar en este punto: ¿no se podría hacer lo mismo también en una escuela? – Yo creo que sí. Conozco unas cuantas escuelas que lo hacen. Son unas escuelas alternativas, privadas, pequeñas; la clase de escuelas que los demás miran como «medio raras». Yo estoy dispuesto también a ayudar a escuelas que quieren ser más activas y más innovadoras. Pero una tal escuela tendrá que estar dispuesta a ir más allá del marco de sus tradiciones y reglamentos. Y tendrá que estar dispuesta a defender su libertad para hacerlo. De otro modo, nadie en el mundo les podrá ayudar a innovar.
Un gran problema del sistema escolar es que es muy reglamentado y muy uniformado. Es como un tremendo bloque de piedra uniforme, que no se deja mover. Los funcionarios controlan todo el tiempo si los profesores siguen haciendo lo mismo como siempre. ¡Así no se puede innovar! Este sistema tendrá que decidirse: ¿queremos ser reglamentados, o queremos innovar? Es que no se puede reglamentar la innovación. Por definición, innovar es salirse del marco de lo conocido.

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Las escuelas privadas tienen un poco más de libertad, y por eso unas cuantas de ellas son innovadoras. Pero están como atadas con cadenas a este gran bloque del sistema estatal, y por eso no pueden moverse muy lejos. Y muchas escuelas privadas no tienen ninguna intención de innovar, que solamente quieren ganar plata con imitar las escuelas estatales.
Pero las familias educadoras son como estas aves que tienen libertad para volar. Constantemente buscan nuevos horizontes, nuevos caminos. Tenemos que innovar todo el tiempo. Y no estamos volando todos por los mismos caminos, hay una gran diversidad en el movimiento de la educación en casa. Por eso yo creo, por lo menos en la situación actual, que este es el movimiento con las mejores posibilidades de producir innovaciones educativas.

Seguridad emocional y un ambiente de confianza para compartir

En la educación del futuro se ve que hay mucha interacción entre estudiantes, mucho aprendizaje colaborativo, retroalimentación mutua, intercambio de informaciones, evaluaciones entre pares … son oportunidades donde el estudiante tiene que ejercer su propio juicio.

Ahora, uno pensaría que eso debería darse en las escuelas también. Pero yo veo que la realidad es otra, por lo siguiente:
La enseñanza escolar – particularmente en América Latina – está muy centrada en el profesor. La única comunicación que sucede es entre el profesor y los alumnos; no hay casi nada de comunicación de los alumnos entre sí. Y especialmente la evaluación es hecha únicamente por el profesor.
También, los alumnos están en una constante competencia unos contra otros: quién es el mejor, quién saca mejores notas, quién alcanza el primer puesto y se gana una beca. Este ambiente de competencia genera el bullying, y mucha inseguridad emocional. – También los padres y los profesores, todos hablan de competitividad; no quieren la colaboración, quieren la competencia. Por eso, los alumnos que salen de este sistema no están preparados para el aprendizaje colaborativo.

En la familia no estamos en competencia. Los hermanos no están en una carrera unos contra otros. La familia es una comunidad colaborativa – por lo menos si los padres la dirigen en este sentido.
En la familia hay un ambiente de confianza, un ambiente emocionalmente seguro. Así es más fácil para los niños hacer preguntas, expresar su opinión, expresar también dudas y críticas. Hay mucho más comunicación individual. En la familia, el niño puede recibir asesoría personal e individual; eso es la forma de instrucción más eficaz, pero en la escuela es prácticamente imposible hacerlo, la interacción es casi siempre entre el profesor y los alumnos en conjunto, como grupo, pero no individual.

Por eso, muchos jóvenes educados en familia tienen una seguridad interior que les permite con más facilidad interactuar también en un ambiente online, participar en un foro de discusión o en un grupo de estudios virtual, se atreven a expresarse y hacer preguntas, eso no es ningún problema para ellos, mis hijos ya lo están haciendo.

Conclusiones y deseos

La educación en casa es entonces una preparación ideal para la educación superior del futuro. Y estoy hablando particularmente de un modelo que es flexible, que permite a los niños elegir según sus intereses y su nivel de comprensión; un modelo sin currículo rígido. Y yo veo que las familias educadoras, sobre todo en EEUU, están muy interesadas en las nuevas formas de educación virtual y libre. Ellas son probablemente el grupo más interesado en estos nuevos desarrollos.

Lo que deseamos entonces es, que se nos reconozca, también aquí en América Latina, como un modelo educativo válido, un modelo que puede existir independientemente de las escuelas, que no debe someterse a las escuelas, y que en muchos aspectos es incluso mejor que las escuelas. En EEUU, en Canadá, y en diversos otros países avanzados ya existe este reconocimiento.

Deseamos también que nuestros hijos tengan la oportunidad de certificar oficialmente sus estudios y sus conocimientos, sin que se les impongan trabas burocráticas. (Esta es una mayor inquietud del grupo peruano al que consulté previo a la conferencia.) Un buen ejemplo es Colombia, donde el ministerio de educación ha declarado oficialmente que la educación en casa es una opción válida:

«La alternativa de una educación sin escuela, no corresponde a una opción de mayorías (…); y por ello no está legislada por el MEN de manera explícita; y esto es entendible, porque las políticas públicas por su misma naturaleza, están diseñadas y tienden a ocuparse de las mayorías.
No obstante, como las leyes claramente responsabilizan de manera primaria a los padres de la educación de sus hijos, (…) la educación sin escuela puede ser una opción posible, siempre y cuando los papás garanticen al Estado que los niños están recibiendo una educación de calidad.
¿Y a través de qué mecanismos pueden llevarse a cabo estas opciones?, mediante los exámenes de validación que los niños y jóvenes pueden realizar. (…)» (4)

Aquí en el Perú, la situación legal es muy similar, también existe un reglamento acerca de la convalidación de estudios independientes; pero los funcionarios a menudo no quieren aplicar esta posibilidad, o solamente con muchas restricciones; muchos tienen todavía la idea de que los conocimientos no se pueden certificar, que solamente se pueden certificar las horas de estar sentados en clase. ¡Pero lo que importa son los conocimientos! Todavía falta mucha concientización en este sentido, los funcionarios del sistema escolar deben entender que se puede aprender también sin escuela, incluso mejor que en la escuela. En la educación superior, eso ya se está convirtiendo en una tendencia mundial. Hace falta que lo mismo se reconozca también en la educación básica.


 

Notas bibliográficas:

(1) Patrick Basham, John Merrifield y Claudia R.Hepburn, «Educación en casa: de lo extremo a lo corriente», Instituto Fraser, Vancouver 2007

(2) John Taylor Gatto, «Weapons of Mass Instruction», New Society Publishers, Canadá 2009

(3) German Doin y otros, «La educación prohibida», película documental

(4) Heublyn Castro Valderrama, Subdirectora de Referentes y Evaluación de la Calidad Educativa, Ministerio de Educación Nacional de Colombia. Ponencia en el congreso «Un mundo por aprender», Bogotá 2009-2010.


No Responses to “Educación en casa: la preparación ideal para la educación superior del futuro”

  1. Y0 enseñ0 a mi hija en casa, es una gran c0sa !!!

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