La discusión acerca del sistema escolar es constantemente oscurecida por el uso propagandístico de ciertos términos que en realidad tienen un significado muy distinto. En este respecto he señalado en repetidas ocasiones como la palabra «educación» está siendo abusada por los proponentes de una escolarización total. «Educación» no significa «escuela»; y el supuesto «sistema educativo» no tiene derecho de llamarse así, porque este sistema solamente «escolariza», pero no «educa». (Vea «Por qué las escuelas no educan«.) Es un engaño al público cuando se hace aparentar que «educación» sea equivalente a «escuela». Deberíamos correctamente hablar de un «sistema escolar«, pero no de un «sistema educativo», cuando nos referimos a lo que el estado y las escuelas hacen.
En esta oportunidad deseo señalar otra palabra que fue igualmente puesta al servicio de una propaganda no honesta, y usada en un contexto contrario a su significado verdadero. Es la palabra «escuela pública».
Según el diccionario, «público» significa «perteneciente a todo el pueblo», y «sometido al examen de gentes ajenas al círculo de la intimidad». Una «plaza pública» es un plaza donde todo el mundo tiene acceso; todo el mundo puede usarla. Una «audiencia pública» es una audiencia donde todo el que quiere puede entrar y ver y escuchar lo que sucede allí. Pero todavía no he visto a ninguna «escuela pública» que fuera realmente «pública» en el sentido mencionado.
Ninguna «escuela pública» permite a «gentes ajenas al círculo de la intimidad», entrar a un salón de clases y observar cómo enseña el profesor allí. Ni mucho menos permite a «gentes ajenas» hacer un «examen» de sus actividades. La «escuela pública» no rinde cuentas a nadie que no sea parte del mismo sistema escolar.
En teoría y según todo derecho, los padres son los encargados y responsables de la educación de sus hijos. Pero un padre que tiene a sus hijos en una «escuela pública», no recibe acceso ni siquiera al aula donde estudia su propio hijo. Siendo parte del «público», ¡este padre se ve incomunicado de su hijo por la «escuela pública», durante la mayor parte del día! En realidad estas escuelas deberían llamarse «privadas», porque allí los padres se ven privados de su derecho de velar por la educación de sus hijos.
¿Y qué de «perteneciente a todo el pueblo»? Las «escuelas públicas» no pertenecen al pueblo; pertenecen al «ministerio de educación» (correctamente debería llamarse «ministerio escolar»). Es el ministerio de educación y sus dependencias locales que nombran, contratan o despiden profesores; el «pueblo» no tiene voz ni voto en esos procesos. (A diferencia de países como Estados Unidos o Suiza, donde tradicionalmente las «escuelas públicas» son administradas por gremios elegidos democráticamente por todos los ciudadanos habitantes del distrito respectivo. Pero también en esos países, esta tradición democrática se debilita cada vez más.)
Las «escuelas públicas» almacenan grandes cantidades de materiales educativos a los que ni siquiera sus propios alumnos tienen acceso. La mayoría de las escuelas secundarias tienen laboratorios de química, física y biología; pero como reportan los alumnos, casi nunca reciben la oportunidad de realizar algún experimento o alguna investigación en estos laboratorios. – El «ministerio de educación» del Perú hizo repartir grandes cantidades de regletas Cuisenaire y otros materiales de matemática a las escuelas primarias; pero los alumnos nunca pueden usarlos, sea porque los profesores no tienen idea de como usarlos, o porque tienen miedo de que los alumnos podrían perder o malograrlos. Si esas escuelas fueran «pertenecientes a todo el pueblo», ¿por qué el pueblo no tiene acceso a sus pertenencias?
En resumen, el «público» en general no tiene acceso ni uso ni derechos en las así llamadas «escuelas públicas». Por tanto, en el nombre de la honestidad, ya no usemos esta palabra. Llamemos esas escuelas con su nombre correcto, que es «escuelas estatales» o «escuelas gubernamentales», porque eso es lo que son: escuelas administradas por el gobierno estatal. De «públicas» no tienen nada.